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Las protestas de los institutos provocan una nueva rectificación de la Xunta, que abre la puerta a la educación semipresencial

Protesta contra el protocolo de vuelta al colegio de la Xunta en Vigo.

María Pampín

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Los cambios en el protocolo de la vuelta a las clases elaborado por la Xunta de Galicia no se han acabado. El Gobierno gallego anunció que habrá más cambios, incluso algunos de gran calado como la enseñanza semipresencial, en medio del inicio del curso escolar en Infantil y Primaria y a una semana de que empiecen los niveles de Secundaria y Bachillerato. Aunque el presidente Alberto Núñez Feijóo calificó de “normal” el regreso a clase este día 10 de varios niveles de Infantil y Primaria, este curso comienza con huelga apoyada por profesorado, sindicatos y familias y las críticas de la comunidad educativa a la gestión de la Xunta, que la noche antes de comenzar las aulas estaba planteándose cambios en la organización del curso. Uno de ellos será la colocación de mamparas entre el alumnado donde no se pueda cumplir la distancia de seguridad y otro, según confirmó el presidente de la Xunta tras la reunión semanal de su Gobierno, será la introdución de clases semipresenciales en algunos centros.

Esto se debe a una situación que la comunidad escolar -y la exconselleira de Educación- llevan señalando desde hace meses: no hay espacio en buena parte de los centros para garantir la distancia necesaria de seguridad. La Xunta aceptó a finales de agosto que hubiese 1,5 metros entre el alumnado, como marcan los protocolos generales contra la expansión del virus, frente al metro “entre cabeza y cabeza” que ordenó su Consellería de Educación. Esta rectificación a dos semanas del inicio del curso escolar ha añadido más dificultades a la organización de la vuelta al colegio que la Xunta dejó en manos de los equipos de dirección, ya que el Gobierno gallego no ha proporcionado, hasta ahora, ninguna alternativa a los centros. Institutos, sobre todo del ámbito urbano, con “imposibilidad absoluta de ampliar” los espacios y en los que no es posible “cumplir las distancias con mampara o sin mampara” se han dirigido a la Xunta para saber cómo van a iniciar el curso, el próximo día 16, según explicó ayer el jefe del Ejecutivo gallego.

“Vamos a contratar a más profesores, desdoblar aulas, poner mamparas y cuando no se puedan cumplir con la seguridad con mamparas, iremos a semipresencial”, aseguró ayer Feijóo. Este tipo de decisiones se irán tomanado “la próxima semana” y algún centro, avanzó el presidente, comenzará el curso con retraso. Esta afirmación llega después de que 28 institutos y centros de Formación Profesional de Santiago y Pontevedra ya hayan anunciado que no abrirán sus puertas en la fecha prevista. Entre sus motivos, señalan que carecen de una información fundamental para la organización del centro, que facilita la Consellería de Educación, como es el número de profesorado del que dispondrán -y que normalmente conocen desde el 4 de septiembre- o si serán aprobados sus horarios y turnos por la Consellería de Educación. “Es imposible organizar los horarios del profesorado, asignar los espacios al alumnado y, en consecuencia, abrir el centro el día 16”, señalan en su escrito. Los responsables de estes centros aseguran que si la Xunta publicase en esta jornada, 11 de septiembre, la distribución de las vacantes del profesorado y aprobase los horarios el curso no podría comenzar hasta el día 23 porque necesitan “siete días lectivos para poder organizar el centro”.

Improvisación en España

La Xunta de Galicia recuperó sus competencias, incluida Educación, de manera plena el 15 de junio y, un mes más tarde, presentó a los sindicatos un protocolo de vuelta al colegio que generó rechazo unánime en toda la comunidad escolar. A pesar de que la Xunta aseguró entonces que lo tramitaría igualmente, las instrucciones del Gobierno gallego han cambiado en varias ocasiones, sobre todo en lo que atañe al número de alumnos y alumnas que ocuparán cada clase. La estrategia política de la Xunta durante estos meses, sin embargo, no ha variado: el presidente culpa al Gobierno central por no haber acordado con las comunidades un protocolo conjunto para todo el Estado, pese a que las competencias están en manos de las comunidades autónomas, y entre las acusaciones de ANPAS y sindicatos de falta de negociación y desatención por parte de la Xunta. Incluso cuando quiso admitir que la vuelta al curso escolar “no se está haciendo con el nivel de calidad que nos gustaría”, repartió culpas: “hay improvisación porque en toda España no fuimos capaces de ponernos de acuerdo. No se está haciendo con el rigor y la planificación necesaria”.

El sindicato CIG-Ensino, mayoritario en el sector, recuerda que, el 22 de junio, Galicia firmó con el Ministerio un acuerdo en que se establecían ratios de 20 alumnos como máximo y denuncia que, desde entonces, la Xunta “no movió un dedo para adaptarse ni a esta circunstancia ni a la distancia de seguridad de metro y medio que establecían todas las autoridades sanitarias”.

El día que comenzaba el curso para 104.000 estudiantes de Primaria e Infantil, Feijóo anunció la creación de un comité educativo a través del que un grupo de expertos asesorará a la Xunta sobre asuntos relacionados con la COVID-19 en este ámbito y que, en trabajo conjunto con el comité clínico de Sanidade, vaya resolviendo las dudas que se planteen en el día a día de los centros educativos. “Durante todo el curso será necesario tomar decisiones, la mayoría de las veces, inéditas”, apuntó Feijóo.

Primera jornada de huelga

El seguimiento de la primera de las dos jornadas de huelga, en la que los servicios mínimos decretados por la Xunta y avalados por el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia eran del 100% en buena parte de los departamentos escolares, fue del 12,16%, según informó la reformulada Consellería de Cultura, Educación e Universidade. El departamento no informó de la asistencia del alumnado convocado para comenzar el curso, y que también estaba llamado a quedarse en casa por el colectivo Familias en Folga. Educación incide en que el día transcurrió con “normalidad” y que solo ocho centros no pudieron retomar las clases debido a las obras que se están llevando a cabo.

CIG-Ensino denuncia “la actitud de boicot de la Consellería” que intentó “vulnerar” el derecho a huelga del profesorado y el personal no docente con unos servicios mínimos “inauditos”. Su secretario nacional, Suso Bermello, indicó que un 80% de los maestros y maestras de Infantil y un 60% en Primaria “que quería secundar la huelga no pudieron hacerlo”. “La Consellería quiso dar sensación de normalidad pero tanto los equipos directivos como los docentes llevan dos semanas intentando adaptar a contrarreloj un protocolo infame que general grandes diferencias entre las distintas etapas educativas”, denuncia la central sindical.

Bermello censuró también que Educación trata de “darle normalidad a algo extrarodinariamente anormal” en referencia a algunas situaciones registradas en la jornada de ayer, como la de un centro de Meis (Pontevedra) que abrió ayer pese a que la directiva está en cuarentena. Por su parte, la Federación de Directores de Centros Públicos ha definido este inicio de curso como “caótico” y “estresante” porque los centros han estado “solos” en la adaptación de los espacios a las diferentes instrucciones de Educación.

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