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Las aves pequeñas de Monfragüe usan un 'escudo humano': se sienten más seguras si hay personas

Un investigador de la Universidad de Extremadura (UEx) durante el estudio sobre los efectos de la presencia humana en el Parque Nacional de Monfragüe

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Un estudio de la Universidad de Extremadura (UEx) ha analizado el efecto de la presencia humana en las aves del Parque Nacional de Monfragüe (Cáceres) y ha concluido que la afluencia masiva de visitantes no solo no disminuye los cantos de las aves, sino que los aumenta significativamente.

En la revista científica European Journal of Wildlife Research se ha publicado esta semana se ha publicado un trabajo en el que colaboran los investigadores de la Universidad de Extremadura Javier Pérez González y Sebastián Justo Hidalgo de Trucios del Grupo de Investigación en Recursos Faunísticos, Cinegéticos y Biodiversidad, y Guillermo Rey Gozalo, del Laboratorio de Acústica (Lambda) del Departamento de Física Aplicada.

En el estudio se analiza el posible efecto de la presencia humana sobre la comunidad de aves del Parque Nacional de Monfragüe. En el trabajo se ha comparado el paisaje sonoro de las aves en lugares con y sin presencia humana, así como, en momentos de baja afluencia de visitantes y durante la Feria Internacional de Turismo Ornitológico (FIO) de 2020, con presencia masiva en las zonas de uso público del parque.

Los resultados mostraron que la presencia humana, al contrario de lo que se podría esperar, no estaba asociada a una disminución en los cantos y llamadas de las aves. “Es decir, cuando había personas presentes, o incluso con la afluencia masiva de público durante la FIO, las aves no dejaban de cantar o emitir llamadas. Por lo tanto, no se encontró un efecto negativo de la presencia humana en la emisión de vocalizaciones de las aves”, ha apuntado la UEx.

Este resultado podría ser debido a un fenómeno de habituación, como está ocurriendo en muchos lugares y contextos en los que la fauna se está acostumbrando a la presencia y actividad humana. En definitiva, según el estudio, los resultados apoyan que las aves de Monfragüe están acostumbradas a las personas.

El equipo de trabajo observó que el número de cantos y llamadas de las aves no solo no disminuía en presencia humana, sino que llegaba a ser incluso significativamente mayor. Este resultado sorprendió a los investigadores que propusieron diferentes explicaciones, siendo quizá la más llamativa la hipótesis del escudo humano. Según esta hipótesis, las pequeñas aves que suelen emitir cantos y llamadas en el bosque de Monfragüe pueden sentirse más seguras frente a los depredadores en situaciones de presencia humana.

La publicación del trabajo en la revista científica European Journal of Wildlife Research coincide en el tiempo con la FIO 2024 que tiene lugar este fin de semana en el Parque Nacional de Monfragüe. Como otros años, se congregarán cientos de personas para asistir a reuniones, conferencias y exposiciones sobre aves en un lugar con elevado valor natural.

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