El papa alerta tras el escándalo de Santiago contra la “inseminación artificial” de los conventos
Es posible que no se llegue a saber si ha sido casualidad. Pero, aunque lo haya sido, las palabras pronunciadas por el Papa Francisco sobre las prácticas para ampliar las “vocaciones”, esto es, el número de personas que viven en los conventos, encajan a la perfección con el escándalo surgido en el convento de las Mercedarias de Santiago en el que, como reveló en exclusiva eldiario.es, presuntamente fueron retenidas varias mujeres de origen indio. El máximo responsable de la Iglesia católica ha aprovechado un encuentro en el Vaticano con monjas y frailes para desviarse del discurso que había previsto y alertar contra los métodos retorcidos de ampliación los censos conventuales con vocaciones extranjeras, lo que ve una especie de “inseminación artificial”.
Según ha transcrito el servicio de comunicación de la Santa Sede, Francisco comenzó su encuentro con los participantes en el 'Jubileo de la Vida Consagrada' explicándoles que “había preparado un discurso para esta ocasión” si bien le encargó a uno de los miembros de su equipo que repartiera un escrito con las palabras previstas. “Prefiero hablar con vosotros de lo que me venga del corazón”, justificó ante las religiosas y religiosos antes de comenzar a improvisar.
Tras una primera reflexión sobre la diferencia entre “obediencia” y “disciplina” y la necesidad de que monjas y frailes no olviden el valor de la “cercanía”, Francisco aseguró que a él mismo le “cuesta” observar el declive de vocaciones. Él, afirma, es el primer preocupado “cuando recibo a los obispos y pregunto cuántos seminaristas tienen” y ellos responden “cuatro o cinco” o, como “en España”, dijo dirigiéndose a un cardenal español emérito presente en el acto, “hay monasterios, grandes monasterios” en los que apenas quedan “cuatro o cinco” monjas “viejecitas”. Este es el caso, precisamente, del convento mercedario de Santiago, donde apenas queda media decena de monjas tras el abandono de las que lo han abandonado por intercesión de la Policía.
Esta circunstancia, advierte el Papa, hace “surgir una tentación” que “va contra la esperanza”. En algunas comunidades, cuando “el vientre de la vida consagrada” se vuelve “estéril”, dice, “algunas congregaciones hacen el experimento de la inseminación artificial”. “¿Qué hacen? Acoger. Y vienen, vienen, vienen... Y después, los problemas que hay allí dentro. No. ¡Se debe acoger con seriedad!” Advierte. Cuando se acoge personas procedentes de otros países, caso de las monjas de Santiago, Francisco insta a “discernir” si se trata de “verdaderas vocaciones” y, si no lo son, no optar por ningún método que no sea “rezar con intensidad”.
En este contexto, el jefe de la Iglesia católica alerta todavía de otro “peligro” en los conventos cuyo número de miembros no deja de mermar. “Esto es feo, pero debo decirlo”, advirtió: “Cuando una congregación religiosa ve que no tiene hijos e hijas y comienza a ser más pequeña, se apega al dinero. ”Piensan en la vejez, que no falte esto, que no falte lo otro...“, si bien ”vosotros sabéis que el dinero es el estiércol del diablo“, les dijo. ”El dinero echará abajo la esperanza, ¿entendido?“, señaló.
La contundencia de las palabras del Papa sobre los métodos para captar monjas contrasta con la respuesta del Arzobispado de Santiago y de la propia orden Mercedaria tras la publicación en eldiario.es de la presunta retención de las monjas indias, que continúa su recorrido judicial. Como informó este diario, la Archidiócesis compostelana negó los hechos y las Mercedarias hicieron lo propio, además de acusar a prensa e instituciones, más o menos sutilmente, de estar mintiendo y de no respetar su modo de vida.