Los viajes de Monago estropean el congreso de las buenas prácticas del PP en Cáceres
Al borde de un ataque de pánico, tras unas semanas acosado por la corrupción, el PP había buscado un oasis para mandar un mensaje de calma y tratar de comenzar la reconquista de su electorado. Cáceres en otoño parecía un buen escenario para tales fines. Y se pusieron manos a la obra.
Pero los viajes de Monago se colaron en la fiesta. Y lo que prometía un mensaje de buenas prácticas de gobierno se convirtió una vez más en la obligada, y no siempre deseada, defensa de un presidente autonómico acorralado por el escándalo.
Durante su intervención en esta jornada de los populares en Cáceres, Mariano Rajoy, se ha referido por su nombre y de manera explícita a la acumulación de casos relacionados con la corrupción y ha anunciado que el próximo día 27 comparecerá en el Congreso de los Diputados para defender los dos proyectos de ley que se tramitan para hacer frente a ese problema que quita el sueño a muchos ciudadano.
Devolver el dinero
El presidente del Gobierno, que ha marcado como objetivo “poner fin a la desmoralización y pesimismo de la sociedad”, ha defendido en cambio el papel del PP en esta materia. “En todos los casos se ha actuado con contundencia, pero
roporcionalidad; no se puede hacer demagogia“, ha zanjado.
Rajoy ha adelantado, además, que reivindicará las instituciones, el sistema político y el PP, y ha repasado la batería de medidas que se van a aprobar en esta materia. “Se activarán mecanismos que permitan recuperar las cantidades defraudadas en los casos de corrupción, así como suspender automáticamente a todo cargo público al que se le abra juicio oral”, ha anunciado.
Tibio apoyo a Monago
Rajoy ha hecho estas afirmaciones de más contundencia frente a la corrupción frente a José Antonio Monago, que hace una semana pedía medidas duras contra los corruptos y ahora acaba de ser pillado con una treintena de viajes gratis a Canarias para asuntos de escasa índole laboral, como ponen de relieve las declaraciones de sus colegas senadores canarios y las de la mujer a la que visitaba con regularidad.
No ha gustado nada en la cúpula del PP este escándalo de Monago, como no gustó nada su guiño de un pacto postelectoral con Podemos formulado hace unos días.
Y por supuesto, no ha gustado ni un pelo en Génova el escándalo de los viajes del autoproclamado adalid de la anti corrupción.
En los prolegómenos del viernes, cuando la cadena Ser, hizo público que el diputado aragonés Carlos Muñoz había sido obligado a dimitir por las mismos motivos de viajes canarios que Monago había realizado, hubo intentos de miembros de la dirección nacional del PP de forzar la dimisión Monago. Mismos causas, mismos efectos, dijeron. Pero Monago se negó en redondo a dimitir. En el tira y afloja de unas horas tensas, todo acabó con la decisión anunciada por Monago el sábado de devolver un dinero de unos viajes que, según él, habían sido de trabajo.
Junto a José Antonio Monago, el presidente del Gobierno tan sólo ha asegurado que el líder extremeño cuenta “con el apoyo de todos”. Sin embargo, Rajoy cuidó mucho la puesta en escena de ese apoyo y evitó efusivos saludos a Monago ante las cámaras.
Esas frases de templado apoyo de Rajoy fueron muy diferentes a los cálidos aplausos que Monago había cosechado las noche anterior del PP extremeño y que volvió a recibir de parte de su mentor Celdrán en un histriónico gesto de darle un casco de bombero para protegerle de supuestos ataques.