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¿Por qué no se monta otro 15-M?

Andrés Holgado Maestre, sociólogo

El paro en 2011 no era superior al de ahora o no había percepción de la profunda crisis estructural del sistema productivo español. Entonces salió la gente a las plazas. Hoy no es así. ¿Qué está pasando?

Ya he escrito varios artículos en este diario sobre el fenómeno sociopolítico del 15-M que, en mi opinión, dista mucho de estar muerto. Pero sí parece evidente que está “anestesiado”.

La nueva situación que se atraviesa en España exige volver a plantearse viejas preguntas: A la vista de la catástrofe que la EPA (o el antiguo INEM con otro método) proporciona sobre la insostenible situación del paro, que está en el mismo origen del primer 15-M. En 2011, cuando Zapatero procedió a ejecutar unas errabundas políticas (ajustes, reforma laboral, planes E sin criterio alguno) qprecipitaron la explosión popular del 15-M y la permisiva respuesta de un Rubalcaba al que no parecía importarle que la Puerta del Sol fuera un “jardín”.

Molestaba a la alcaldesa consorte (recuérdese que hubo “propuestas” de la Sra. Botella pidiendo que se habilitara un “manifestódromo” dónde no se molestara al “probo ciudadano y comerciante” madrileño), respuesta que permitió fortalecerse tal movimiento, por una parte. Lo que llevó a que se repitiera incluso con más fuerza en 2012 y 2013 (en 2014 las elecciones europeas provocaron ciertas cristalizaciones del 15-M en diversos partidos, y el 2015 es ayer...), y por otra acaso condujera, paradójicamente, a la aplastante victoria de un PP que “iba a arreglar” la invivible España que había dejado Zapatero.

El PSOE, en ese 2011 aciago, propuso y logró una modificación semi-clandestina de la Constitución, en Agosto de 2011 ( un 135 del que aún no se han escrito todas sus causas y consecuencias) firmado hasta con entusiasmo por PP, CiU y PNV (sí, esos que ahora “no pueden verse” al menos en público). Y en menos de dos meses,el nuevo Gobierno (con Guindos de “portavoz” y Báñez y otros de ejecutores) se encargó de que la población abandonara toda esperanza: el 135 empezó a desplegarse (Ley de estabilidad y cien otras a cuál más antisocial).

Pero hubo más, porque se hizo OTRA Reforma laboral que diluía por completo los avances sociales que hubiera habido, para devolver al “empresario” un poder omnímodo (que curiosamente usan los que NO son empresarios en sentido estricto, las grandes empresas del IBEX, que poco o nada tienen que ver con el empresariado) excepto en unos importantes aspectos de la “formación” y otras concesiones que se le mantenían a los “agentes sociales”.

En estas condiciones, sería normal que la población protestara y así fue en diversas mareas sectoriales y otros movimientos ligados al “complejo 15-M”. De nuevo hay que preguntarse. ¿Qué pasa hoy, 2016, cuando la situación social es bastante más crítica, para que la población no proteste en las calles?

Voy a dar una explicación más telegráfica que sociológica que ya habrá ocasión de ampliar:

Cuando yo terminaba mi carrera (1976-82, porque me costó un año más de la cuenta) la España post-franquista estaba quebrada (Pactos de la Moncloa, 20% de inflación anual...) se produjo el “milagro”, en varias fases además, de que la derecha civilizada y que quería ser moderna e inteligente cedió el paso a un centro-izquierda que se encargó de hacer una reconversión y un ajuste que de forma alguna podría haber llevado a cabo la “derecha” sin que la estabilidad social no se resintiera.

Así se hizo y el poder político pasó al PSOE en “alianza” con CiU y PNV (esas cosas del federalismo) hasta que en 1996 se agotó el ciclo de Felipe González que marcó al PSOE con su peculiar impronta. Los conceptos “izquierda-derecha”, tan claros durante el franquismo, modularon sus contenidos a lo largo de ese período socialmente muy importante por los cambios incluso ideológicos que tuvo la opinión pública española.

En el 96, vuelve la derecha al poder mediante la alianza PP-CiU-PNV. El PSOE inicia su inevitable descomposición-recomposición ideológica, aún en curso. El PP y sus “aliados naturales” aprovechan para hacer leyes del suelo y otras inversiones especulativas que conducen a un aparente bienestar que esconde los desequilibrios que luego estallarían.

La vuelta del PSOE, con Zapatero (tras la espantá aún no explicada de Aznar al renunciar a presentarse de nuevo) de forma un tanto rocambolesca, habiendo conseguido la SG del PSOE contra todo pronóstico, ya nos situaría en el principio de este trabajo....

Otra vez el PSOE le hace el “trabajo sucio” (lo del 135 merece este calificativo) a los poderes fácticos que están siempre por encima o por debajo de las apariencias políticas) que es muy dudoso que una opinión pública crítica hubiera permitido perpetrar a un “partido de la derecha”. Lo dudo tanto que afirmo que NO SE HUBIERA permitido, pues supone el acta de defunción del “Estado de bienestar”.

El 15-M surge y estalla, luego se le descompone-recompone, aparecen nuevos “actores políticos” (aparecerán más) que ocupan los espacios éticos abandonados por el sistema de partidos establecido (Cuatro más uno- IU- y nunca “bipartidista” como se afirma alegre e interesadamente) y las reivindicaciones “territoriales” sirven para romper la ya escasa solidaridad remanente en la nación; las viejas estrategias de alienación y división permiten que el “bloque conservador” pueda mantener una mayoría relativa y además, mediante argucias de leguleyos, tratan ahora de mantener el control del Estado unos meses más de lo establecido por los usos y costumbres democráticos... En esas estamos hoy y el 15-M no ha llegado ni se le espera, parece... no está muerto pero sí anestesiado.

Concluyo con algo que me temo que no se entienda: en esa cerrazón del bloque de la “derecha” que se resiste a aceptar el juego de la democracia representativa y que en vez de “ceder” ha optado por MENOSPRECIAR o DESPRECIAR el propio voto del pueblo reside el mayor peligro para la estabilidad social de España. Si la gente empieza a darse cuenta de que su voto NO es herramienta válida para cambiar las cosas, la ausencia de esperanza llevará al país a la catástrofe que los números están mostrando ya.

¿Cuando es el 15-M? Me preguntan. Mañana. O cualquier día de estos... Una España desestructurada es una realidad imprevisible. Y eso es lo que tenemos.

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