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El cierre de Vimianzo: la “impotencia” de gobernar uno de los municipios con peores datos de España sin información oficial

Dos personas mayores con mascarillas pasean por la calle.

Beatriz Muñoz

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El pequeño municipio de Vimianzo (A Coruña), de poco más de 7.000 habitantes, está cerrado perimetralmente por decisión de la Xunta de Galicia. El motivo es un brote que califica “de alto riesgo”, pero sobre el que no ha ofrecido datos concretos, tampoco a su alcaldesa, Mónica Rodríguez (PSOE). “Sé que la situación es muy preocupante. Me hablan del entorno de cien o ciento y algo de casos positivos activos en estos momentos, pero nada más. Siento impotencia”, se queja a elDiario.es justo después de hablar por teléfono con responsables sanitarios, que solo le han dicho que se pondrán en contacto con ella más tarde.

Cuando el Gobierno gallego tomó, aconsejado por el comité clínico que lo asesora, la decisión de restringir las entradas y salidas en el municipio, a Rodríguez le dijeron que empezarían a darle información diaria por vía telefónica o por correo electrónico. Los alcaldes tienen la consideración de autoridad sanitaria, pero esta regidora no ha tenido “ninguna noticia” en estos días. El periódico La Voz de Galicia, el único que viene publicando los datos por ayuntamientos, informó de que la incidencia en Vimianzo es de 1.360 casos por 100.000 habitantes, una de las más elevadas de España. “A nivel porcentual, me comentan que sí -que es uno de los datos más altos de España-. Pero yo me entero por los medios”, responde la alcaldesa cuando se le pregunta al respecto.

“Exijo información”, demanda. Sin datos concretos, desconoce si el brote es más activo en alguna de las 14 parroquias de Vimianzo o dónde debe reforzar la limpieza, los controles y los servicios que se les ofrecen a quienes no pueden salir. Esta imposibilidad de acceder a las cifras concretas les resulta inverosímil a los propios habitantes del municipio. “Mis vecinos no se creen que nosotros no tengamos datos”, dice. La falta de transparencia no ayuda tampoco a “llegar a los ciudadanos”. Aunque tienen un comportamiento “muy correcto”, Rodríguez considera que “necesitan información”.

Lo que se sabe del brote es que los primeros positivos se conocieron el 19 de octubre y que estaban vinculados al centro de salud, que funciona también como punto de atención continuada (PAC) de la comarca. La alcaldesa insiste en “no echar culpas a nadie”, pero cree que “en el momento en el que de un mismo habitáculo sale un número importante -de casos- entre trabajadores, se tendría que haber activado un control para que no se expandiese”.

Los pacientes que pasaron por las instalaciones en los días previos no recibieron advertencias entonces e “hicieron su vida familiar y laboral”. Como consecuencia, el brote se propagó. Rodríguez destaca que por un centro de salud pasa mucha gente a lo largo del día, lo que incrementa el riesgo. “Se expandió de manera explosiva”, agrega. Sus críticas se extienden también a la falta de instrucciones claras para actuar pese a haberse detectado “un foco tan fuerte” en un municipio tan pequeño. “Si tuviésemos un protocolo, lo seguiríamos”, afirma.

Fue la semana siguiente, la del 26 de octubre, cuando el Servizo Galego de Saúde (Sergas) empezó a hacer un cribado en el municipio a petición del ayuntamiento. “No fue lo inmediato que me gustaría, pero la gerencia provincial lo admitió”, explica Rodríguez. Desde el lunes se hicieron pruebas a las personas más expuestas al público y a los pacientes que habían pasado por el centro de salud. El viernes se decretó el cierre perimetral.

Los test detectaron un gran número de asintomáticos y la alcaldesa opina que este es otro factor que contribuyó al crecimiento de los contagios. “Igual”, recrimina, el cribado “se tenía que haber hecho antes”. Las pruebas masivas continúan ahora en Vimianzo en busca de más infectados.

Rodríguez no cuestiona ni el toque de queda general ni el cierre perimetral de Vimianzo. “Si no conocemos datos y no sabemos la información real, no puedo opinar”, argumenta. Admite que no le “agradan” las restricciones de entrada y salida por el impacto económico en un municipio acostumbrado a recibir las visitas de pueblos vecinos para hacer compras y tomarse algo en los bares. No obstante, cree que, “si los números siguen, es la única salida”.

La alcaldesa traslada a la Xunta su “plena disposición” para aplicar las medidas que considere oportunas. “Si debemos hacer algo que no estemos haciendo, que nos den instrucciones”, reclama, a unas horas de que otra reunión del comité clínico evalúe si se mantienen los cierres perimetrales o se modifican las restricciones. Lanza también la petición de no considerar las medidas “una guerra de ideologías”. Defiende que “prima primero la salud y luego, la situación económica”.

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