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¿Qué le dice un ordenador a otro? “Así piensan los humanos”

El proyecto artístico 'Talking' explora los mecanismos de percepción y comunicación humana

Cristina Sánchez

Un ordenador mira fijamente a los ojos LCD de su interlocutor. No sabemos qué dicen, pero sus pantallas van mostrando diferentes iconos en el transcurso de la que parece una amigable conversación. Aunque estás acostumbrado a que tu ordenador dialogue contigo, ya sea a través de estas letras encerradas en bits o a través de esa flecha blanca para que pinches la salida de emergencia, lo cierto es que también puede comunicarse con otros de su especie.

Dos artistas interactivos, el barcelonés Ishac Bertran y el neoyorquino Jonathan Wohl, estudiaban un curso en la Escuela de Computación Poética de Brooklyn cuando comenzaron a reflexionar sobre nuestra forma de percibir y comunicar. Pensaron que podían mostrar esos humanos procesos en los ordenadores si les decían cómo. Así que decidieron colocar dos dispositivos, cada uno con una cámara en la cabeza, enfrentados entre sí, para que fueran capaces de verse y hablar como cualquier pareja de 'homo sapiens' (cuando dejamos de usar WhatsApp, claro).

“Si los ordenadores están hablando el uno al otro y nosotros como humanos estamos viendo la conversación, podemos identificarnos con los ordenadores. No entendemos lo que están comunicando, pero nos identificamos con la idea de que están comunicándose mirándose el uno al otro y hablando”, nos explica el artista Jon Wohl.

A LOS ORDENADORES TAMBIÉN LES GUSTA JUGAR AL PIMPÓN

Wohl y Bertran decidieron llamar a su proyecto 'Talking', y a principios de año han presentado su instalación interactiva, compuesta por tres pares de máquinas que se relacionan entre sí, en el festival The Story of Light celebrado en Goa (India), un evento que reunió a científicos, filósofos y artistas. Cada pareja de máquinas reproduce un proceso de la percepción humana, utilizando técnicas de visión por ordenador y algoritmos de procesamiento de imágenes.

La primera pareja de ordenadores está programada para explicarnos cómo nuestro cerebro detecta lo que nuestros ojos ven. Cada dispositivo actúa como un espejo: muestra en su pantalla lo que percibe a través de su cámara, al igual que nuestros ojos convierten la luz que les llega en señales que serán procesadas por el cerebro.

En un segundo estadio, los ordenadores son capaces de interpretar lo que ven, tal y como hacemos los humanos. Un visitante podía trazar un dibujo simple en la pantalla del ordenador emisor y el ordenador receptor era capaz de reconocer ese patrón visual y asociarlo a un concepto, al igual que nuestra mente asocia las formas visuales con ideas gracias a nuestros recuerdos y experiencias. “Fue interesante ver cómo la gente decía 'ahora entiendo mejor cómo funcionan las cosas que doy por descontado'”, señala Bertran.

Estos ordenadores acaban incluso por ponerse juguetones: uno actúa como pelota y el otro como raqueta en una peculiar partida de pimpón que alude a otro proceso humano: la lógica y la predicción. Seguro que no reflexionas a menudo sobre la admirable capacidad que has desarrollado a lo largo de tu vida para apartarte a tiempo antes de que un balonazo impacte en tu cara.

Con solo apretar un botón que estos artistas habían dispuesto en la instalación, los visitantes podían comprobar cómo funciona ese mecanismo mental y computacional: una línea verde lo indicaba en la pantalla. “Se pueden observar las predicciones de dónde va a ir la pelota y esta es una forma de explicar un poco mejor cómo funciona, cómo las máquinas están haciendo predicciones capaces de anticipar”, detalla Bertran.

La primera fase de la instalación explora el modo en que vemos la información

Bertran y Wohl pretendían con esta instalación detener esos procesos que nuestros cerebros realizan muy rápido y mostrarlos en máquinas capaces de explicar cómo percibimos. Si reproducimos en las máquinas nuestras propias acciones (el 'bot' Eugene Goostman fue capaz de engañar al 30% de sus interlocutores humanos haciéndoles creer que él también lo era y el superordenador Watson no solo ha sido capaz de ganar a los participantes en un concurso de televisión, sino que además ha escrito ya su propio libro de cocina), ¿acaso no pueden ayudarnos también a entender cómo pensamos los humanos?

“Creo que es interesante reflexionar sobre cómo construimos máquinas que nos ayudan y que están muy cerca de la forma en que nosotros trabajamos, así que hemos tratado de modelar esos procesos y trasladarlos a los ordenadores”, nos cuenta Bertan.

Al mismo tiempo que este proyecto trata de trasladar la mente humana a la mente de las máquinas, consigue que reflexionemos sobre cómo los ordenadores son capaces de 'pensar' gracias a su propia programación, aunque (todavía) no tengan consciencia de su propia existencia. Wohl admite que la inteligencia artificial es una de los conceptos que sobrevuela su proyecto, pero su propósito no era desarrollar máquinas más inteligentes que los humanos, sino exponer las destrezas que los ordenadores ya son capaces de desarrollar como nosotros.

“Cuando ves un proceso que está dentro de ti en una máquina y ves cómo hace algo que es humano, tienes esa perspectiva que te ayuda un poco a entender la diferencia, a entender realmente lo que está pasando”, defiende Bertran. Al final, tu ordenador puede servir para mucho más que para entretenerte por internet: puede ayudarte incluso a pensar sobre tu propio pensamiento.

La primera fase de la instalación explora el modo en que vemos la información

EL LENGUAJE CORPORAL DE LA COMPUTACIÓN

Una barra de progreso nos dice que esperemos. Un cursor parpadeante, que el ordenador nos está aguardando a nosotros. Para estos dos artistas interactivos, estos símbolos constituyen el lenguaje corporal de los ordenadores, y en la segunda parte de su proyecto están tratando de averiguar cómo esos gestos se asemejan a cualquier conversación humana. Han programado a los ordenadores para que sean capaces de comunicarse y tomar decisiones solo a través de imágenes visuales, una instalación que expusieron previamente a la de India en el Eyebeam Art and Technology Center de Nueva York.

“Cuando ves a gente hablar al otro lado de la calle no sabes lo que están hablando, pero puedes ver que están discutiendo, se están riendo o se lo están pasando bien. No sabemos lo que dicen, no sabemos lo que ocurre”, explica Ishac Bertran. Si vemos el cursor parpadeante de un ordenador, no sabemos lo que está pensando, pero sí que está aguardando nuestra próxima orden.

De la pareja de ordenadores que jugaba al pimpón, uno de ellos esperaba. Cuando la barra de progreso del primero acababa, comenzaba de nuevo el juego con su pareja. Una particular metáfora de cómo en una conversación esperamos de forma cortés a que el otro termine de hablar antes de comenzar, activando el parpadeo de nuestro propio cursor.

Estos dos artistas consideran que esos símbolos visuales son nuestros gestos y nuestras actitudes. No son palabras, porque cuando vemos una barra de progreso no conocemos realmente lo que está haciendo el ordenador. “Entiendes que el ordenador está trabajando en algo pero sin información adicional necesariamente sobre lo que está haciendo”, nos cuenta Jon Wohl. “Son casi como actitudes o emociones que los ordenadores tienen circunstancialmente pero no son necesariamente contenido”, detalla este artista.

Estos dos creadores quieren que su proyecto continúe creciendo, adoptando otros caminos con los que continuar explorando la comunicación humano-máquina en todas sus posibilidades. Ya se plantean realizar un proyecto similar con 'smartphones', una exposición que sin duda podrá provocar la imaginación de aquellos que la visiten. ¿Qué le diría un Android a un iPhone? Suponemos que nada agradable, aunque probablemente solo seríamos capaces de intuir que los dos teléfonos no se llevan demasiado bien por su lenguaje corporal.

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Las fotografías de este reportaje son propiedad de Ishac Bertran y John Wohl (Talking Project)Ishac Bertran(Talking Project)

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