El BNG se cita para “reorientar” su rumbo
Pocas asambleas nacionales del BNG fueron consideradas como 'una asamblea más', es posible que ninguna. O Carballiño en 1987, Ourense en 1998, A Coruña en el 2002... Fueron algunas de las citas que suelen señalarse como claves en la historia de la formación frentista. También la de 2003 en Compostela, en la que el Bloque cambió de portavoz nacional por primera vez en su historia y la extraordinaria de 2009, llamada a gestionar el escenario político tras la salida de la Xunta y que, a pesar de esta circunstancia, no consiguió el grado de tensión vivido en el plenario celebrado en el mercado compostelano de Amio en enero de 2012. Aquella cita, leída en algunos foros como la última oportunidad para la unidad del nacionalismo gallego, desembocó en las ya conocidas escisiones. Este es el telón de fondo con el que el BNG formuló el proceso asambleario que culmina este domingo, de nuevo en Compostela. Allí cambiará por tercera vez al titular de su portavocía nacional y, sobre todo, buscará la manera de “reorientar” su línea política.
Al contrario de lo que ha venido aconteciendo en la última década los nacionalistas llegan a la Asamblea Nacional con las cuestiones orgánicas prácticamente cerradas. Será sometida a la votación de la militancia una única lista al Consejo Nacional encabezada por el catedrático de Economía Aplicada Xavier Vence, quien sustituirá en la portavocía nacional a Guillerme Vázquez. De esta candidatura, aprobada por el Consejo Nacional saliente con más del 80% de los votos, saldrá una Ejecutiva Nacional en la que no figurarán algunos de los rostros institucionales de referencia del Bloque, tales como las diputadas Ana Pontón y Carme Adán o los alcaldes de Pontevedra y Allariz, Miguel Anxo Fernández Lores y Francisco García. Por el contrario, sí tendrán sitio en la dirección personas que vienen desarrollando una mayor actividad en clave interna o en los movimientos sociales. Así, llegarán a la Ejecutiva el ex diputado Bieito Lobeira, la eurodiputada Ana Miranda, la parlamentaria en el Congreso Rosana Pérez o el secretario general de la UPG, Néstor Rego.
Estos serán algunos de los miembros de una Ejecutiva a la que la asamblea le encomendará desarrollar unas tesis políticas que formulan un reto que no parece menor: “extender el nacionalismo, impulsar la democracia y revitalizar el BNG”. El propio Vence -que tuvo especial peso en la redacción de las tesis- detallaba hace pocos días, en una entrevista con Praza Pública, que estos “objetivos generales” son el resumen del reto que el Bloque tiene delante de sí: “definir un plan de acción política acomodado al punto político actual” , “poner al día el diagnóstico” de la situación política, económica y social y también “introducir cambios en el funcionamiento de la organización para corregir algunos de los errores que se vienen detectando en los últimos años y comenzar una dinámica nueva”.
Con el soberanismo como uno de los pilares de esta nueva estrategia, Vence subraya lo que también vienen asegurando en las últimas fechas otros dirigentes del BNG, caso del portavoz parlamentario, Francisco Jorquera. “La apuesta por la soberanía no es nueva en el programa del BNG, es la esencia del BNG desde que se creó y del nacionalismo desde las irmandades da fala”. La diferencia, admite, es que según la época se puso más o menos “el acento” en la cuestión y “las fórmulas concretas en la lucha política diaria pueden ir variando algo en el tiempo”. En este caso, el acento en la reivindicación de la soberanía para “decidir en función de los intereses del país” es claro, incluso apuntando la posibilidad de que uno de los escalones a subir en ese camino sería un referéndum de autodeterminación.
Además de cuestiones organizativas de aplicación, a priori, más inmediata, como otorgarle mayor peso a la militancia individual frente a los partidos y colectivos internos, en este ámbito a XIV Asamblea servirá también para la reflexión sobre actual mapa del nacionalismo gallego, el más fragmentado de las últimas décadas. En este sentido, la apuesta de la ponencia política pasa por la búsqueda de una “amplia unidad en la acción social de todas las fuerzas nacionalistas”, con “relaciones cordiales con todos los grupos”. Esto implica el acercamiento a grupos soberanistas tradicionalmente alejados del Bloque, como Nós-UP o la plataforma Causa Galiza, pero también “tender puentes” con Anova, la formación que lidera Xosé Manuel Beiras. Hay quien ve especiamente adecuado a Vence para este segundo cometido.
Ambas estrategias, la de poner el acento en el soberanismo y la del acercamiento a ciertos grupos de la izquierda soberanista e independentista, fueron parte de los argumentos que llevaron a Abrente, el grupo hasta ahora liderado por Carlos Aymerich, a desmarcarse de las tesis de la asamblea. Aymerich, que cuarenta y ocho horas después de la Asamblea oficializará su marcha del Parlamento, consideró que las nuevas líneas políticas del BNG lo pueden hacer “retroceder treinta años” por no dirigirse a una parte mayoritaria de la sociedad gallega. Vence, que intentó sin éxito negociar la incorporación de Abrente a las tesis y a la nueva dirección, tendrá delante de sí el reto de amarrar el timón de un BNG que, dice, “sacó conclusiones de un proceso de reflexión autocrítica” que se viene desarrollando desde hace meses. El tiempo dirá si la decimocuarta asamblea fue o no la de la “reorientación” y “revitalización” del Bloque.