Los límites del 'modelo PNV': el acero chino y los michelines de Miñano

Lo ha hecho una vez más. El PNV estos días ha lanzado una propuesta, ante el creciente envejecimiento, de una Seguridad Social vasca público-privada, confiando en la eficacia de su comodín ideológico, de su exitoso mantra, el “nosotros lo hacemos mejor”. 'Modelo PNV' lo suelen llamar.

No soy de los que piensa que el PNV agrupe buena parte de las miserias y torpezas imaginables. A pesar de no pocas discrepancias políticas, creo que el centenario partido fundado por Sabino Arana, actualmente ha sabido situarse (no sin ambigüedades, contradicciones y péndulos), sobre un ideario en el que la cohesión social y nacional de la sociedad vasca priman sobre otras de sus almas, siempre latentes, como la neoliberal o la del enfrentamiento identitario. Además sé bien que en su larga historia ha tenido multitud de militantes y representantes dedicados con honradez a la búsqueda del bien común del país.

Con todo, después de 35 años de hegemonía en Euskadi, creo que la propuesta política del PNV adolece de dos grandes limitaciones para mejorar el futuro de nuestra sociedad en clave de igualdad social y pluralismo. Por un lado una receta ideológica obsoleta frente a la revolución, que constituye la globalización neoliberal. Y por otro, la gangrena del clientelismo, después de tantos años en el poder. Vayamos por partes.

Todo simplismo ideológico tiene el riesgo de taponar las alternativas viables. Y en estos largos años de crisis, hemos podido comprobar la ineficacia del uso mágico del discurso país-empresa competitiva, el supuesto supremacismo del autogobierno vasco, que todo lo podía. Decenas de ejemplos lo refutan. Hace pocos días hemos sufrido el huracán del acero chino sobre Sestao, que en realidad cae sobre toda Europa. ¿Y es que después de Fagor, Cegasa, Ramón Vizcaíno, Babcock, Corrugados Azpeitia y tantos otros miles de puestos de trabajo de calidad destruidos, todavía alguien puede plantear que la solución al declive que vivimos va a venir principalmente de mas y mas autogobierno?

Muchos de los retos clave que abordan nuestras sociedades no tienen salida buena con la lógica neoliberal centrada en ser un país competitivo en un mercado global, carente de controles democráticos. Tampoco hay esperanza ambicionando un sillón más en el club de los Estados-nación, que hoy atenaza el proyecto de Europa. Donde cada gobierno va a negociar “qué hay de lo mío”, sin una voluntad política mayoritaria, superadora de los ombliguismos particulares.

Lo viene repitiendo el ex-ministro de finanzas griego, Yanis Varoufakis, tras experimentarlo en carne propia: no hay refugio posible en los egoístas Estados-nación. Solo las alianzas amplias, la cooperación sin fronteras, la voluntad política internacionalista, pueden devolver a la política la capacidad de responder a los retos que nos golpean. En ese pulso la política tributaria del PNV, con las vacaciones fiscales vascas como paradigma, ha apostado justamente por el camino contrario. Y ahora con las pensiones con label, el PNV, como el avestruz, pretende afrontar nuestros serios problemas, mirando en nuestro ombligo. Lo que podría convertirse en una emulación de la orquesta del Titanic.

La otra gran limitación que muestra el proyecto jeltzale, ya la señaló hace años su máximo dirigente, todo un presidente del EBB, cuando habló de quienes sobre todo miran por sus intereses personales, los michelines del PNV, lo llamó. Y es que tras demasiado tiempo acumulando un gran poder político institucional es difícil no desarrollar redes clientelares, que acaban atrofiándolo todo, en perjuicio del mérito, la capacidad y la savia nueva.

En Euskadi, como en tantos sitios, la afinidad política ha primado demasiadas veces sobre la igualdad de oportunidades y la meritocracia. Un fenómeno agravado por lo que en principio es una virtud del PNV, tener mucha militancia siendo un país pequeño, y además contar con gente preparada en casi todas las áreas. Gente preparada, pero no siempre los mejores. Esto a veces se ha manifestado vía clientelismo y puertas giratorias legales (Euskaltel y decenas de sociedades mercantiles conectadas con el sector público). Otras veces mediante corrupción ilegal, como en las Haciendas de Bizkaia e Irun, o como ha señalado el juez instructor en el caso Miñano (mas conocido como caso de Miguel), la mayor investigación de corrupción contra el PNV, cuyo juicio se prevé después de verano. Y que bien podría ser uno de los motivos para que Urkullu quiera adelantar las elecciones vascas.

En todo caso el amiguismo no ha sido el único mecanismo que explica la colonización política de instituciones clave del país. Y es que a pesar de contar en la materia con un lúcido ideólogo, ex-euskadiko, de profundas convicciones pluralistas, la política lingüística, mas concretamente la de perfiles, no pocas veces en la práctica se ha usado de manera perversa.

Un ejemplo claro reciente es el único ERE de todo el sector público vasco, el de Radio Euskadi, donde han despedido a trabajadores con más de 15 años de carrera, por no acreditar el PL4 para trabajar en castellano. Las consecuencias sobre la pluralidad de la plantilla de esa purga lingüística son conocidas. Optar por los muros y no por los puentes, elegir que intentar aprender euskera en un euskaltegi cueste económicamente diez veces más, que estudiar catalán, son decisiones en absoluto neutrales para las oportunidades laborales de los distintos sectores sociales, y para la pluralidad de un país.

En definitiva, no vivimos en el peor de los países posibles, pero una agotada receta que no da solución a los problemas reales, y un sedimentado clientelismo, son razones suficientes para plantear una alternativa de cambio en el próximo Parlamento vasco. Vistas las últimas elecciones, estamos ante una oportunidad histórica. Y además hay mimbres para dar una respuesta plural a la altura. El reto va a ser articularlo en estos pocos meses.

A por ello...