Francisco Tomás Fernández Cortés, El Ico, hijo de Francisca Cortés, La Paca, histórica matriarca del poblado chabolista palmesano de Son Banya, ha evitado este lunes responder en el Juzgado sobre las imputaciones que vertió en su día contra un policía local de Palma, a quien acusó, presuntamente en falso, de haberlo extorsionado a cambio de no someter a controles e inspecciones sus locales nocturnos. El ahora investigado aseguraba que sus establecimientos eran competencia directa del magnate Bartolomé Cursach y que los agentes velaban por salvaguardar la buena marcha de los negocios del considerado rey de la noche mallorquina.
En concreto, El Ico ha declarado por videoconferencia desde una cárcel de Madrid, donde cumple condena por tráfico de drogas, y lo ha hecho en calidad de imputado a raíz de la querella interpuesta por el agente, quien ya en julio de 2020 quedó exonerado de los delitos que se le imputaban en el caso Cursach. Al inicio de su comparecencia, el juez le ha informado que sobre él pesa, además de un supuesto delito de denuncia falsa, otro de detención ilegal, dado que a raíz de sus acusaciones y de las efectuadas por el entonces testigo protegido 16/20 varios agentes fueron enviados a prisión de forma preventiva.
No en vano, en su querella, la defensa del policía argumenta que el auto con el que el exjuez Manuel Penalva decretó su ingreso en la cárcel se basaba única y exclusivamente en los testimonios directos de ambos. El Ico identificó a este agente en anexos fotográficos junto a otros policías a los que acusó de cobrar 'mordidas' a cambio de no realizar inspecciones en 'El Cavalli', un local de fiestas que regentaba en la Avenida Joan Miró.
Durante la videoconferencia, el hijo de La Paca, sobre quien pesan múltiples antecedentes penales, se ha acogido a su derecho a no contestar a las preguntas de la Fiscalía ni del denunciante y sólo ha respondido a algunas cuestiones aisladas que le ha formulado su abogada, sin entrar en detalle en el fondo de la querella, por lo que no ha llegado a ratificar ni a desmentir las declaraciones incriminatorias que efectuó en su día durante la instrucción del caso Cursach.
El Ico ha insistido en varias ocasiones en que no sabe ni leer ni escribir y que “ellos lo sabían”. Al haberse opuesto a responder a las acusaciones, no ha llegado a aclarar si con “ellos” se refería al exjuez Penalva, al exfiscal Miguel Ángel Subirán o a los policías de Blanqueo que llevaban la investigación. En esta línea, ha señalado que firmaba sus declaraciones “con la huella”.
El querellante detuvo a El Ico cuando era menor
El agente que ha interpuesto la querella permaneció 60 días en prisión preventiva y tuvo que pagar una fianza de 25.000 euros para la que necesitó solicitar un préstamo, además de serle retirado el pasaporte. En su denuncia, asegura que el proceso le ha supuesto perjuicios profesionales -como el cambio de destino con una merma retributiva o el hecho de que no le fuera concedida una medalla que le correspondía por antigüedad-, además de los gastos generados para su defensa legal.
En la querella, sus abogados recuerdan que el policía intervino en una detención a El Ico cuando éste era menor de edad por un hurto de un vehículo en Playa de Palma en 2001. En 2004, el agente le retiró un Ferrari por conducir sin carnet, y recuerda también que su unidad fue la encargada de proteger a los operarios que derribaron la casa de su madre, La Paca, durante el desmantelamiento del poblado de Son Banya.
A juicio del policía, el narcotraficante le acusó en el caso Cursach con ánimo de vengarse de él “y de la Policía Local en general, debido a los múltiples incidentes que éste ha protagonizado” y en los que intervinieron agentes del cuerpo. “Es evidente su odio hacia la Policía Local de Palma”, asevera la querella. Asimismo, el agente sostiene que en el interior de Son Banya el actual investigado “se vanagloriaba de ser el testigo protegido 13, tratando de intimidar a los policías”.
El Ico apareció en el caso Cursach en 2015, cuando decenas de testigos comenzaron a desfilar ante el exjuez Penalva y el exfiscal Subirán, quienes prevén ser juzgados en los próximos meses a raíz de las supuestas irregularidades que habrían cometido para sostener la existencia de un entramado mafioso alrededor de Cursach. El entonces testigo comenzó a aportar datos que hablaban de cómo se había visto obligado a abonar 'mordidas' semanales de hasta 500 euros a varios policías a cambio de no recibir inspecciones de ningún tipo en los dos locales que regentaba, unos pagos que, relataba, efectuaba en mano cuando los agentes se personaban en sus discotecas.
Sobre el querellante, manifestó que éste “hacía la ruta cobrando la 'tasa' a los empresarios de ocio nocturno de la zona y una vez que cobraba ya no volvía a pasar en cuatro o cinco meses”.
“Competencia de Cursach”
El testigo atribuía tales extorsiones a que sus negocios eran competencia directa del grupo Cursach y a que disponía de datos comprometedores relativos a la contabilidad de este conglomerado empresarial. Unos informes que ofreció a los investigadores y que, sin embargo, nunca llegó a entregar. Fruto de sus incriminaciones, los agentes a los que señaló en sus comparecencias acabaron tras las rejas, acusados de participar en una red de chantaje y extorsión que actuaba “como una auténtica organización policial instalada de manera permanente en el delito”, como hizo constarnPenalva en varios de los numerosos autos que, a lo largo de dos años, dictó para prorrogar el secreto de sumario de la causa.
La querella del policía, que niega todas las acusaciones contra él, señala múltiples contradicciones en sus testimonios y, entre otros argumentos, aclara que el agente nunca formó parte de la Patrulla Verde, la unidad encargada de la inspección a los establecimientos de ocio.
El Ico mantuvo su versión en el juicio del caso Cursach
Mientras tanto, en la Audiencia Provincial de Balears, donde el año pasado se celebró el juicio del caso Cursach, cuyos 17 procesados resultaron absueltos, El Ico manifestó que pagaba “mordiditas” a policías locales de Palma a cambio de disponer de más aforo en su discoteca Cavalli e incluso reconoció que “lo único” que ha hecho en toda su vida “ha sido vender droga”. Si bien en un principio parecía que El Ico no iba a declarar –“No estoy en igualdad de condiciones. Sé de qué lado masca la iguana”, llegó a decir–, finalmente se decidió a responder tanto a las preguntas del Ministerio Fiscal como de los abogados de la defensas, no sin antes “jurar por mis muertos” que diría la verdad.
Durante su interrogatorio como testigo, el narcotraficante reconoció que “lo único” que ha hecho “en toda su vida ha sido vender droga”. Dijo también que 'El Cavalli' tenía “mucho éxito” y que sufrió “un acoso horrible”, y, a pesar de que en un momento dado confundió a uno de los empresarios de la acusación con un policía local, señaló a tres agentes a los que acusó de llevarse dinero a cambio de que entrara más gente en el local.