Viento del Norte es el contenedor de opinión de elDiario.es/Euskadi. En este espacio caben las opiniones y noticias de todos los ángulos y prismas de una sociedad compleja e interesante. Opinión, bien diferenciada de la información, para conocer las claves de un presente que está en continuo cambio.
Los 'indepes' malversadores
Los “indepes” catalanes se harán alemanes. Tal se desprende de los desmedidos halagos con que han premiado el veredicto de los jueces alemanes que han tildado a Puigdemont de tramposo y ladronzuelo. Ya están muchos de ellos pidiendo permiso para empadronarse en domicilios de la región de Schleswig-Holstein, cuyo Tribunal de Justicia se ha pronunciado acusando a Puigdemont y a sus cómplices de malversar, es decir, de “disponer ilícitamente de los caudales ajenos que administra uno” (sic. Diccionario Larousse). Lo grave es que los caudales ajenos pertenecían al “pueblo”, que es un término sublime cuyo significado debe tener que ver con las leyes que nos han de afectar y obligar a todos, incluido al President.
Cuando alguien, como yo en este caso, lee los textos de la sentencia se enmaraña en un lío de interpretaciones importante. Curiosamente, aunque no estemos ante delitos idénticos, la “dureza” del Juez Llarena al involucrar al “huido con el rabo entre las piernas” Puigdemont, contrasta con la benignidad misericordiosa de los jueces que han venido trajinando con la Manada, pero los ciudadanos de a pie y los medios de comunicación (no solo los afines) apenas se pronuncian contra los jueces alemanes, más bien ensalzan su decisión para, de ese modo, desacreditar a la Justicia española. Es decir, que no hubo “rebelión” (“desobediencia o resistencia violenta hecha a la autoridad”, según el citado diccionario), ni hubo “sedición” (“tumulto o levantamiento ante la autoridad”).
Hay veces, casi siempre, que una imagen vale más que mil palabras, de modo que a los jueces que han dictaminado en la Audiencia de Schleswig-Holstein les hubieran aportado mucha luz las imágenes televisivas del día 1 de Octubre de 2017, así como las evoluciones y noticias de los medios de toda condición social o política, previos a ese día o posteriores a él. Si alguien cree que no hubo violencia ese día es porque no quiso verla. Si alguien se atreve a afirmar que el Gobierno y las Instituciones catalanas obraron ejemplarmente, incluso aceptablemente, en la preparación y culminación de los actos perpetrados ese día, o es ciego o es malintencionado. Si alguien no ve una prueba de culpabilidad manifiesta en la “puesta de los pies en polvorosa”, o evasión, de Puigdemont y unos cuantos “consellers” más en el día siguiente al percance, será porque cubre sus ojos y su frente (tras la que obran la comprensión de hechos y la inteligencia) con una mano opaca y amenazadora.
¿Es Puigdemont un rebelde? Nadie puede decir que no lo sea, a pesar de que su vestimenta sea la de un “gentleman” que se ha venido caracterizando por pisar charcos a tutiplén pero, eso sí, bien ataviado y sin ponerse ni una sola vez las botas de agua para no dar el cante. Por otra parte, haría bien alguna firma de dentífricos en convertirle en su representante o anunciante, pues es difícil encontrar a alguien que, estando amenazado en tal medida, no haya aparecido ni una sola vez en las imágenes de los periódicos con el rostro atribulado por las preocupaciones.
La Justicia es una señora con una balanza en la mano. Es una señora atractiva, pero su semblante guarda tantos secretos como misterios. No es una señora de carne y hueso, aunque pueda parecerlo. Para ser considerada diosa su imagen muestra demasiados rasgos humanos. Quizás por eso los humanos somos capaces de aceptar sus designios con el mismo nivel de aprobación como de desaprobación. En este caso que nos ocupa no me caben dudas de que Schleswig-Holstein se ha quitado de las manos el asunto casi sin saber dónde queda la Cataluña de Puigdemont, y sin ver ni una sola de las imágenes que vimos nosotros durante aquel 1 de Octubre, y los días anteriores y posteriores. Tampoco tienen por qué haberlas visto, porque la Justicia es sabia o, como poco, infalible. Pero, incluso aceptando el veredicto de la Audiencia regional alemana, no caben las euforias que enarbolan los “indepes”. A ellos les parece un delito “menor” el de la malversación, y respiran porque las condenas por ello son más suaves que las condenas por rebeldía o sedición…
… Pero nada más. Que sea lo que Dios y la señora de la balanza quieran, pero dejemos obrar al Juez Llarena, -que también es versado en Leyes-, y defenderse a los letrados “indepes”… Y, a poder ser, que los Gobiernos no interfieran, ni a favor ni en contra, porque en el punto en que estamos la mejor Política pasa por respetar a la Justicia que más y mejor entiende del asunto. Cataluña no es solo un problema político que se arregla en los despachos. También debe ser tenida en cuenta la palabra de los Tribunales de Justicia.
Nota: ¿Imaginan ustedes que la acción, o acciones, de los “indepes” catalanes hubieran tenido lugar en alguna región alemana, protagonizada por “indepes alemanes”? Yo sí, no hubieran tenido tiempo de huir a ningún sitio.
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