De la “Marcha Verde” a la “Marcha Azul”

Se cumplen ahora 50 años de la “Marcha Verde” que el rey de Marruecos Hassan II organizó contra España en el Sáhara Occidental (S.O.). Y también 50 años de otros acontecimientos que desembocaron en el caótico abandono por parte de España de la que hasta entonces había sido su colonia en el norte de África. La agonía y muerte de Franco, el comienzo de la huida del Ejército español, la firma del ilegal Acuerdo de Madrid (o Acuerdo Tripartito de Madrid), el comienzo de la guerra del Frente Polisario contra Marruecos y Mauritania y las primeras declaraciones internacionales como la incumplida Opinión Consultiva de la Corte Internacional de Justicia, emitida el 16 de octubre de 1975, hacen que ese año, el final de 1975, fuese en términos políticos, diplomáticos y geoestratégicos un perfecto fracaso.

En este marco temporal de referencia se cumple también una semana del inexplicable y cobarde “giro histórico” del Consejo de Seguridad de la ONU con la aprobación de una resolución en la que se asume la tesis marroquí de integración del S.O. en Marruecos a través de una imposible autonomía a esos territorios actualmente ocupados militar y policialmente. Parece que la “Marcha Verde” se ha convertido ahora en la “Marcha Azul” -color emblemático de la ONU- que protagonizan por la vía de hecho el club de seguidores de Donald Trump en Naciones Unidas.

Entrando en el fondo de este asunto, hay que decir que la aprobación de la Resolución 2795 por parte del Consejo de Seguridad no se puede analizar de manera aislada, sin tener en cuenta el contexto internacional actual, es decir, sin tener en cuenta los conflictos internacionales, especialmente los activos. Como han dicho portavoces del Gobierno saharaui, es una resolución contradictoria en sus propios términos. Siendo ello resultado de la forzada negociación que ha supuesto su aprobación.

Plantea la propuesta de autonomía como una propuesta más, como una de las opciones que sirva como base para la negociación del proceso político que permita al pueblo saharaui ejercer su derecho a la autodeterminación. Este derecho no es un concepto interpretable. La Corte Internacional de Justicia estableció que sin consulta no hay autodeterminación.

El Consejo de Seguridad no es la Asamblea General de la ONU; son sólo un grupo de Estados. En ningún caso cabe afirmar que es el posicionamiento de los Estados ni de la sociedad civil, la cual siempre se ha mostrado a favor del derecho de autodeterminación del pueblo del S.O. No hay que olvidar que la República Árabe Saharaui Democrática (RASD) es miembro de pleno derecho de la Unión Africana.

La autonomía puede ser una opción, y es lo que plantea la Resolución aprobada el pasado 31 de octubre, pero debe respetar el derecho de autodeterminación del pueblo del Sáhara Occidental. Puede ser una base, pero no la solución si no es lo que el pueblo saharaui decide de manera democrática. La labor de la MINURSO (Misión de Naciones Unidas para el Referéndum del Sáhara Occidental) es la organización de ese preciso referéndum. Esa misión se mantiene en la actualidad, no ha cambiado de función y es el objetivo último porque es la garantía de que el pueblo del Sáhara Occidental pueda ejercer su derecho a la autodeterminación.

Y en estos 50 años transcurridos desde la jugada de Hassan II uno de los elementos a tener en cuenta es que han saltado por los aires todos los argumentarios de los partidarios en España de la política de memorias. La histórica, la democrática, la civil, la humanitaria. Todas han quedado reducidas a escombro en el caso de la actuación del Gobierno de Pedro Sánchez y su inexplicada ciaboga con la carta enviada hace algo más de tres años a Mohamed VI en la que unilateralmente asumía las tesis marroquíes de la ocupación y el destierro.

Ha fallado la memoria histórica al no haberse procedido con el Sáhara Occidental como se hizo con la inmensa mayoría de las colonias en manos europeas. Ha fallado la democrática al no haber dejado al pueblo saharaui ejercer el derecho básico en los procesos de descolonización, que es el Referéndum de Autodeterminación previsto en la Resolución 1514 de la ONU. También ha fallado la memoria civil, al haber dejado al pueblo saharaui sin patria, desprotegido y desamparado en sus derechos ciudadanos, sobre todo después de haber sido “provincia” española durante unas décadas. Y ha fallado la humanitaria, al tener que estar la mayor parte de la población saharaui recluida en los campamentos de refugiados de Tinduf en Argelia viviendo la mayor de las pobrezas en el peor de los sitios, la hammada sahariana.

De la traición de Sánchez al nuevo fracaso de Naciones Unidas, de la “Marcha Verde” a la “Marcha Azul”. 50 años después, de la descolonización a la ocupación. De la memoria al olvido. En cualquier caso, los saharauis no se cansarán y muchos les acompañaremos en su travesía del desierto.