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Las pequeñas empresas cárnicas no creen en el estudio de la OMS

José González en su puesto de carnicería del mercado de Calatrava.

Esmeralda Torres

Ayer no había otro tema de conversación en las carnicerías del emeritense mercado de Calatrava: la advertencia de la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre la posible relación entre las carnes procesadas y el cáncer de colon en humanos que anuncia un estudio publicado por la Agencia Internacional para la investigación sobre el cáncer (IARC). “Pero José, explícame cuáles son las carnes procesadas”, decía una señora mayor al empresario carnicero José González que, tras 43 años en el negocio, mira con tranquilidad este aviso. “Este tipo de noticias hacen que los consumidores confíen aún más en el pequeño comercio, como ya pasó con las vacas locas”, asegura González.

González comenzó a involucrarse en el negocio familiar cuando le echaba una mano a su padre con 12 años, a quien le tomó el relevo dos años después. Hoy es propietario de uno de los puestos del mercado de abastos que se ubica en pleno centro de la capital autonómica y donde comercializa carnes de vacuno y ternera que su propia empresa trata, y carnes de cerdo y pollo que compra en industrias de la zona y de confianza.

El empresario afirma que, además de su clientela fija, nota cómo vienen caras buenas con este tipo de noticias. “Cuando anuncian estas cosas, la gente huye de las grandes superficies y compra más en las carnicerías de barrio, que sabe de dónde traemos la carne y como la tratamos”.

Es el caso de Juani Sánchez, una clienta que se encuentra a la cola de ser atendida. Sánchez declara que cada vez compra menos en grandes cadenas de alimentación. “Sobre todo las salchichas y las hamburguesas. No me fío, prefiero comprarlas aquí que sé de dónde vienen”, explica. Un sentimiento de desconfianza que comparte con toda su familia. “Mi hijo tiene 28 años y le pasa lo mismo, desconfía de las grandes marcas y más con este tipo de noticias”.

Tratamientos diferentes en la cultura anglosajona

Igual de tranquilo se muestra Jacob Hidalgo, propietario de la empresa familiar Ibéricos Casa Lucas de Monesterio (Badajoz). “Esta advertencia sólo va a repercutir en los grandes productores de alimentos de gran consumo, como las salchichas y las hamburguesas”, defiende el empresario mientras asegura los clientes seguirán confiando en las producciones pequeñas y familiares.

Hidalgo sostiene que el estudio está influenciado por el tratamiento que la cultura anglosajona, “principalmente Estados Unidos y Reino Unido”, hace de la carne, un procesado que “poco tiene que ver con el que se hace en España”. El de Ibéricos Casa Lucas defiende que en Norteamérica se utilizan hormonas y aditivos que la legislación española prohíbe y que la producción extremeña, “de calidad”, no tiene nada que temer. “No tiene nada que ver cómo se trata un jamón ibérico aquí a cómo se trata el jamón york allí”.

Rechazo de los sectores cárnicos

Por su parte, los sectores cárnicos han emitido un comunicado oficial a través del que rechazan “enérgicamente” y con unanimidad esta relación entre las carnes procesadas y rojas y el riesgo de padecer cáncer de colon.

El escrito, firmado por la Organización Interprofesional Agroalimentaria del Porcino de Capa Blanca (INTERPORC), la Asociación Interprofesional del Cerdo Ibérico (ASICI), la Organización Interprofesional del Ovino y el Caprino (INTEROVIC) y el Interprofesional de la Carne de Vacuno (INTEROVIC) englobando así los sectores del porcino, ovino, caprino y vacuno, pretende ser proactivo y “adelantarse” proporcionando informaciones que permitan al consumidor “la identificación de los peligros y la evaluación de los riesgos asociados”.

Entre los argumentos que presentan, definen como “inapropiado” atribuir a un único sector un mayor riesgo de cáncer ya que, según insisten, esta enfermedad se debe, entre otros, a la combinación de distintos factores, como la edad, la genética, el estilo de vida o la dieta. También, respecto a esta última, apuntan que tanto organizaciones oficiales como sociedades de médicos y expertos recomiendan una alimentación sana, variada y equilibrada, “incluyendo un consumo moderado de carnes y productos cárnicos”.

Además, el sector también critica que no tengan en cuenta la exposición real a las sustancias con relación a su potencial para causar cáncer. “El programa de identificación de peligros no incluye la evaluación de riesgos”, reivindican en el comunicado.

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