Pontón denuncia al “PP más ultra de la historia” y la censura impuesta por Rueda en colegios y centros de salud
El giro a la derecha del Gobierno de Alfonso Rueda centró este miércoles la sesión de control en el Parlamento de Galicia. Lo enunció Ana Pontón, líder del BNG: “Estamos ante el Partido Popular más ultra de la historia”. Y puso ejemplos para argumentarlo, los principales, las últimas instrucciones emitidas que limitan la libertad de expresión en colegios y centros de salud. “Instauran la censura, ¿no les llega con la Televisión de Galicia?”, ironizó. El presidente de la Xunta intentó darle la vuelta a la acusación -basada en hechos, por otra parte- y se enredó en sus habituales diatribas contra la UPG (el partido núcleo del Bloque, fundado en la clandestinidad antifranquista) y la necesidad de “aprender en libertad y sin adoctrinamientos”.
“Sin adoctrinamientos” significa que un instituto será apercibido por la Administración si cuelga una bandera palestina para denunciar el genocidio israelí en Gaza. Lo recordó Pontón, quien lanzó una pregunta a Rueda que, obviamente, quedó sin responder: “¿En qué momento ha decidido que defender los derechos humanos es adoctrinar?”. La nacionalista también se refirió a hospitales y ambulatorios, cuyos trabajadores deberán consultar por escrito a la gerencia -es decir, al Servizo Galego de Saúde, es decir, al Gobierno del PP- el contenido y la forma de los carteles que pretendan difundir. “Prohíben pancartas en defensa de la sanidad pública. No refuerzan el personal, sino que prohíben carteles que demandan más médicos”, ilustró Pontón, acostumbrada a intervenir entre el ruido y las interrupciones de los escaños del PP, “¿cuál será la próxima censura? ¿Un cartel del 8M? ¿Una pancarta LGTBi? ¿Un manifiesto por el gallego?”.
El presidente de la Xunta se aferró al manual de las derechas radicales. Los que adoctrinan son los que protestan, la portavoz del BNG quiere ser “la policía del buen pensamiento”, la nueva directora de la CRTVG -unilateralmente impuesta por el PP- deberá “tener paciencia” para aguantar a la oposición. Lo derecho al revés. Lo que no ofreció, como no ha ofrecido en las últimas semanas en que la prensa le ha preguntado por la materia, fue una justificación sobre por qué justo ahora decide reducir la libertad de expresión del personal sanitario o educativo. Expertos consultados por elDiario.es asocian al ideario ultra el lenguaje usado por el Gobierno gallego para instaurar el control ideológico.
“No se enfade tanto para decir lo de siempre”, arguyó Alfonso Rueda antes de recriminar al BNG lo de siempre: su presunta sumisión al Gobierno central. Y, también como suele practicar en las sesiones de control, al borde de la falta de respeto: “A ver si se les quita esa cara de enfurruñados que tienen siempre y usted especialmente más que nadie”.
El ejemplo de Mazón en emergencias
Con el portavoz del PSOE en la Cámara gallega, José Ramón Gómez Besteiro, el debate se convirtió en una especie de discusión de política madrileña por delegación. El socialista le afeó a Rueda la ponencia ideológica del congreso del PP que ratificó a Feijóo el pasado fin de semana y el presidente le replicó con “el puterío” del PSOE, la Ley de Amnistía y con una burla “del argumentario que le dan en Ferraz”. Besteiro, entre habituado a esa retórica e impasible, resumió la líneas generales del cónclave de la derecha popular: “Su solución en vivienda, la de Rodrigo Rato; en corrupción, la de Aznar; en inmigración, Abascal. Solo le faltó seguir a Mazón en emergencias”.
El presidente de la Xunta decidió cerrar recurriendo a sus clásicos, sobre todo críticas insistentes y repetitivas, en parte importadas de Génova 13, al Ejecutivo de Pedro Sánchez. Su vehemencia fue tal que llegó al punto de deslizar una alusión involuntariamente independentista: “Galicia funciona y la gente lo dice en las elecciones. Y si pudiera soltar el lastre que supone el Gobierno central, funcionaría aún mejor”. Y así acabó su careo con el socialista Besteiro.
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