Al menos 13 muertos en las inundaciones provocadas por la destrucción de la presa del sur de Ucrania

elDiario.es / EFE

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Las autoridades de ocupación impuestas por Rusia en los territorios que controla han elevado a ocho las personas muertas en las inundaciones provocadas por la destrucción de la presa de Kajovka en la región ucraniana de Jersón, al sur, cifra que los voluntarios sitúan en varias decenas.

“Lamentablemente, hay víctimas, algo inevitable para una catástrofe de tal magnitud. Ascienden a ocho personas”, ha dicho Vladímir Saldo, gobernador colocado por Rusia, en su canal de Telegram. Los líderes prorrusos han dicho que la última víctima es una anciana de 84 años, cuyo cadáver fue hallado tras bajar el nivel del agua, mientras dos de los fallecidos fueron víctima de un bombardeo ucraniano, según su versión.

En cambio, los voluntarios que trabajan en la margen oriental del río Dniéper hablan de decenas de muertos, según han informado a medios independientes como The Insider.

Los vecinos de las zonas ocupadas por las tropas rusas también han informado a la prensa sobre numerosos desaparecidos bajo las aguas liberadas por la central hidroeléctrica.

A su vez, han criticado al Ministerio para Situaciones de Emergencia de Rusia por obstruir sus labores al impedirles acceder a la zona del desastre.

Cinco muertos en el lado controlado por Ucrania

Mientras, el Ministerio del Interior de Ucrania ha informado de que en el norte de Jersón murieron cinco personas y otras 13 están desaparecidas.

Más cadáveres podrían aparecer en las próximas horas, ya que el nivel del agua en la presa de Kajovka ha descendido otro metro en las últimas 24 horas hasta situarse en los 11,74 metros, y sigue bajando, advierte la empresa pública hidroeléctrica ucraniana Ukrhidroenergo.

El representante de Ucrania ante la ONU, Sergiy Kyslytsya, ha pedido este jueves en Naciones Unidas que Rusia permita el paso de personal de las agencias de la ONU y de la Cruz Roja a las zonas bajo su control.

El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, ha criticado al Comité Internacional de la Cruz Roja por no participar con celeridad en las operaciones de salvamento de la población afectada en Jersón, pero su representante en la ONU dio a entender más tarde que esa falta de acceso es atribuible a Rusia.

Agencias humanitarias de la ONU han informado del aumento de su ayuda a las zonas del sur de Ucrania anegadas por la rotura de la presa, que según estimaciones preliminares podría haber afectado al menos a 40.000 personas, y han indicado que las inundaciones podrían prolongarse aún una semana.

Al menos 2.200 han sido evacuadas en la zona controlada por Ucrania, mientras que en la margen izquierda controlada por tropas rusas se habla de 4.000 evacuaciones.

Este jueves el nivel del agua arrastrada tras la rotura de la presa alcanzó un nivel máximo de 5,6 metros en Jersón, dice la oficina humanitaria de la ONU en su informe diario sobre la catástrofe. Éste indica que al menos 600 kilómetros cuadrados de la provincia de Jersón han quedado inundados, y el impacto en la población seguramente es mucho mayor que el reportado oficialmente por la falta de acceso a las zonas controladas por Rusia, en las que vive el 70% de las comunidades afectadas por el desastre.

Según Naciones Unidas, se ha logrado enviar en la zona anegada asistencia para 18.000 personas, una ayuda que incluye alimentos, agua potable embotellada, equipos sanitarios y dinero en efectivo.

Señales sísmicas apuntan a una explosión

La causa de la destrucción –si se derrumbó porque fue atacada deliberadamente o si la brecha pudo haber sido causada por una falla estructural– todavía no está clara. Ucrania responsabiliza a Rusia y ha asegurado que la voladura de la presa con explosivos solo podía llevarse a cabo desde el interior de la infraestructura, a la que solo tienen acceso las fuerzas de ocupación. Rusia ha negado cualquier responsabilidad y acusa a Kiev de un “sabotaje” para destruir la presa.

Un grupo noruego que monitorea redes sísmicas en toda Europa. Norsar, ha analizado las señales de una estación regional y dice que apuntan a una explosión a las 2:54 horas de la madrugada. Norsar no saca conclusiones sobre quién fue el responsable.

Posteriormente, un alto cargo del Gobierno de Biden ha declarado al New York Times que los satélites espías estadounidenses detectaron una explosión en la presa justo antes de que se derrumbara. Según la misma fuente, los analistas de inteligencia estadounidenses sospechan de que Rusia estuvo detrás de la destrucción de la estructura, pero añade que las agencias de espionaje estadounidenses aún no tenían pruebas sólidas sobre quién era el responsable.

El Gobierno ucraniano ha afirmado que las fuerzas de ocupación rusas controlaban la infraestructura hidroeléctrica de la presa. Según Kiev, Rusia llevó a cabo una detonación interna de las estructuras alrededor de las 2:50.

El viernes por la mañana, el servicio de seguridad ucraniano ha publicado una llamada telefónica interceptada que dicen que demuestra la responsabilidad rusa en la voladura de la presa el martes.

El Servicio de Seguridad de Ucrania (SBU) ha hecho pública una grabación de lo que asegura que es una conversación entre dos soldados rusos en la que los participantes dicen tener conocimiento de la presencia de un “grupo de sabotaje” ruso que voló la presa de Kajovka “para asustar” a los ucranianos.

“No son ellos (los ucranianos) quienes han atacado. Un grupo de sabotaje nuestro está allí. Querían asustarles con esta presa. No salió según el plan, fue peor de lo que planearon”, dice la conversación publicada este viernes por el servicio secreto de Kiev, que no ha sido verificada de manera independiente.

Ucrania ha advertido en varias ocasiones desde el comienzo de la guerra de la posibilidad de que Rusia volara la presa de la Central Hidroeléctrica de Kajovka. En octubre del año pasado, pidió a la comunidad internacional que presionara a Rusia para evitar que lo hiciera y advirtió entonces de consecuencias catastróficas para toda la zona si eso ocurría.

El secretario general de la ONU, António Guterres, describió la destrucción como “otra consecuencia devastadora de la invasión rusa de Ucrania”, pero agregó que Naciones Unidas no tiene acceso a la información para verificar de forma independiente la causa.