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Ezkio/Itsaso, el pequeño pueblo del interior de Gipuzkoa que luce una estación de AVE sin trenes

Entrada principal de la estación del AVE de Ezkio/Itsaso

Iker Rioja Andueza

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Ezkio/Itsaso es un minúsculo municipio de la Gipuzkoa interior. Oficialmente tiene 601 habitantes y el pico no es menor, ya que por dos veces se han ganado elecciones por un solo voto y en una tercera ocasión hubo empate entre dos candidaturas locales que se dilucidó con una moneda al aire. De no ser por los tribunales, además, sería todavía más minúsculo, ya que se llegó a aprobar una escisión entre Ezkio e Itsaso que anuló el Tribunal Supremo. Sin embargo, esto no impide que Ezkio/Itsaso –conocido por ser cuna del ciclista profesional Álex Aranburu y por unas supuestas apariciones marianas en tiempos de la II República– tenga el honor de acompañar a las capitales de la comunidad autónoma como las únicas localidades con estación del futuro AVE. Es más, aunque los trabajos en Donostia ya avanzan, es el único lugar donde la terminal está ya “casi finalizada”, en palabras del consejero vasco responsable de Transportes, Iñaki Arriola.

Por carretera desde Donostia, el orden del municipio es el inverso: primero Itsaso y luego Ezkio. No hay ninguna señal en la travesía por el pueblo que indique el camino hacia la estación, pero, ya en Ezkio, un desvío hacia una colina con pintura sin desgastar y asfalto nigérrimo ofrece a los automovilistas una buena pista. En efecto, ese giro hacia la derecha desemboca en tres vías muertas que, quién sabe cuándo, serán accesos a la parada del AVE. En dos de ellas, unos cercados con candados impiden el paso. En la tercera, el asfalto deja paso directamente a un camino embarrado y casi impracticable. Desde fuera del vallado se aprecia ya el edificio. En la entrada principal están pintadas en el suelo lo que parecen futuras paradas de taxi o autobús. En la trasera, hay un camino pertrechado y una zona ajardinada que parece cuidada.

Sobre un cerro de Ezkio, en definitiva, se yergue ya la estructura completa de una estación que estaba llamada a ser clave en la denominada 'Y vasca', que toma su nombre por la forma que tiene el corredor de alta velocidad que conecta Bilbao, Vitoria y Donostia y que se une en el conocido como 'nudo de Bergara'. Que este municipio tenga una parada adquiere su sentido porque, en el diseño original de este macroproyecto cuyos primeros bocetos son de la década de 1980 y que se lleva construyendo desde 2006 sin visos de una próxima inauguración, la 'Y vasca' se iba a conectar con Pamplona desde aquí. Pero ahora ni eso es una certeza.

El Gobierno de Mariano Rajoy, en su momento, priorizó hacer esa conexión navarra por Vitoria, una alternativa mucho más económica que tunelar los montes que separan esta zona guipuzcoana de la vecina Navarra. Todos los planes desde entonces iban encaminados ya en ese sentido. Pero la controversia política sobre Ezkio/Itsaso ha sido fenomenal. Mientras el PP y el PNV defienden en Álava la opción vitoriana –y con vehemencia– sus colegas en Pamplona, integrados en Navarra Suma y Geroa Bai, demandan volver al 'plan A'. ¿Ir a Donostia teniendo que alejarse hasta Vitoria? ¿Tardar más hasta una ciudad cercana que hasta Bilbao? Ésas son algunas de sus argumentaciones, verbalizadas por el propio alcalde pamplonés, Enrique Maya.

Pero el ramal Pamplona-Ezkio/Itsaso supone 1.200 millones más que el Pamplona–Vitoria. Es lo que cuesta la Sanidad pública en Euskadi de enero a abril o las nóminas de toda la Ertzaintza durante dos años. Esos 55,1 kilómetros incluyen ocho cruces sobre el río Arakil, viaductos en el interior de Gipuzkoa y, particularmente, un túnel de dos tubos de 21 kilómetros bajo la sierra de Aralar. La solución salomónica planteada por el Gobierno socialista de Navarra es ir construyendo desde Pamplona hasta Alsasua, un ramal necesario para ambos recorridos, y estudiar más a fondo si es viable ese túnel que casi sería tan largo como el de Guadarrama que desemboca desde la meseta en Madrid.

En los últimos días, a petición de EH Bildu –una coalición que hace un marcaje muy estrecho de una infraestructura que ha criticado con vehemencia– el Gobierno vasco ha enviado información al Parlamento sobre la estación de Ezkio/Itsaso. En puridad, el corredor de AVE es competencia del Estado, al ser una infraestructura de interés general, pero en su momento se acordó agilizar las obras cediendo la construcción del ramal guipuzcoano de la 'Y' al Gobierno autonómico mediante una encomienda de gestión. Ahora se ha planteado replicar ese modelo para agilizar también los accesos a Bilbao y a Vitoria, mucho más retrasados que los de Donostia. Son obras que cambiarán radicalmente el urbanismo de las dos ciudades vascas más pobladas.

La documentación enviada a la Cámara muestra que, a mediados de 2022, el Ejecutivo vasco decidió rescindir el contrato con la empresa constructora de la terminal de Ezkio/Itsaso, Iparragirre Eraikuntzak. Aunque la estructura está ya finalizada, la Administración ha decidido no seguir invirtiendo dinero al no saberse los plazos reales en que podría estar operativo el nuevo ferrocarril. A las arcas públicas les compensa pagar de una tacada una indemnización equivalente al 6% de lo pendiente (102.124,77 euros más IVA, concretamente) que rematar las obras y costear la vigilancia para que no se vandalicen de aquí a la incierta inauguración (200.000 euros al año en seguridad privada, 40.000 euros al año en mantenimiento y 110.000 para acondicionar unas instalaciones paradas). Hasta ahora, según fuentes oficiales de Transportes, se han certificado alrededor de 1,8 millones de euros en estas obras, aunque hay pendientes algunas liquidaciones. Por la encomienda de gestión, el dinero lo adelanta el Gobierno vasco pero luego lo repercute al Estado con un descuento en el Cupo, que es la aportación de los territorios forales por las competencias estatales.

ETS (Euskal Trenbide Sarea, que es el equivalente autonómico a Adif) elaboró un informe en julio de 2022 que indicaba que la estructura de la estación estaba “completada” y la impermeabilización “terminada”. Quedaba pendiente la “revegetación” tras los movimientos de tierra de las obras y, sobre todo, los ornamentos de un edificio público. Es decir, “carpintería exterior”, “puertas automáticas”, “cerrajería”, tabiques, “acabados”, “pinturas y alicatados”, fontanería, luces, climatización, cámaras de vigilancia, pantallas y megafonía, cableados, salas de espera, despachos o canceladoras. “Todo lo pendiente de ejecutar requiere de mantenimiento periódico y vigilancia para evitar su sustracción o vandalización y muchos de los equipos aún mantenidos, de no utilizarse en un tiempo razonable desde la entrega de la obra, es muy probable que en el momento de puesta en servicio ya no sean operativos”, se indica.

Abel Caballero, alcalde de Vigo, era ministro del Gobierno central cuando se empezó a hablar del AVE vasco. A Sevilla llegó en 1992, para la Expo. Plazos prometidos como 2013 ó 2020 han quedado en nada. Ahora 2026 ó 2027 son algunas fechas que políticamente se han comprometido. El pasado verano estaban finalizados 27 tramos y había 13 en obras. En la zona concreta de Ezkio/Itsaso todos los viaductos están construidos. También en otros puntos, como a las afueras de Vitoria y Donostia. Pero su puesta en funcionamiento no es automática, ya que todavía habría que instalar lo que se denomina como “superestructura”, esto es, vías, catenaria y elementos de seguridad muy resumidamente. Ya se ha anunciado que el AVE se pondrá en marcha con soluciones “provisionales” de llegada a Vitoria y a Bilbao. De hecho, en este caso se quedará en Basauri. Y no solamente no está definida la conexión navarra. Hacia el sur sí parece más avanzado el tramo Vitoria–Burgos que conectaría ya hacia Madrid vía Valladolid. Pero desde la frontera de Irún–Hendaya hacia París no todo el corredor es de TGV.

“Y eso que esto es prioritario, ¿eh?”, explica Josemari, vecino del pueblo y exconcejal durante varios mandatos en una improvisada tertulia en el bar más cercano a la estación. Hay cuatro en el municipio, sumando las fondas de Ezkio y las de Itsaso. Se refiere a que “Europa” fija como una de sus arterias principales de comunicación, tanto para pasajeros como para mercancías, este eje Madrid–París que atraviesa Ezkio/Itsaso. Josemari es un convencido de las bondades de estas obras, aunque el sentimiento no es unánime. Los grafitis que ya decoran las paredes de la nueva estación lo atestiguan.

¿No es exagerada una estación en un sitio tan pequeño y sobre todo si no está claro si se hará por aquí la estación? “Sí, lo de Vitoria es más barato. Pero esto no es solamente para Ezkio. Tenemos cerca Urretxu, Zumarraga, Azpeitia... Está cerca de todo”, apunta Josemari poniendo en valor el número de habitantes de la comarca. Participa en la conversación también la encargada del bar. Llegaron alquilados allí en 2018. “La propietaria nos dijo que en enero del año siguiente estaría el tren y ya ves. Yo creo que ni en enero de 2029”, bromea. Colina arriba, la zona del ferrocarril permanece completamente desierta, en silencio, esperando a su próximo tren.

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