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El empleo precario tiene nombre de mujer en Extremadura

A la dificultad de la conciliación de la vida profesional y familiar se unen unos salarios inferiores

Jesús Conde

Los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA) traen buenos augurios con una bajada del desempleo en Extremadura.

Unas cifras en las que destaca la bajada del desempleo femenino. La tasa bajó tres puntos, algo que no se producía desde 2005 según destacaba este jueves la Junta. En clave femenina los números de la EPA apuntan a una subida de la ocupación de este trimestre y del año.

Detrás de este análisis hay que tener en cuenta la realidad de la calle, que muestra sin embargo que buena parte del trabajo que ocupa a las extremeñas es temporal, y está relacionado con el sector servicios y el agrícola.

Con las campañas temporales actuales. Es decir, se trata de empleo estacional, y en muchos casos con contratos precarios.

Lo cierto es que la precariedad tiene nombre de mujer en Extremadura si se tiene en cuenta que, pese a la baja del paro femenino, la brecha entre hombres y mujeres es de casi ocho puntos. Así lo reflejan los datos de la EPA, que apuntan que el 31,43 por ciento de las extremeñas está parada, frente al 23,49 de los hombres.

Son cifras que hablan de una desigualdad estructural. También en el aspecto de los salarios, si se tiene en cuenta que las mujeres tienen que trabajar una media de 60 días más que ellos para ganar el mismo salario, según un informe publicado meses atrás por UGT.

Esto no solo tiene repercusiones en los ingresos mensuales, sino que implica también menos protección social, menores prestaciones por desempleo y pensiones y jubilaciones más bajas para las mujeres.

Menos ocupación

Hay que sumar la tasa de actividad en la región es de las más bajas, según detalla Miguel Coque de CCOO Extremadura.

La tasa de empleo extremeña es menor que la española como refleja el informe del Consejo Económico y Social de Extremadura de 2015. Y dentro de las malas cifras la ocupación de ellos del 46,86 por ciento (la española es del 52,05%) y la de las extremeñas del 31,57 por ciento. O lo que es lo mismo: diez puntos menos que la media nacional.

Las mujeres, cada vez más pobres

Marisa Prudencio, del colectivo Mujeres Sembrando de Mérida, advierte que el empobrecimiento sigue presente, aunque mucho más entre ellas. “Hay que tener en cuenta que no partimos de la misma línea de salida, y que lo que está ocurriendo es que la brecha entre hombres y mujeres sigue creciendo”.

Este colectivo, que trabaja con familias en riesgo de exclusión social, piensa que las administraciones deberían poner en marcha medidas de discriminación positiva. Porque, pese a las situaciones de dificultad, son las mujeres las principales sustentadoras del hogar, trabajando como pueden, aceptando empleos mal pagados. Y haciendo a la vez de cuidadoras, tanto de los mayores como de los pequeños de la familia.

“Las colas de la caridad están llenas de mujeres, los servicios sociales están llenos de mujeres. Y ellas son las que exigen sus derechos, en muchas ocasiones de manera individual, sin organizarse”.

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