EPOC, una enfermedad crónica a menudo prevenible y tratable

Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC)

Marta Chavarrías

3 de diciembre de 2020 06:01 h

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Tos persistente, sensación de falta de aire, sibilancias o presión en el pecho son algunos de los síntomas que suelen tener las personas con Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC). Puede ocurrir que al principio la EPOC no cause molestias o que estas sean leves, pero a medida que la enfermedad avanza, los síntomas empeoran y se agravan. 

A pesar de los avances para mejorar la progresión de la enfermedad, mata a más de tres millones de personas en todo el mundo cada año, según un estudio publicado en The Lancet en 2017. 

Qué causa la EPOC

Las personas con EPOC tienen que trabajar más para respirar, cosa que puede provocar falta de aliento, cansancio, etc. Para entender bien qué es esta enfermedad, es importante saber antes cómo funcionan los pulmones. El aire que respiramos baja por la tráquea a una especie de tubos que van hacia los pulmones. 

Estos tubos se ramifican en los pulmones en infinidad de pequeños y delgados, los bronquíolos, que terminan en una especie de racimos de uva de pequeños sacos de aire de forma redondeada, los alvéolos, que son elásticos. En los alvéolos transitan unos pequeños vasos sanguíneos, los capilares.

Cuando el aire llega a los alvéolos, el oxígeno pasa por sus paredes a la sangre de los capilares. Cuando inhalamos, los alvéolos se llenan de aire y se inflan como si fueran un globo; cuando exhalamos, se desinflan. En la EPOC, la cantidad de aire que entra y sale por las vías respiratorias es baja porque los alvéolos y los bronquios pierden elasticidad por varios motivos:

  • Porque las paredes que separan los alvéolos están destruidos y pierden elasticidad (enfisema).
  • Porque los bronquios producen más mucosidad que en condiciones normales y se obstruyen (bronquitis crónica).

En la mayoría de los casos, la EPOC se desarrolla por motivos como:

  • El humo del tabaco: es la causa más frecuente de EPOC. Hasta el 75% de las personas que padecen la enfermedad fuman o solían hacerlo, según datos del Instituto Nacional del Corazón, los Pulmones y la Sangre (NHLBI). Esto incluye si se fuma, si se ha fumado en el pasado o si hemos estado expuestos al humo del tabaco de forma pasiva. Fumar causa irritación y cicatrices en las paredes internas de las vías respiratorias, lo que aumenta el riesgo. Esta inflamación persistente en el tiempo conduce a cambios permanentes en el pulmón.
  • Exposición ambiental a polvo en ciertos trabajos, productos químicos y contaminación del aire interior y exterior.
  • Condiciones genéticas y hereditarias: una rara condición genética llamada deficiencia de alfa-1 antitripsina (AAT) también puede causar EPOC.

La espirometría es una prueba de respiración sencilla que mide la capacidad para inhalar y detectar si las vías respiratorias están estrechas. Pero, en caso de duda, también puede realizarse una radiografía de tórax, un escáner torácico o comprobar los niveles de saturación de oxígeno. 

El diagnóstico no suele hacerse antes de los 50 años, sobre todo en hombres, aunque el número de mujeres afectadas va en aumento porque también sube la tasa de mujeres fumadoras.

Tratamiento para respirar mejor

El tratamiento para la EPOC generalmente implica aliviar los síntomas porque el daño en los pulmones, en la mayoría de los casos, no se puede revertir. El más habitual es: 

  • Dejar de fumar: si fumas, el primer tratamiento y más eficaz para la EPOC es dejar de hacerlo. Hacerlo previene el daño adicional en los pulmones y reduce la probabilidad de contraer infecciones en el pecho, tos y acumulación de moco. 
  • Vacunarte contra la gripe: la vacuna te protege contra esta enfermedad y reduce la posibilidad de un brote. 
  • Tomar la medicación prescrita: aunque los medicamentos no curan la EPOC, sí pueden mejorar los síntomas y evitar los brotes (exacerbaciones) que pueden conducir a una pérdida adicional de la función pulmonar. Se incluyen aquí los broncodilatadores para ampliar las vías respiratorias (son, según un estudio publicado en Clinical Pharmacology and Therapeutics, el pilar del tratamiento farmacológico de la EPOC); antiinflamatorios como esteroides para reducir la inflamación de las vías respiratorias; antibióticos para tratar infecciones. Con la excepción de estos últimos, la mayoría de medicamentos contra la EPOC se tienen que tomar todos los días, en la mayoría de los casos durante toda la vida.
  • Oxigenación suplementaria: en algunas personas, la EPOC también puede hacer disminuir el nivel de oxígeno en la sangre. No debe confundirse la respiración con niveles bajos de oxígeno (las personas con EPOC pueden tener dificultad para respirar pero un buen nivel de oxígeno).
  • Rehabilitación pulmonar: los programas de rehabilitación pulmonar son ejercicios supervisados para las personas que tienen problemas respiratorios.
  • Mantener una vida activa y saludable: el ejercicio moderado ayuda a que la sangre circule y a que el corazón envíe oxígeno al cuerpo, fortalece los músculos respiratorios y, por tanto, facilita la respiración. Caminar, ir en bicicleta o nadar son un buen ejemplo de cómo realizar ejercicio aeróbico. Basta con media hora unas cuantas veces a la semana, apunta la Asociación Americana del Pulmón.

Con todos estos tratamientos, ¿la EPOC desaparece? El término crónico en enfermedad pulmonar obstructiva significa que los síntomas pueden mejorar cuando una persona deja de fumar, se toma la medicación regularmente o asiste a rehabilitación pulmonar. 

Pero el daño en los pulmones está ahí, no desaparece. Por tanto, la EPOC es una condición para toda la vida. Aunque el aliento y la fatiga no desaparecen del todo, sí se puede aprender a gestionar la enfermedad e intentar llevar una vida lo más normal posible.

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