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El Plan Galicia anunciado por Aznar tras el Prestige cumple 15 años con sólo tres de sus ocho grandes obras en ejecución

Fraga entrega en 2003 la Medalla de Galicia al entonces ministro de Fomento, Francisco Álvarez-Cascos, en agradecimiento por el Plan Galicia

David Reinero

“A Coruña, 24 de enero de 2003. El Consejo de Ministros ha aprobado el Plan Galicia, un conjunto de medidas destinadas a paliar a corto plazo las consecuencias económicas y sociales del Prestige y, a medio y largo plazo, impulsar el desarrollo social y económico de Galicia”. Así comenzaba la nota de prensa difundida por el Gobierno de José María Aznar hace ahora 15 años, tras la reunión que aquel día mantuvo de forma extraordinaria en el Pazo de María Pita, sede del Ayuntamiento de A Coruña. Cinco lustros después, sólo tres de sus ocho grandes obras están en ejecución: el Puerto Exterior de A Coruña, el AVE entre Galicia y Madrid y el Parador de la Costa da Morte.

En aquel Consejo de Ministros celebrado en A Coruña por invitación de su alcalde, el entonces socialista Francisco Vázquez, dos meses después del inicio de la crisis del Prestige y entre elevadísimas medidas de seguridad por las manifestaciones contra la gestión de la catástrofe, se aprobaron diversas líneas de ayudas y actuaciones de urgencia bajo el epígrafe de Plan Galicia. Posteriormente, la Xunta también usaría ese mismo término para sus propias actuaciones. Pero si aquella nota de prensa permaneció en el imaginario colectivo fue por las ocho grandes obras que el Gobierno central se comprometía a realizar en Galicia. Curiosamente, en el Boletín Oficial del Estado (BOE), donde las notas de prensa se convierten en hechos oficiales, el término Plan Galicia sólo sería empleado por el Gobierno gallego para publicitar sus actuaciones, pero no por el Ejecutivo central.

Aquella nota de prensa posterior al Consejo de Ministros de hace ahora 15 años, que le supuso recibir la Medalla de Galicia al entonces ministro de Fomento Francisco Álvarez-Cascos, admitía que buena parte de su contenido en materia de grandes obras públicas era una recopilación de actuaciones ya prometidas pero sin plazos a las que se mejoraban sus características y supuestamente se les inyectaba más dinero, hasta un total de unos 5.200 millones. La actuación de mayor importe de las concretadas, 1.476 millones de euros, era el denominado “AVE del Cantábrico (El Ferrol-Asturias-Cantabria-Bilbao)”, del que el Gobierno se comprometía a iniciar su planificación y preveía ya la citada inversión sólo en su tramo gallego. Esa línea quedó descartada antes incluso de que llegara la crisis y hoy el obsoleto FEVE actual sigue deteriorándose.

La línea de AVE que hace 15 años ya tenía avanzada su planificación y estaba en obras en sus tramos más próximos a Madrid, comunes con la línea desde esa ciudad a Valladolid, era la del AVE entre Galicia y la Meseta. En aquel Consejo de Ministros se acordó mejorar algo el diseño anterior con una “solución de doble túnel y alta velocidad” en el tramo Lubián-Ourense, pero el Gobierno central mantuvo las obras con peores características que esas hasta 2010. Hoy los trabajos de esa línea están notablemente avanzados, pero si hay que tener en cuenta la promesa de un trazado con características de alta velocidad realizada entonces, ese AVE no entrará en servicio aún hasta la próxima década.

Aquella nota de prensa de hace 15 años también anunciaba el “inicio de los estudios de trazado de la conexión de Alta Velocidad Ponferrada-Monforte, con una inversión para este trazado en el tramo gallego de 690 millones”, así como el mismo “inicio de los estudios de trazado de la conexión de Alta Velocidad Lugo-A Coruña, trazado que contará con una inversión de 780 millones de euros”. Las dos líneas desaparecieron bien pronto de las promesas políticas, sustituidas por la alternativa de una conexión Ourense-Lugo que también quedaría en nada y que hoy se limita al inicio de los estudios para mejoras puntuales de la línea actual.

Aquel Plan Galicia también citaba dos actuaciones en materia de autovías. La “Autovía Pontevedra-A Cañiza: 480 millones de euros” vio como su trazado variaba y se acercaba más al oeste reconvertida en la A-57 Pontevedra-Vigo-O Porriño, cuyo diseño se extendería también hacia el norte a manera de circunvalación de la capital provincial y donde sólo hay en obras un tramo de 6 kilómetros cuya primera piedra se colocó dos meses antes de las elecciones generales de 2015. Y la “Autovía Chantada-Monforte: 196 millones” sigue en una prolongada fase de estudios previos a pesar de que el tráfico de la carretera convencional, entonces como hoy, es escaso.

Así, de aquellas ocho grandes actuaciones, y al margen del AVE a la Meseta en construcción, sólo están en obras el Parador de Turismo de la Costa da Morte, en Muxía, para el que el Gobierno preveía una inversión de 24 millones y ya supera los 27 tras años de trabajos parados, y el Puerto Exterior de A Coruña. Paradójicamente, de esa actuación fue de la que menos se concretó en aquella nota de prensa del 24 de enero de 2003. “Realización del análisis de la viabilidad del proyecto de puerto exterior en A Coruña”, se limitaba a decir aquel comunicado, sin indicar cifras de un proyecto que hoy tiene finalizados sus muelles con un coste que se disparó hasta superar los 700 millones de euros pero que está aún infrautilizado y carece de acceso ferroviario. Además, el objetivo de aquel puerto era alejar de los muelles del centro de la ciudad el tráfico de petroleros para la refinería de A Coruña, que ya había motivado en 1992 el hundimiento del Mar Egeo. 15 años después, Puerto Exterior ya hay pero sigue sin fecha ese traslado de los petroleros.

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