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La Xunta oculta que uno de sus proyectos estrella afecta a un ave en peligro de extinción

Izquierda, versión del convenio sobre el aeródromo de Rozas divulgada por la Xunta con la cláusula sexta oculta. Derecha, versión íntegra publicada por Defensa.

David Reinero

El aeródromo de Rozas, en el ayuntamiento lucense de Castro de Rei, acoge un ave en peligro de extinción, el zarapito real, del que sólo quedan cuatro parejas en toda la península ibérica. Por lo menos así era en 2014, antes de que la Xunta y el Ministerio de Defensa comenzasen a construir allí una base de aviones no tripulados, uno de los proyectos estrella del Gobierno gallego. La presencia de esa y de otra ave catalogada como vulnerable, el aguilucho cenizo, era conocida por la Xunta, que lo reflejó en el convenio firmado aquel año con Defensa para desarrollar el proyecto. Un convenio en cuya versión para difusión pública el Gobierno gallego, amparándose en una excepción de la ley de transparencia, ocultó la cláusula en la que se habla de esa ave. Cláusula que se puede conocer gracias a que Defensa no la ocultó en su propia versión del mismo convenio.

Este diario solicitó hace dos semanas, en aplicación de la ley de transparencia autonómica, el convenio firmado en noviembre de 2014 entre el conselleiro de Economía e Industria y el director del Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA), centro tecnológico del Ministerio de Defensa, para la creación de una base de investigación con drones en el aeródromo de Rozas, en la que participarán también las empresas privadas Inaer e Indra. La Xunta tardó dos semanas en facilitarlo y cuando lo hizo suprimió de él toda la cláusula sexta, sustituida por un párrafo que dice: “Cláusula suprimida en aplicación del artículo 14.1.l) de la ley 19/2013 de transparencia, acceso a la información pública y buen gobierno”. Ese artículo de la ley de transparencia estatal en el que se ampara la Xunta para ocultar la cláusula indica que “el derecho de acceso podrá ser limitado cuando acceder a la información suponga un perjuicio” para una larga lista de cuestiones como la seguridad nacional, la política económica, el secreto profesional o, según el punto l) que invoca la Xunta, “la protección del medio ambiente”.

Sin embargo, una búsqueda en la web de transparencia del Gobierno central permite comprobar cómo allí el Ministerio de Defensa colgó para libre descarga, sin tener que solicitarlo, el mismo convenio íntegro, según fue publicado en mayo de 2015 en el Boletín Oficial del Ministerio de Defensa, sin ocultar ninguna cláusula. Es allí donde se puede comprobar que la cláusula sexta que la Xunta ocultó alegando “protección del medio ambiente” contiene realmente un reconocimiento de que la nueva base de drones de Rozas puede afectar a una especie en riesgo de extinción. Este es un dato que no tuvo trascendencia hasta ahora del que es uno de los proyectos estrella de la Xunta, que está obteniendo una importante contestación por parte de grupos de izquierda que critican el posible uso militar de la tecnología que allí se desarrolle.

La cláusula que la Xunta oculta y que Defensa desvela dice que “dentro de la parcela del aeródromo se encuentran dos especies amenazadas: el zarapito real, ave limícola cuya población está catalogada en peligro de extinción. Dentro del aeródromo se encuentran varios nidos donde crían a sus polluelos hasta que tienen capacidad de vuelo”. También habla del “aguilucho cenizo, catalogado como vulnerable dentro del Catálogo Nacional de Especies Amenazadas”.

El convenio indica que el INTA se compromete a cercar la parcela del aeródromo de manera que las aves puedan entrar y salir de ella pero que no puedan acceder depredadores o personas que las molesten, a evitar trabajos que afecten a las zonas en las que se mueven y crían y a permitir el acceso de personal de la Xunta para el seguimiento de las especies amenazadas. Según investigadores de la USC que vienen realizando un seguimiento del zarapito real desde 2007 para la Xunta, sólo quedan cuatro parejas reproductoras en toda la península ibérica.

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