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Más presión sobre el patrimonio de los Franco: A Coruña completa el último paso para reclamar la propiedad de la Casa Cornide

Fachada de la Casa Cornide, situada en la Ciudad Vieja de A Coruña. EFE/Cabalar/Archivo

María Pampín

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A Coruña ya tiene listo el informe que añadirá más presión sobre la familia Franco y las propiedades que llegaron a sus manos de manera irregular durante la dictadura. Tras el golpe iniciado por la sentencia del Pazo de Meirás, que obliga a los herederos del dictador a devolver el histórico edificio al bien público, ahora el camino continúa con los ojos puestos en una construcción singular que corona una de las plazas con más encanto de la ciudad vieja de A Coruña, la Casa Cornide.

El Ayuntamiento de la ciudad tiene dos frentes abiertos: uno que anunció este verano, en pleno juicio por la propiedad de Meirás, para recuperar en los juzgados la propiedad de la Casa Cornide y otro, por la vía artística con la declaración del edificio como Bien de Interés Cultural (BIC), que obligaría a los herederos del dictador a abrir la vivienda a visitas, entre otras exigencias de cuidado del inmueble. El Gobierno local acaba de recibir el informe externo con el que iniciará el procedimiento administrativo para solicitar ante la Xunta de Galicia que certifique la catalogación de la Casa Cornide como BIC. En él, nueve profesionales de los ámbitos de la historia del arte, la arquitectura, historia, topografía y la conservación de bienes culturales definen las características del edificio que lo convierten en una obra singular que precisa una figura de protección.

Como “un unicum arquitectónico” la califica el catedrático de Historia del Arte de la Universidade de Santiago de Compostela Alfredo Vigo Trasancos, que se ocupó del análisis histórico artístico del edificio. El profesor considera que el aire galo con el que fue construida la Casa Cornide, “del mejor estilo tardobarroco, cosmopolita y francés”, “no tenía en Galicia apenas ningún precedente” y destaca la curvatura que eligió el desconocido autor del edificio como solución en los extremos de la fachadas. Se trata de unos cierres curvos que tampoco se encontraban entonces en la arquitectura de la comunidad y que estaban inspirados en las casas urbanas burguesas de Francia.

El informe considera que el estado de conservación del edificio es bueno, aunque solamente se ha podido examinar el exterior ya que la familia Franco no ha autorizado que entren los expertos, que centran su interés en la escalinata de la planta baja. Su interior fue reformado completamente en los años sesenta para convertir el edificio, deteriorado por un período de abandono, en la residencia que ocasionalmente Franco y su mujer, Carmen Polo, utilizaban cuando se encontraban en A Coruña.

Una conversión, realizada en dos fases, pagada con dinero público del Ayuntamiento de A Coruña, según la documentación encontrada, y de la que poco se conocía hasta que este verano los Franco, coincidiendo con el juicio sobre Meirás, decidieron poner el inmueble a la venta. A través de las imágenes del portal inmobiliario, Vigo Trasancos identifica molduras de puertas en piedra que pueden proceder de restos de obras de la conversión en Hostal dos Reis Católicos del hasta entonces hospital real de Santiago de Compostela y, por diversa documentación, se sabe que en esta residencia también se depositaron las figuras del Pórtico de la Gloria de la Catedral que están en posesión de los Franco -y reclamadas por el Ayuntamiento de Santiago- después de que se incendiaria el Pazo de Meirás.

Este informe histórico artístico, al que ha tenido acceso elDiario.es, es la pata que faltaba para que el ayuntamiento inicie las “acciones judiciales pertinentes” para recuperar la propiedad de la Casa Cornide después de que este verano el Instituto de Estudos Coruñeses José Cornide -que precisamente lleva el nombre del polígrafo coruñés cuya familia construyó el edificio en cuestión- hiciese público el informe, esta vez histórico, que relata las piruetas que dieron el consistorio y el empresario, conde de Fenosa y promotor de la comisión que entregó el Pazo de Meirás a los Franco, Pedro Barrié de la Maza, para satisfacer el deseo de Carmen Polo de tener una residencia en A Coruña que no le diese tanto trabajo poner a punto como Meirás. En la presentación de este análisis coordinado por el historiador Emilio Grandío, la alcaldesa de la ciudad, Inés Rey, aseguraba que sería “cuestión de meses” el inicio de la reclamación de la propiedad en los juzgados.

La documentación que respaldará esta demanda cuenta la historia de cómo un bien público acaba en las manos de Carmen Polo después de perder 13 veces su valor en pocos días. Tras ser residencia de la familia Cornide, este singular edificio fue desde sede del ayuntamiento hasta cine de una sociedad católica a finales de la Guerra Civil, en la que inició una etapa de desuso hasta que en los años cuarenta lo compró el Ministerio de Educación. Entonces, el ayuntamiento de la ciudad renueva su interés por la Casa Cornide y convence al Gobierno central para permutar propiedades: el edificio señorial del centro por una parcela en lo que, entonces, eran las afueras de la ciudad.

Esto coincide con los deseos del alcalde franquista Alfonso Molina, regidor desde 1947 a 1958, para que los Franco pasen más tiempo en la ciudad y menos en Meirás, en el cercano municipio de Sada. “Venían al Pazo de Meirás si venía Franco. Pero el dictador solo lo hacía en vacaciones. Su mujer, Carmen Polo, asturiana, tiraba también para Galicia. Pero si venía sola, se alojaba en el Hotel Embajador, en el centro de A Coruña, hoy desaparecido”, explica Grandío. El sistema para cambiar esto fue simple: el ayuntamiento sacó la Casa Cornide a subasta, por debajo de su valor de 344.000 pesetas, la compró Barrié de la Maza casi sin oposición por 305.000 y se la cedió a Carmen Polo por 25.000 pesetas, con un paso previo en el que el consistorio eliminó todas las cláusulas sobre la puja que impedían cambiar la titularidad del recién adquirido edificio.

Una maniobra fraudulenta y pactada por la familia del dictador y el Gobierno del régimen, tal y como reconoce en una carta fechada en agosto de 1962 el secretario personal de Franco, Ricardo Catoira, al entonces subsecretario de Hacienda, Juan Sánchez-Cortés y Dávila: “Tengo el gusto de comunicarte que hoy por fin ha terminado el plazo para la subasta de la célebre casa que tanto deseaba Su Excelencia. Hoy también se reúne el pleno para adjudicarla a un particular y este venderla a la Señora. Así se lo hemos explicado a Su Excelencia por ser la mejor fórmula ya que de esta forma no se hace una adjudicación de bienes que fueron del Estado al propio Caudillo”.

La aportación pública para el beneficio de los Franco no terminó ahí. Los libros municipales recogen dos desembolsos más, de casi 180.000 y de un millón de pesetas en los años 1963 y 1964 destinados a la reforma de la Casa Cornide, que ya pertencía a Carmen Polo. La familia del dictador dividió la vivienda en varios apartamentos, con espacio para el servicio, y anexionó una pequeña parcela que daba continuidad a uno de los laterales del edificio para agrandarlo.

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