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Aconsejan revisar los castaños nuevos para evitar la plaga de avispilla

Un castaño en otoño

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Investigadores de la Universidad de Extremadura (UEX) han alertado de que junio es un mes clave para evitar que se propague en Extremadura la avispilla y han aconsejado revisar tanto los castaños dedicados a la producción como los destinados a fines ornamentales que brotan este año.

La avispilla del castaño, Dryocosmus kuriphilus, partió desde Asia hacia Italia hace casi una década. Lo hizo por medio de material vegetal infectado y, desde entonces, se ha expandido por varios países de Europa, según informa la UEX en nota de prensa.

En España ya habían detectado hace algún tiempo la presencia de esta plaga en regiones de Málaga y Cataluña y ha sido este año cuando han saltado “todas las alarmas” en Extremadura pues se han encontrado algunos focos de este insecto, que de no tomarse las medidas oportunas, puede provocar “daños económicos importantes”.

A la luz de los descensos de la producción registrados en otros países europeos, el sector de la castaña de Extremadura vive momentos de preocupación.

Cooperativas, productores y administración pública ya han puesto en marcha controles y campañas informativas. Es más, desde el ámbito científico el mensaje que lanzan los investigadores es que hay que estar alerta, sobre todo en lo que queda de mes de junio.

Ángela Martín y Raúl Bonal, de la Escuela de Ingeniería Forestal y del Medio Natural del Centro Universitario de Plasencia, han explicado que la región se encuentra “en el año uno de la plaga, y es muy probable que todavía no haya adultos de avispilla (o haya muy pocos) haciendo puestas”, con lo que se puede parar su expansión.

Para ambos investigadores, la clave ahora pasa por la prevención, de modo que recomiendan que toda aquella persona que haya plantado un castaño debe vigilar y controlar el desarrollo de los brotes.

“Hay muchos castaños plantados por toda la región y, más allá de la labor de vigilancia que pueda hacer la administración, -dicen- es imprescindible que los propietarios se impliquen en esta tarea”.

Han aclarado que no hay que revisar todos los castaños, sólo los pequeños que se hayan plantado y que vayan a brotar por primera vez este año.

Para detectar que este insecto, originario de China, ha causado daños a la planta, el primer síntoma que debe tenerse en cuenta, según los expertos, es la aparición de una diminuta bola carnosa (agalla) en una hoja o en un brote.

Qué hacer

Si esto se produce, han precisado Martín y Bonal, se debe cortar la rama, destruirla por completo y acto seguido comunicarlo a la cooperativa local o a las autoridades de sanidad vegetal competentes.

“Si no se actúa rápido, la rama no se corta y se destruye antes de que la larva termine su desarrollo, el adulto puede salir de la agalla y volar a ramas altas, o castaños silvestres, donde no serán controlables”, han insistido.

Este año las agallas están todavía en castaños pequeños, recién puestos, que se pueden revisar bien, labor que debería iniciarse desde ya puesto que “en julio puede que sea demasiado tarde”.

Según han matizado, el insecto adulto es de pequeñas dimensiones, de tamaño similar a una semilla de tomate y vuela desde finales de junio hasta el mes de agosto, aproximadamente. En ese tiempo, la hembra hace la puesta en las yemas de las hojas que se abren en la primavera siguiente y las larvas comienzan su desarrollo.

La presencia de larvas en un árbol puede detectarse porque se forman en las hojas y en los brotes unas agallas, una especie de pelotitas, que van creciendo y tienen un color rojo y/o verde.

Es dentro de estas agallas donde se alimentan y desarrollan las larvas. Cuando terminan su desarrollo, han concluido, las larvas se transforman en pupa y, finalmente, salen de la agalla, en verano, ya como adultos, para iniciar su etapa de vida libre y reproducirse.

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