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El recuerdo de Yolanda ilumina las luchas actuales

Aitor Guenaga

Bilbao —

Fue un instante para la denuncia. Un momento para recordar la lucha por la transformación social a la salida del franquismo y unirla a las movilizaciones actuales en contra de los recortes y en defensa del Estado del bienestar. Pero sobre todo, el homenaje celebrado anoche en el barrio bilbaíno de Deusto, lugar donde nació Yolanda González, fue un momento para el reencuentro. Militantes del Partido Socialista de los Trabajadores (PST) -una minúscula escisión trostkista del PSOE en la que militó Yolanda González hasta que dos disparos del ultraderechista Emilio Hellín acabaron con su vida en febrero de 1980 en Madrid-, decenas de amigos, familiares como su hermano Asier, su compañero sentimental de la época, Alex Arizkun, su compañera de lucha Itziar Manteca... Todos quisieron estar en el salón de actos del Centro Bidarte de Deusto, que se quedó pequeño para tanto recuerdo, homenaje, solidaridad y denuncia.

La pancarta que presidía el acto con el lema “Investigación, Justicia, Responsables: Ayer y hoy contra la impunidad del fascismo y la complicidad del Estado” pretendía unir y hacer un paralelismo entre la situación de 1980, con un Emilio Hellín liderando un comando del Batallon Vasco Español (BVE) que asesinó a Yolanda, y 2013, con el mismo “aparante honorable individuo”, en palabras de Asier González, dedicado a asesorar e impartir formación a las fuerzas de seguridad del Estado. Desde 1994.

Cada uno de los que participaron en la mesa redonda aportaron su vivencia personal en una etapa en la que mucha gente pensó que se podía transformar de arriba a abajo las estructuras del franquismo y alumbrar una “democracia de verdad”. Itziar Manteca compartió luchas con Yolanda, a la que definió como “una militante revolucionaria, aunque ahora no está de moda decirlo. Reivindico una lucha que no ha perdido vigencia”, subrayó Itziar. Sobre todo porque “en esta pseudodemocracia no hay nada seguro. Ni que el fascismo no venga de nuevo cuando le salga del moño o del tricornio”, expresó de manera gráfica Itziar. Recordó su etapa en la que ambas se sumaban en Euskadi a las luchas obreras. Fruto de aquella solidaridad, unos trabajadores del Metal del Goiherri devolvieron la moneda en forma de regalo: una cadena con un lauburu que Yolanda llevaba orgullosa durante el año que pasó en Madrid.

Alex Arizkun echó la vista atrás y compartió con los presentes cómo se enamoró de aquellos “ojos vivos, inquietos, profundos, que buscaban con curiosidad todo lo que le rodeaba”. Desgranó aquella época de compromiso con Yolanda, la “firmeza de sus convicciones, con una madurez muy llamativa”. Una etapa en la que había poco espacio para el ocio y mucho para la militancia a tiempo total. Arizkun recordó que Yolanda, con 19 años cuando fue secuestrada y asesinada, era la única mujer matriculada en el Instituto de Electrónica en el barrio madrileño de Vallecas. Casualidades de la vida, su asesino era un experto en electrónica, algo que le ha servido para asesorar hoy en día a las policías españolas, autonómicas y a la policía local de Madrid. El compañero sentimental de Yolanda denunció la impunidad que ha rodeado a Hellín, pero puso los toques más íntimos de Yolanda: sus lecturas de Baroja, Carpentier o Tolstoi, su gusto por las pinturas negras de Goya o el recuerdo de aquel jersey violeta -el color de la lucha feminista- que le regaló su madre Lidia y que llevaba el día que fue asesinada por dos balas en la cabeza disparadas por Hellín.

“Seguiremos luchando”

Pero nadie quiso ayer limitarse a un “recuerdo nostálgico”. Su hermano habló de la “batalla democrática” en la que todos se han embarcado para denunciar la impunidad de Hellín y de todos esos “Hellines que se mueven en las instituciones. Queremos conocer quiénes son los que le han introducido” de nuevo en el mundo policial. Asier reconoció que se han “reabierto muchas heridas”, pero apuntó que ha preferido quedarse con la solidaridad y con el “reencuentro de unos ideales que nos están uniendo a todos”.

El presente lo puso una joven líder estudiantil que ahora se moviliza en la calle contra la reforma Wert. De la Ribera de Deusto, como Yolanda, la joven Ane Morales denunció la Lomce y negó con rotundidad que vaya a servir para “luchar contra el fracaso escolar” como proclama el ministro. Con una intervención íntegramente en euskera, arrancó los aplausos del público cuando se emocionó al vincular su lucha con la de Yolanda y no pudo reprimir unas lágrimas. “Yolanda luchó por un causa, la mataron por una causa y esta causa todavía existe, y esa misma lucha continúa.. y que nosotras y nosotros seguiremos luchando”.

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