Novaltia, la 'huelga más larga de Europa', pasa factura a ELA
El 28 de marzo, hace apenas tres meses, acababa la huelga “más larga de Europa”. Tres años y ocho meses estuvieron parados los trabajadores de Novaltia capitaneados por el sindicato ELA, que sustentó la huelga con su 'caja de resistencia', la única forma de poder mantener en el tiempo huelgas tan largas. Después de ese largo conflicto consiguieron cerrar un acuerdo con la empresa con subidas salariales del 27% para toda la plantilla e indemnizaciones para cada uno de los huelguistas de 9.450 euros. Además, para el sindicato ELA, se pactó una indemnización de 1.345 euros (un euro por cada día de huelga). Tanto la indemnización al sindicato como la recibida por cada uno de los huelguistas, fue consecuencia del acuerdo con la dirección tras diversas sentencias judiciales contra la empresa por vulnerar el derecho a la huelga. En principio, todo un “éxito”, dijeron, que demostraba la necesidad del conflicto. Pero un éxito que les ha pasado factura. ELA ha perdido la representación que tenía en la empresa. Los tres delegados con los que contaba han pasado ahora a CCOO, que consigue la representación por primera vez en esta empresa de distribución de medicamentos y productos de parafarmacia.
Las nuevas condiciones pactadas por los huelguistas para poner fin al paro supusieron una mejora de las condiciones para todos los trabajadores de los centros de trabajo de Bizkaia de esta empresa, ubicados en Lezama y Zaratamo, aunque la compañía tiene domicilio social en Zaragoza. En total son 45 trabajadores, aunque la huelga la iniciaron 20 empleados, -es decir, algo menos de la mitad, y todos de ELA, lo que da idea de la polarización de la plantilla. Al finalizar el paro había 17 huelguistas con dos meses de vacaciones pendientes que, a su regreso a la empresa se encontraron con una convocatoria de elecciones que les sacó de la representación.
“La mayoría de la plantilla no estaba de acuerdo con la huelga que se hizo y por eso a raíz de la petición de una afiliada decidimos presentarnos”, señala Javi Gómez, secretario de Industria de CCOO de Euskadi. “Nosotros no cuestionamos la utilidad de la huelga cuando es necesaria, pero no puede ser un objetivo en sí mismo”, como, según afirma, es el planteamiento de ELA. Después de tres años y ocho meses de huelga, los trabajadores no querían arriesgarse a que se produjera otro conflicto similar, “si no conjugar la negociación con la movilización, ir a la huelga si es necesario, claro, pero agotando antes todas las posibilidades, no siendo el paro un fin en sí mismo”.
“¿Qué clase de paz social se consigue con esta maniobra?”, se pregunta por su parte Ibai Carranza, uno de los anteriores delegados de ELA en Novaltia, que no duda en afirmar que en todo el proceso “CCOO ha ido de la mano de la dirección de la empresa, con el objetivo de que ELA y los huelguistas no tuviesen representación”. “Un comité de CCOO compuesto por trabajadores que durante la huelga fueron esquiroles es lo mejor para la empresa”.
Carranza critica además que las elecciones se convocaron por parte de CCOO aprovechando que los 14 huelguistas que se reincorporaban a la empresa estaban de vacaciones. “CCOO ha sido un instrumento en modo de sindicato para favorecer las intenciones de la empresa”, dice.
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