Fermentación de la derrota política
Dice un refrán que el tiempo todo lo cura. Pero no sabemos cuánto tiempo se precisa, ni tampoco si de verdad lo cura, cuando se trata de la pérdida del poder en política, tanto por parte de quien lo ejerce de forma directa como de quienes son determinantes para quien lo ostenta.
En la segunda sesión del debate de investidura de Fernández Vara vimos muestras claras en la Asamblea de cómo le ha afectado a José Antonio Monago haber perdido la condición de presidente de la Junta. Constatamos que el tiempo transcurrido no ha sido suficiente para curar ese alter ego que se asoma en muchos mandatarios que lo ejercieron un tiempo. No admiten que les haya pasado a ellos, y siguen preguntando ¿qué habré hecho yo para merecer esto? Están en la situación de no digestión, de fermentación permanente, de la derrota política.
Por otra parte, encontramos a los que muestran signos de que todo para ellos es un sueño. Parece que no aceptan la realidad: pasar de tener papel determinante en la Asamblea a la exclusión total de dicho escenario político.
Andan con la esperanza de que 900 votos de los 7.064 nulos de la provincia de Badajoz les sean adjudicados como válidos para conseguir el anhelado 5% y tener dos diputados en la Asamblea. Si bien, ellos mismos, expresan tener pocas esperanzas de alcanzarlos.
Dicen saber lo que han hecho mal para no estar en la Asamblea. Se trataba de vender bien el producto, cosa que ha hecho bien un nuevo partido, es su respuesta. Luego hablan de la sorpresa del sí a la investidura por parte del nuevo, del resultado poco representativo de la consulta.
Curiosamente sobre la consulta dice lo mismo que dijo Monago en la Asamblea, sabiendo ambos que mucho antes de las consultas sobre la posición ante la investidura de Monago un diputado de su grupo dijo: “Ni por activa ni por pasiva apoyaré a Vara”. También están en la situación de no digestión, de fermentación permanente, de la derrota política.