¡Un Podemos para los que faltan! ¡Expulsemos a los críticos para dejarles sitio!

Resulta cuando menos insultante oír en palabras de errejonistas de pro como Eduardo Maura, Nagua Alba o Lander Martínez (que conforman la dirección de Podemos en Euskadi), hablar de transversalidad y de abrir Podemos a los que faltan, cuando luego, en el día a día, sus actuaciones indican todo lo contrario, al llevar a cabo prácticas y medidas represivas que no dejan lugar a dudas sobre sus intenciones: eliminar cualquier disenso y dejar expedita la vía para las nuevas incorporaciones, los supuestos transversales que vendrán a nuestras filas a recuperar la ilusión.

Sí, prácticas y medidas represivas. Esta dirección, aprovechándose de un modelo que ahora parece que les es ajeno (recordamos que fueron parte del equipo de Claro Que Podemos, mayoritario en Vista Alegre I), se está dedicando, por activa y por pasiva, a la limpieza del crítico. Limpieza que llega a todos los rincones y tipo de gente (apoderados de Juntas en Araba y Gipuzkoa, concejales, militantes…) amparándose en la actuación totalmente arbitraria de una Comisión de Garantías (CdG) dependiente y subordinada a los intereses de la dirección (no en vano sus componentes fueron parte de la candidatura de Maura, Nagua y Cía. al Consejo Ciudadano Autonómico).

De hecho, la CdG actúa sin ningún marco de proporcionalidad ante los problemas y supuestas infracciones, y sin ninguna lógica, saltándose las propias normas recogidas en los estatutos o los reglamentos existentes.

En este sentido, la CdG ha expulsado y suspendido de militancia a compañeros aun cuando la persona encargada de la instrucción propusiera el archivo de la causa. El grupito de garantías toma posición férrea y… limpia la casa.

Pero no solo la CdG actúa incumpliendo las normas, también el CCA. Así, se ha dado la circunstancia de que cuestiones que debían ser debatidas y, tomada la decisión correspondiente en el seno del CCA, se han tomado en el Consejo de Coordinación (o más grave aún, vía telegram).

Como muestra tenemos el caso, con ocasión del debate de los presupuestos 2017, de lo acontecido con el grupo juntero de Araba, donde el Consejo Coordinación, arrogándose una competencia que no le corresponde, y sin reunir a la comisión de coordinación institucional, asumió la versión de la portavoz (sin oír la versión de la otra parte -que es mayoría-), y declaró rebelde a la mayoría de los miembros de Podemos en las juntas alavesas. Para más escarnio, resolvió quitar la liberación a dos de ellos. Por tanto, hizo lo que ni la empresa más represora haría, porque la ley lo prohíbe: suspender de sueldo, sin hacerlo de empleo.

Lo más curioso es que el Consejo de Coordinación, de cara a la postura a tomar sobre los presupuestos en otras diputaciones, ayuntamientos y parlamento vasco, no ha discutido ni analizado los mismos de forma colectiva ni coordinada, por lo que no ha habido orientación de voto en los debates presupuestarios… Entonces, ¿Por qué en Araba sí? ¿Sería el motivo de que el grupo juntero alavés era díscolo con la actual dirección del CCA de Euskadi?

Larga es la lista de las extrañas actuaciones en las que la CdG está incurriendo - como la de incluir en expedientes la negativa a pasar dinero a Podemos de una agrupación electoral municipal, cuestión, por cierto, contraria a la Ley de financiación de Partidos políticos-, pero sólo me detendré a exponer el último caso del que he tenido conocimiento. Se trata del caso del militante al que se le expulsa del partido supuestamente por llamar mentirosos a otros compañeros y por quitarles de administradores de Facebook, cuestión no probada pero que incluso de ser cierta, en ningún caso la sanción debería ir más allá de una reprobación, pues no olvidemos que en la determinación de las sanciones rige el principio de proporcionalidad, lo que supone que debe existir una correspondencia entre la infracción y la sanción, con interdicción de medidas innecesarias o excesivas; por lo tanto, las sanciones deben ser razonables, congruentes y acordes a la infracción cometida, nunca excesivas ni ejemplarizantes ni excusa para llevar a cabo purgas internas.

Y esto es lo que está sucediendo ahora en Euskadi, de la mano de una dirección llena de errejonistas confesos que, de cara a Vista Alegre II, se llena la boca con las palabras descentralización, pluralidad, democracia, limitación de poderes, comisiones de garantías independientes, etc; pero que en su actuación diaria practica la centralización, la persecución de la pluralidad, el autoritarismo, la negación del debate, la simulación de participación…; y premia, la sumisión, la endogamia, el servilismo, y las actuaciones arbitrarias e inquisitoriales de una funesta CdG.