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'Populares' y liberales piden una “alianza europeísta” con socialistas para la UE mientras toleran acuerdos nacionales con la extrema derecha

Pablo Casado y Manfred Weber, en el congreso del PPE en Helsinki en noviembre pasado.

Andrés Gil

Corresponsal en Bruselas —

El discurso oficial es que populares, socialdemócratas y liberales deben conformar ese “núcleo fuerte europeísta” para defender el sistema institucional de la UE y lo que representa. Lo dicen los españoles Pilar del Castillo y Javier Nart en un debate en el Parlamento Europeo organizado por eldiario.es. Pero también lo dice el candidato del PPE a presidente de la Comisión, Manfred Weber, en la gira que acaba de comenzar por diversas ciudades europeas. Los principales líderes de ambas familias, Angela Merkel y Emmanuel Macron, reniegan de la extrema derecha, pero sus corrientes políticas europeas no hacen ascos a pactos para llegar a gobiernos, como en Austria o Andalucía.

Es el lema, las tres familias políticas “unidas frente a los espejos de la extrema izquierda y la extrema derecha; frente a los populistas de un lado y de otro”, como afirmaba Del Castillo. 

Pero lo cierto es que, por debajo de ese argumentario general, Austria presidió la UE en el último semestre de 2018 con un partido de extrema derecha en su Gobierno. Y Austria, como presidente de la UE de turno, se negó a firmar el Pacto Mundial de las Migraciones. El propio Weber no ha tenido ningún problema en mostrar su sintonía con el primer ministro austriaco, Sebastian Kurz.

En un encuentro informal esta última semana en Bruselas dentro de la gira #listeningtour, Weber insistió en la idea de que “los aliados para el futuro de Europa son los socialistas y los liberales”. Pero también dijo, en esa cita, en relación con el pacto entre el PP y Vox, que cada país es un mundo y que el partido de Santiago Abascal no era “antieuropeo”. 

Más claro se ha mostrado el primer ministro húngaro, Víktor Orban, siempre coqueteando con la extrema derecha, al saludar la iniciativa del líder de la Lega, Matteo Salvini, de ofrecer una alianza al partido ultraconservador al frente de Polonia, PiS (Ley y Justicia) con vistas a las elecciones europeas.

“Estoy harto de cooperar con los liberales, deberíamos mirar a la derecha en el PPE”, dijo Orban en una rueda de prensa en Bucarest: “No se puede negar que Emmanuel Macron es el líder de las fuerzas a favor de la inmigración. Si lo que quiere con respecto a la migración se hace realidad en Europa, eso sería malo para Hungría, y por lo tanto, debo hacerle frente”.

“La alianza polaco-italiana o Varsovia-Roma es uno de los mayores acontecimientos con los que podría haber comenzado este año”, afirmó Orban, “tengo depositadas grandes esperanza en esto”, dijo, y se mostró decepcionado porque, a su juicio, el PPE sólo busca aliados entre formaciones que él considera pro inmigración.

El líder de los liberales, Guy Verhofstadt, enemigo recurrente de Orban tuiteó en el mismo día contra el primer ministro húngaro, por ultraderechista, y a favor de Ciudadanos, que logrará su máximo poder institucional, vicepresidente de la Junta de Andalucía, gracias a Vox. 

Quien sí mostró su enfado fue el Gobierno de Emmanuel Macron –cuyo partido compite con Ciudadanos por la hegemonía dentro de la familia liberal–.

La ministra de Asuntos Europeos francesa, Nathalie Loiseau, declaró: “Cada país tiene sus especifidades, y cada partido toma sus propias decisiones”. Y en el caso español, el futuro gobierno andaluz, de PP y Ciudadanos, va a depender de Vox: “Entenderán que como miembro de un gobierno y un partido como La République En Marche [aliado de Ciudadanos], que ha luchado contra la extrema derecha en las últimas elecciones presidenciales, para mí no puede haber ningún compromiso con un partido de extrema derecha con valores opuestos a los nuestros”, ha insistido Loiseau.

“He escuchado las primeras declaraciones de los representantes de Vox”, ha proseguido Loiseau, “que quieren dar marcha atrás sobre los derechos de las mujeres. Lo encuentro muy preocupante, y creo que se debe hacer todo lo posible por combatir ese tipo de extremismo”.

El candidato socialista a presidir la Comisión Europea, Frans Timmermans, entró en el debate este viernes por la tarde.

¿Qué pasará tras el 26 de mayo? Tradicionalmente a socialdemócratas y populares les bastaba ponerse de acuerdo entre ellos dos para repartirse las cuotas de poder en la UE. Ahora necesitarán a los liberales. La duda está en si les bastará con los liberales o la aritmética parlamentaria tras las elecciones europeas dejarán a la extrema derecha en una posición de condicionar nombramientos, decisiones y políticas. 

De momento, populares y liberales descartan pactos futuros con la extrema derecha en Europa. Aunque los suscriban en sus casas sin mucho ruido; como en Austria como en Andalucía.

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