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La Xunta, obligada a revelar los efectos de un aeródromo compartido con Indra sobre un ave en peligro de extinción

Cría de zarapito real, que en la Península Ibérica sólo se reproduce en el aeródromo de Rozas, en Lugo

David Reinero

En noviembre de 2014 la Consellería de Economía e Industria de la Xunta firmó con el Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA) del Ministerio de Defensa un convenio para desarrollar en el aeródromo de Rozas, en Lugo, una base de investigación de drones en la que participan, como socias del Gobierno gallego, las empresas Indra e Inaer (ahora Babcock). Cuando se vio obligada a divulgar aquel convenio la Xunta borró de él un apartado en el que admitía la existencia en esa zona de un ave en peligro de extinción, el zarapito real, y establecía condiciones para su conservación, párrafos que sí hizo públicos Defensa. Ahora, tras una petición de transparencia, la Xunta se ve nuevamente obligada a divulgar un informe en el que se constata que el vuelo de un dron “provocó la salida del nido de un zarapito incubante, incrementando el riesgo de depredación por ausencia del adulto” y advierte contra la construcción de nuevas estructuras en el entorno.

El zarapito real (Numenius arquata) está catalogado en peligro de extinción. La única población nidificante de toda la Península Ibérica se encuentra en el aeródromo de Rozas, con una población reproductora que en el período 2009-2017 osciló entre tres y cinco parejas. Este diario pidió a través de la Ley de Transparencia tener acceso al último informe de seguimiento sobre la población de esa ave del que dispusiese la Consellería de Medio Ambiente, documento que la Xunta no facilitó dentro del período de un mes que le obliga la ley sino sólo una vez que fue presentada una reclamación ante la Comisión de Transparencia y ésta le pidió explicaciones.

Medio Ambiente facilitó finalmente acceso a un informe con fecha de 2017 elaborado para actualizar el plan de recuperación de la población nidificante de zarapito real, documento en el que se recogen los resultados de trabajos de campo realizados sobre el estado y amenazas de esas aves. Del documento, de 143 páginas, la Xunta censuró el contenido de 45 argumentando, como le permite la ley, que su divulgación “puede afectar negativamente a la protección” del zarapito por detallar la localización de una especie amenazada o sus lugares de reproducción.

Del resto de páginas, no afectadas por ningún impedimento legal expreso, Medio Ambiente señala que “no se autoriza la difusión a terceros” sin explicar el motivo y a pesar de que el propio documento recomienda entre las medidas de protección del zarapito que se desarrollen campañas de divulgación de su situación.Esto es, pese a que la administración tiene que motivar sus resoluciones, como hizo al censurar las páginas del informe, nada motiva de su prohibición de difusión a terceros. En esta información este diario evita expresamente facilitar ningún dato del emplazamiento concreto de los nidos de zarapito, más allá de su ya conocida existencia en el entorno del aérodromo, para evitarle ningún riesgo añadido. La Xunta señala que facilitar el acceso al informe “no implica que suscriba, en parte o en su totalidad, el contenido”.

El documento constata que la creación de la base de drones de Rozas permitió cerrar su perímetro y proteger así el espacio en el que anidan los zarapitos de predadores y controlar mejor los efectos sobre ellos de las intrusiones humanas en su hábitat. Sin embargo, también constata que, así como las avionetas que ya operaban en el aeródromo y los drones de mayor tamaño que ahora vuelan en la zona no estarían teniendo efecto sobre las aves, no ocurrió lo mismo con los drones de menor tamaño, los denominados microdrones, de menos de cinco kilos de peso y alcance limitado. Sin aclarar a lo largo de cuánto tiempo de seguimiento, el documento señala que “se registraron en tres días diferentes vuelos de microdrones” en un espacio concreto de la base añadiendo que “uno de estos microdrones provocó la salida del nido de un zarapito incubante, incrementando el riesgo de depredación por ausencia del adulto”. El informe recomienda que no se permitan vuelos en esa zona, medida no contemplada inicialmente en los condicionantes ambientales establecidos para la creación de la base de Rozas.

El documento, datado en 2017 y firmado por expertos del departamento de Zoología de la Universidad de Santiago, advierte también de que “la viabilidad del núcleo reproductivo se vería gravemente comprometida si fuesen creadas nuevas infraestructuras que supusieran pérdida de hábitat o alteración de su calidad”. Igualmente, el informe detalla las diversas amenazas que sufre la población de zarapito, en particular el deterioro de los matorrales y prados, la depredación por fauna silvestre o carnívoros domésticos o el choque con el cierre perimetral del aeródromo, que paradójicamente contribuye a protegerlo de los predadores. Y, entre sus recomendaciones, destaca la necesidad de divulgar la situación de riesgo y las amenazas que sufre el zarapito en esa zona.

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