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A Coruña inicia la retirada de las calles franquistas con una fiesta de la que se desmarca el PP

El alcalde de A Coruña, Xulio Ferreiro, en el descubrimiento de una nueva placa de calle no franquista. / Concello da Coruña.

Miguel Pardo

“La emoción es tan grande que no puedo hablar”. Mariquiña Villaverde secaba sus lágrimas ante cientos de personas, en el mismo barrio donde la represión se cebó hace casi 80 años con la masiva militancia anarquista de A Coruña. Su padre, José Villaverde, era el líder de la CNT local y uno de los tantos asesinados por el régimen franquista tras el golpe de estado militar contra la República. Asesinado por el fascismo, ese que defendía, impulsaba y del que presumía el general Millán Astray, al que la misma plaza que ayer estaba llena de gente homenajeó durante décadas. Hasta este jueves, cuando pasó a ser la Praza das Atochas.

Fue en un homenaje público, convocado por el Ayuntamiento, con la presencia de cientos de vecinos y de los concejales del gobierno local de la Marea Atlántica y de los grupos del BNG y del PSOE. Todos excepto el PP, que no envió ningún representante al considerar “no prioritario” el acto. Su portavoz y anterior alcalde, Carlos Negreira, había calificado hace unos años a Millán Astray de “coruñés de pro” y había exaltado la figura del fundador de la Legión, el mismo que calificaba el fascismo como “sanador de España” y que solía gritar aquello de “viva la muerte”. Durante décadas, y a pesar de los continuos gobiernos socialistas en A Coruña, el nombre del general fascista y el de otros muchos franquistas y represores se mantuvieron en las placas de las calles coruñesas.

“Abajo la muerte, viva la inteligencia!”, dijo José Manuel Sande, concejal de Culturas de A Coruña, que advirtió de la “normalización de una parte de nuestra historia” con un acto -el primero de los que se llevarán a cabo para eliminar todo el callejero franquista- en el que se pudo ver al escritor Manuel Rivas, al editor Francisco Pillado o al secretario general de CCOO-Galicia, Sánchez Aguión, entre otros. También Manuel Monge, fundador de la Comisión pola Recuperación da Memoria Histórica (CRMH) de A Coruña y uno de los miembros de la comisión de expertos que elaboró la lista de símbolos a retirar en 2009. “Un pueblo sin memoria no tiene futuro”, recordó en su discurso el también ex concejal, que celebró el comienzo del fin de A Coruña como “capital de la simbología franquista” y que recordó que las dos primeras calles a las que el fascismo cambió el nombre fueron Libertad y Progreso, a tan solo unos metros de As Atochas. “Porque no querían ni libertad, ni progreso”.

Fue el alcalde, Xulio Ferreiro, el encargado de descubrir la nueva placa, a la que durante un tiempo acompañará otra más pequeña. “Antes plaza General Millán Astray, Retirada por la debida restauración de la memoria histórica”, se puede leer. El regidor celebró poder tener el “privilegio de comenzar, con el cambio de nombre de esta plaza, a devolver en parte la deuda pendiente con nuestra memoria”. Descubrió la nueva denominación acompañado por los miembros del gobierno y por los concejales de PSOE y BNG, que se repartieron abrazos, saludos y besos mientras sonaba el Grândola, Villa Morena y algunos enarbolaban banderas republicanas.

A solo unos pasos, camiones de mudanzas cargaban muebles en el edificio que corona la plaza y varios niños jugaban en el parque infantil, en una imagen que, como recordaron varios de los intervinientes, simbolizaba una nueva era. En el mismo espacio donde hasta una estatua llegó a homenajear al “novio de la muerte”.

A Coruña se libra de las demandas por incumplir la ley

Se aplicó la ley y se retiraron las denuncias. Tan solo unas horas antes del acto, el alcalde anunció que la CRMH y el Ayuntamiento habían solicitado conjuntamente ante el juzgado contencioso-administrativo número 4 de la ciudad la retirada de la demanda que había presentado la asociación contra la administración local por el incumplimiento de la Ley de Memoria Histórica y de los acuerdos municipales del propio ejecutivo para la retirada de más de treinta símbolos franquistas aun presentes en la urbe.

Lo anunció el regidor coruñés en el mismo día en el que la ciudad comenzó a dar comienzo al cumplimiento de la Ley de Memoria Histórica y a retirar del callejero de A Coruña las múltiples denominaciones franquistas y golpistas que todavía quedan. Se cumplirá así con la normativa estatal y también con el acuerdo del pleno municipal, que en septiembre de 2009, hace más de seis años, aprobó la eliminación de 52 símbolos, entre ellos el nombre de más de veinte calles, además de 4 placas en grupos de viviendas, 21 distinciones honoríficas y otros 4 monumentos, con los votos a favor de PSOE y BNG y la abstención del PP.

Poco se supo más allá de la colocación simbólica de nuevas placas que debían sustituir a las anteriores -como el caso de la avenida de Oza en lugar de General Sanjurjo- y que acabaron por ser retiradas para mantener la denominación anterior. El Ayuntamiento había licitado incluso por más de 70.000 euros los trabajos de retirada de la simbología franquista y había publicitado unos bocetos sobre la futura imagen de las nuevas placas.

Según avanzó Ferreiro, el resto de actuaciones que no fueron aprobadas por el pleno del año 2009, y que tienen que ver con el cumplimiento de la Ley de Memoria Histórica y con la reposición a las víctimas del franquismo, serán analizadas al por menor “buscando siempre el máximo consenso”. Además, y en el intento de “generar los menores perjuicios posibles a los vecios”, las nuevas placas tendrán un período de transición, por lo que debajo de la nueva permanecerá una más pequeña “donde se indique el nombre anterior y se especifique que fue cambiada de denominación en cumplimiento de la ley”.

El acto de este jueves en las Atochas fue solo un primer paso. En A Coruña quedan en el callejero el Viaducto del Generalísimo, plaza General Mola, calle Teniente Coronel Teijeiro, Cabo Santiago Gómez, División Azul, Alférez Provisional o Avenida de los Caídos, entre otras, así como placas conmemorativas en algún grupo de casas. Nada de eso, que se había acordado retirar en aquel pleno municipal con el gobierno presidido por el socialista Javier Losada en 2009, fue suprimido. Con la llegada del popular Carlos Negreira a la alcaldía, cualquier intención de cumplir con la ley y con el acuerdo fue paralizada. La Marea Atlántica ya había anunciado en campaña que, en el caso de llegar al ejecutivo local, la retirada de la simbología fascista sería una de sus primeras medidas.

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