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Un informe interno contradijo la tesis de Urkullu de que Euskadi tenía más COVID-19 por hacer muchas pruebas

José Luis Quintas, viceconsejero de Salud

Iker Rioja Andueza

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A lo largo de la pandemia, las autoridades políticas y sanitarias vascas han repetido como idea-fuerza que una de las razones para que Euskadi tenga más incidencia de la COVID-19 en las sucesivas olas es que el Servicio Vasco de Salud (Osakidetza) realiza muchas pruebas. Incluso en la primera ola se repetía que la vasca era la región de la Unión Europea con más capacidad diagnóstica. Todavía en esta ola ahora acelerada por la variante ómicron ha sido un argumento al que se ha recurrido en ocasiones. Sin embargo, un informe interno del Departamento de Salud firmado por el 'número dos' de Gotzone Sagardui, el viceconsejero José Luis Quintas Díez, exponía en noviembre justamente lo contrario. El documento forma parte de la memoria justificativa enviada al Tribunal Superior de Justicia del País Vasco (TSJPV) para la validación de la exigencia del pasaporte COVID y ha sido remitido en los últimos días al Parlamento a instancias de Rebeka Ubera (EH Bildu).

La literalidad del informe era la que sigue: “La tasa de incidencia acumulada en 14 días en Euskadi en este mismo día, 12/11/2021, fue de 147 casos por 100.000 habitantes, es decir, más del doble de la tasa media española. Sólo una comunidad autónoma superaba ese día la tasa observada en Euskadi, Navarra, con 158 casos. Esta diferencia con el conjunto del Estado no puede explicarse por una mayor frecuencia de pruebas diagnósticas, ya que en estos momentos Euskadi presenta una de las tasas de pruebas realizadas por habitante más bajas de todo el Estado. La razón de pruebas diagnósticas positivas sobre pruebas realizadas el 12/11/2021 es superior al 6%, por encima del umbral del 5% que es el considerado adecuado. Esto sugiere que de realizar más pruebas diagnósticas de las actuales la tasa de incidencia declarada sería superior a la identificada actualmente”. Quintas lo redactó el 15 de noviembre.

Otro informe posterior, ya de diciembre, enfatizaba nuevamente que la pandemia en verdad estaba “infradiagnosticada” en Euskadi y que las tasas reales serían “aún más altas” que las declaradas. Ello se hacía para justificar la necesidad de suspender eventos navideños como las cabalgatas, medida que finalmente solamente aplicó Bilbao. En aquella ocasión, se ofrecía como dato que a mediados de mes el 4% de quienes entraban al hospital asintomáticos por razones diferentes a la COVID-19 y se hacían una prueba de control daban positivo, lo que sugería en la población general una incidencia de 4.000 puntos que unos pocos días después no solamente se ha alcanzado sino que se ha superado. Este documento estaba elaborado por el equipo técnico asesor del Labi, la mesa de crisis de la emergencia sanitaria. En esta fase, ese órgano está dirigido por los responsables de Salud y no por el asesor del lehendakari Jonan Fernández.

Tras la presentación del pasaporte COVID, el presidente del PNV, Andoni Ortuzar, ofreció una entrevista en Antena 3 y le preguntaron por las incidencias más altas en Euskadi. En ella, pidió que se mirara más a la presión hospitalaria, que era menor en comparación con otros lugares, según recalcó. “Lo que intranquiliza o tranquiliza no es tanto la tasa de contagiados como los ingresos en los hospitales y sobre todo en las UCI”, enfatizó para asegurar que en Euskadi “se hacen más pruebas”. “A lo mejor es que hacemos más pruebas”, ironizó nuevamente Ortuzar, que apostilló sobre los datos del resto de España: “Hay algo que suena un poco extraño”. La entrevista se realizó 24 horas después de que se anunciara la aplicación del certificado y 48 horas después del informe de Quintas.

Días antes, a finales de octubre, el propio lehendakari, Iñigo Urkullu, insistió en la idea: “Hablar de gestión caótica no responde a la verdad. Los resultados avalan la gestión desarrollada en Euskadi: menos personas enfermas, ingresadas en hospitales o en UCI, menos personas fallecidas que en nuestro entorno, más test realizados y más personas vacunadas”. Mostró además sus dudas por si los datos de otras zonas estaban infraestimados y solicitó que el Ministerio de Sanidad “aclare si la metodología de gestión sanitaria así como la gestión de los datos es similar desde el inicio de la pandemia en el conjunto del Estado”. Y, en diciembre, Urkullu dijo también: “Desconozco cómo están abordando las diferentes olas del virus en otras comunidades. En Euskadi desde el primer día estamos tratando de detectar todos los casos posibles, también los asintomáticos. Tener una tasa elevada conocida depende del número de test realizados. Éste es el primer paso”. Estas declaraciones las hizo en Pamplona el 10 de diciembre tras una reunión con María Chivite en la que también vaticinó que el pico de la ola estaba ya cercano.

En algunos momentos del otoño, cuando se incubaba este tsunami de positivos, Euskadi se situó en el puesto undécimo de autonomías con más pruebas (se incluyen Ceuta y Melilla, por lo que son 19 en total). En el último informe comparativo del Ministerio de Sanidad, hecho público el 30 de diciembre y que recoge de la semana anterior, Euskadi había escalado a la sexta posición. También ha estado algo más arriba algunos días. Suma 5.600,61 pruebas PCR, de saliva o de antígenos por cada 100.000 personas cuando la media española es de 5.131,71. Tiene por encima a Catalunya con 7.509, a Ceuta con 7.438, a Navarra con 7.377, a Madrid con 6.401 y a Extremadura con 6.282. La incidencia en ellas era en esa fecha de 1.915, 1.245, 3.810, 2.426 y 2.158, respectivamente y el informe atribuía a Euskadi 2.731.

No obstante, el sistema de detección de positivos ha cambiado de raíz en las últimas semanas con la generalización de las pruebas de farmacia. Este martes, la consejera Sagardui indicó que en 24 horas se habían llegado a incluir 3.000 positivos procedentes de esos autotest al sistema. Igualmente, los laboratorios privados han registrado incluso colas. Además, se está primando la rapidez de la prueba de antígenos frente a la aparente mayor precisión de la PCR. Asimismo, en muchos puntos de toma de muestras de Osakidetza ya no son los profesionales los que introducen el hisopo en las narinas y se pide a los propios pacientes que lo hagan en solitario. Esto supuso que el 29 de diciembre al récord de 11.712 positivos le acompañara otro, el 33.388 test en una sola jornada. Entre el 23 y el 29 de diciembre el equivalente al 8% de la población vasca se realizó una prueba de detección del Sars-Cov-2 (más todas las que no son comunicadas al sistema).

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