Viento del Norte es el contenedor de opinión de elDiario.es/Euskadi. En este espacio caben las opiniones y noticias de todos los ángulos y prismas de una sociedad compleja e interesante. Opinión, bien diferenciada de la información, para conocer las claves de un presente que está en continuo cambio.
Hasta los ........
El Gobierno Vasco equipara la muerte de Cabacas a la de Miguel Ángel Blanco, Lasa y Zabala, o a la de aquellos que murieron de un tiro en la nuca o un coche bomba. Un Gobierno que al hablar de la Ertzaintza es incapaz de distinguir víctimas como sus ertzainas, asesinados a tiros por la espalda o al arrancar sus coches para ir a trabajar, por la única razón de ser ertzainas, o aquellos que murieron cumpliendo su deber de evitar otras víctimas. Y equipara un caso aún en instrucción donde la única responsabilidad hay que buscarla entre quienes eligieron el material antidisturbios que ocasionó esta muerte, que diseñaron las tácticas de actuación de sus funcionarios o, incluso, que programaron y dotaron la escala de mando responsable de la toma de decisiones. Ese mismo Gobierno, responsable de todo aquello, permite ahora que se equipare estas víctimas bajo la única justificación de que la muerte de Cabacas es también un hecho luctuoso.
Todas las muertes son luctuosas. El propio término es inherente a la muerte y se nos ocurre que quizá hayan buscado una justificación tan estúpida por no atreverse a usar otros términos como muerte dolosa o culposa, como también les reclaman desde EH Bildu; sería alinearse ya de forma clara con los radicales en su desquiciada afirmación de que Cabacas fue asesinado.
Prefieren seguir guardando la equidistancia, pero habiendo dado un paso que situaría a la Ertzaintza como un colectivo terrorista, como ETA o el GAL, cuando este cuerpo siempre se ha mantenido, y se mantendrá, en el extremo más alejado a esa sinrazón, a la que combatimos con nuestras vidas. Todos y cada uno de los ertzainas lo tenemos claro; quizá también porque hemos visto a compañeros asesinados por terroristas, pero parece ser que nuestros dirigentes no están igual de convencidos.
Nos preguntamos ahora dónde están nuestros responsables. Dónde está la Sra. Beltrán de Heredia. Dónde está el Sr. Gabirondo. Solo vemos que no están donde deberían estar, que no es otro sitio que defendiendo a la Ertzaintza, algo que han jurado hacer, impidiendo que una aberración como la que hoy copa la prensa haya llegado a suceder. No solo no lo han evitado, sino que además ahora callan, siguiendo el marcaje político al que deben sus poltronas.
Hace cuatro años que esta Consejera presentó el dichoso Horizonte 2016. Un plan cuyo único objetivo era mejorar la imagen de la Ertzaintza ante la ciudadanía. Hemos llegado a 2016 y lo que sí ha conseguido es permitir que se equipare la Ertzaintza a un grupo terrorista. No vamos a exigir la dimisión de estos responsables porque es inútil. Pero sí les advertimos que cuando se crucen con uno de nosotros, sus ertzainas, verán en nuestros ojos la ira, vergüenza y asco que todos, sin excepción, estamos sintiendo hoy. Y entonces, si aún les queda un mínimo de decencia, deberán ser ellos los que bajen la vista avergonzados.
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