La nueva 'moda' en las contrataciones: reducir plantilla y tirar de los ‘falsos autónomos’
Trabajan lo mismo que el resto de sus compañeros y desempeñan la misma tarea. Pero su empresa les ha obligado a hacerse autónomo, como condición para seguir.
Es la figura del falso autónomo. Su empresa, para ahorrase los costes, le ha obligado a darse de alta como autónomos, pero no lo son. Desarrolla una jornada laboral completa, igual que la del personal en plantilla. Sin embargo ellos asumen todos los riesgos, ponen su material, y en caso de cesar, la cobertura que les ofrece la Seguridad Social es inferior.
La crisis ha multiplicado a los falsos autónomos
Esta es la situación laboral de muchos extremeños, empleados camuflados como trabajadores por cuenta propia. En la mayoría de los casos tienen peores condiciones laborales.
Es una modalidad que la reforma laboral, más allá de perseguir, terminó por consolidar. De hecho han sido muchos los empleados que fueron despedidos y que fueron 'coaccionados' por su empresa a darse de alta como autónomos si querían seguir trabajando.
En el mejor de los casos estas personas pueden llegar a ser ‘mileuristas’, aunque luego tienen que hacer frente al pago del sello de autónomo, y a la llegada del IVA. Pese a que un porcentaje de estos falsos autónomos vive sumido en la precariedad, de manera crónica, eluden contar su caso de manera pública, dando su nombre. Temen represalias. Tienen peores condiciones laborales, son precarios, y encima tienen miedo a hablar.
La Asociación de Trabajadores Autónomos (ATA) en Extremadura, señala que uno de los sectores más castigado con los falsos autónomos es precisamente el sector de la comunicación. También en construcción se ha dado mucho falso autónomo, aunque precisamente en ese sector ha bajado el número de ellos al decaer la construcción.
Miguel Coque, de CCOO advierte que la realidad del tejido productivo extremeño hace propicio que esta figura se normalice. Denuncia que, si ha habido un fenómeno que haya proliferado, ha sido el incremento de autónomos, y dentro de este sector el del falso autónomo.
El motivo, que se les arrastra hacia este fingido ‘emprendimiento’ porque no han tenido hasta ahora otra alternativa laboral, en una comunidad con un 90 por ciento de contrataciones temporales, y con una tasa de desempleo del 30 por ciento (en los jóvenes de hasta el 60%). La combinación de factores es idónea para que proliferen las situaciones fraudulentas, según denuncia.
El dirigente sindical denuncia que esta dinámica se basa en una teoría del emprendimiento, cuando lo que está haciendo el empresario es eludir la responsabilidad que tiene con su trabajador. Frente a la creación de un trabajo de calidad, el emprendimiento se ha copado el hueco que debería de cubrir la propia empresa.
Otra de las organizaciones que crítica esta situación es la asociación de autónomos AEXTA UPTA. Javier Pérez denuncia el ‘descontrol’ que existe por parte de la administración en cuanto al número verdadero de falsos autónomos, porque no existen cifras, ni un registro real. “Se trata de un descontrol absoluto, que la reforma laboral ha normalizado con toda la tranquilidad del mundo”, según denuncia Miguel Pérez, de esta asociación.
Otras visiones
Desde ATA, su presidenta en Extremadura, Raquel de Prado, ofrece otra visión. Según señala la crisis ha cambiado mucho el panorama del mercado laboral y muchas empresas, pequeñas y medianas, se han visto abocadas a externalizar muchos servicios por no tener demanda suficiente para tener a una persona en plantilla.
“Esto ha dado lugar a un incremento de autónomos, pero no puede considerarse falso autónomo, ya que muchos son profesionales, que si bien antes trabajaban como asalariados, la necesidad y la falta de trabajo ha hecho que se creen su propio puesto de trabajo como autónomos, eso sí, teniendo la posibilidad de trabajar y prestar sus servicios para varias empresas”.
“Efectivamente son autónomos por necesidad, pero en este caso son personas profesionales y que conocen muy bien su sector y desarrollan su trabajo como profesionales independientes”.
La figura del Trabajador Autónomo Económicamente Dependiente
En principio, es obligatorio darse de alta en un registro oficial como Trabajador Autónomo Económicamente Dependiente (TRADE) si se factura al menos el 75% de todos los ingresos con un solo cliente o empresa. Este autónomo debe de ser dado de alta como TRADE. Estas personas sí tendrían derecho a disfrutar de vacaciones pagadas, y tendrían otras ventajas de asistencia social. Sin embargo, no más del 5 por ciento de estos trabajadores figura bajo la figura del TRADE.
Si, por el contrario, trabaja como un empleado más, utiliza el material de la empresa y está completamente integrado en la estructura, pero está dado de alta como autónomo, se comete un fraude.
En este punto, Raquel de Prado, de ATA, señala que la diferencia fundamental con los TRADES, es que esta figura no es un fraude de ley, como lo es el falso autónomo, es decir, un trabajador que trabaja por cuenta de una empresa/empleador y que fraudulentamente está dado de alta como autónomo cuando debería ser trabajador con cuenta ajena.
El TRADE, si bien puede trabajar para una sola empresa, tiene sus medios de producción propios y organiza su trabajo. Es independiente aunque deba cumplir las directrices de su cliente.