Las históricas fiestas del Círculo de Bellas Artes que hacían “temblar el edificio” renacen el Día de Muertos

Imagen de archivo de una mascarada celebrada en el Círculo de Bellas Artes en los ochenta, época de esplendor de las fiestas en este espacio.

Guillermo Hormigo

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La editorial Temas de Hoy publicaba en noviembre de 2021 la antología Allí donde nos encontramos. Brindis, reuniones y abrazos, una compilación de 27 relatos escritos en diferentes épocas (desde Cervantes a Anna Pacheco pasando por Jane Austen) con un nexo en común: la literatura convertida en un punto de encuentro, de reunión y de celebración colectiva. Historias entre copas, música, disfraces y excitaciones que demuestran cómo la cultura se nutre de la fiesta, y viceversa.

En el Círculo de Bellas Artes siempre han tenido clara esta idea. Y no solo porque sea un centro cultural con una conocidísima azotea, joya de la corona del ocio madrileño, sino por unas históricas fiestas temáticas que después de un parón obligado por la pandemia regresan ahora a pleno rendimiento. Será el 31 de octubre desde las 23.00 para vivir por todo lo alto la Noche de Muertos.

“Uno de los valores del Círculo ha sido siempre aunar la parte artística, creativa, de pensamiento y de vanguardia con grandes fiestas”, asegura la Directa de Publicaciones y Eventos Externos de la institución, Carolina del Olmo, en declaraciones a Somos Madrid. Las más icónica era (e intentarán que vuelva a serlo) la mascarada de Carnaval, aunque la de Nochevieja no se quedaba muy atrás. Del Olmo cita otras más puntuales, desde las más elegantes organizadas por las revistas Vogue o Elle a “fiestas techno bestiales en las que temblaba el edificio”. Recuerda una sesión del DJ Óscar Mulero en la que removieron los cimientos de la Sala de Columnas.

El componente espacial es de hecho un factor clave para entender lo especiales que son estas fiestas, convertidas en toda una referencia del ocio nocturno madrileño en los años ochenta y noventa: “El escenario es el Círculo entero: el vestíbulo, el Salón de Baile en la segunda planta, la Sala de Columnas en la cuarta... todo además decorado a lo grande, con una ambientación única”.

Para Del Olmo, este ambiente empezó a decaer ya mucho antes de la pandemia, hace unos diez años. El Círculo siguió a la vanguardia en cuestiones de pensamiento, mientras que en la parte musical y de ocio cayó en manos de “programadores que en su momento fueron modernos, pero quizá ya no lo eran tanto cuando llegaron a la institución” y las celebraciones quedaron reducidas a la fiesta de Carnaval. “Se perdió la conexión con una cierta vidilla social madrileña en un momento en el que además estaba un poco apagada”, explica.

El objetivo es revivir un espíritu festivo algo alicaído aprovechando el rebrote social de la pospandemia, aunque la idea ya estaba presente desde un inicio en la renovada dirección del CBA que llegó en 2019, con Valerio Rocco Lozano al frente. No en vano, se trata del director más joven en la historia del Círculo, del que se hizo cargo con 35 años. “Estamos abriéndonos a lo interesante y relevante que pasa en Madrid y a esto lo que le faltaba era la fiesta”, asegura Del Olmo.

Desde la institución quieren acabar con la distinción entre el público de su oferta cultural o de pensamiento y el de la azotea, que a veces “atraviesa el Círculo como quien atraviesa cualquier otra cosa”. La vuelta de las fiestas apunta a ello, pero también plantea algunas dudas, sobre todo con unos precios que no las hacen precisamente accesibles.

La entrada a la de la Noche Muertos cuesta 45€, 35€ para amigos del Círculo y socios. “Queda por ver si conseguimos atraer a esa audiencia que viene al cine , exposiciones o presentaciones literarias, y que no es la misma que la de la azotea ya no solo a un nivel de intereses, sino también desde un punto de vista social o económica. Porque las fiestas tienen un componente cultural que les puede interesar, sí, pero es innegable que son un poco caras”, reconoce Del Olmo.

Fiestas que son auténticos festivales

La responsable de Eventos Externos del CBA defiende, eso sí, que la cuantía responde a una fiesta que es mucho más que eso. “Por inversión, despliegue y variedad casi podríamos hablar de un festival”. No es la primera vez que acogen una fiesta por Halloween (aunque la orientación es más bien a la Noche de Muertos y la tradición latinoamericana), pero sí es la primera con esta temática organizada desde la propia entidad. Para ello han contado con Basurama, colectivo especializado en la gestión, producción e investigación sobre basura en el ámbito de la cultura.

“Es una iconografía con muchas posibilidades visuales pero también sonoras, de ahí que hayamos apostado por la Noche de Muertos más que por Halloween, además de por la cercanía cultura con Latino América. En la fiesta habrá mucha música urbana con componente latino mezclada con la electrónica o la psicodelia”, explica Del Olmo. La propuesta, además, no pretende que los estilos se alternen, sino que se desplieguen a la vez aprovechando el espacio disponible para armar “mucho jaleo”. Se darán cita desde habituales de la noche madrileña como Sonidero Mandril o Guacamayo Tropical a destacados referentes de la escena internacional que se estrenan en Madrid, caso del canadiense Uproot Andy, nombre emergente en la electrónica neoyorquina.

Pero desde el Círculo no pierden el tiempo y para que no vuelva a decaer el ímpetu ya trabajan en las siguientes farras. Según Del Olmo, “la idea es montar unas tres grandes fiestas al año”. Además de Carnaval y la Noche de Muertos, trabajan en una tercera cita más castiza que todavía no han terminado de atar.

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