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Bolsonaro vuelve a sembrar dudas sobre la victoria de Lula en un acto ante la diáspora brasileña de Florida

El expresidente de Brasil Jair Bolsonaro, con seguidores en Orlando (EE UU).

Javier de la Sotilla

Washington —

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El expresidente de Brasil, Jair Bolsonaro, celebró ayer su primer mes en Estados Unidos homenajeado por unos 600 seguidores, en un restaurante de Orlando (Florida), donde reiteró su intención de volver a la política brasileña y cuestionó abiertamente el resultado de los comicios celebrados en octubre. “Mucha gente sigue conmocionada por lo ocurrido en las elecciones. Al final, nos quedamos con un signo de interrogación en la cabeza”, dijo ante una pequeña representación de la diáspora brasileña, desplazada desde distintas partes del país, y convocada por la organización ultraconservadora Yes Brazil USA. 

“Nunca he sido tan popular. El año pasado fue mucho mejor que en 2018 (cuando ganó las elecciones)”, afirmó el exmandatario en su primera aparición pública en un mes, en una formulación clavada a la que hizo el sábado Donald Trump, quien también abandonó el bajo perfil en su primer acto de campaña. Hace justo tres meses, Bolsonaro perdió ante el izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva por un estrecho margen de 1,8 puntos, pero jamás reconoció el resultado electoral y huyó de Brasil hacia Florida el 30 de diciembre, dos días antes de la posesión de su sucesor. De este modo, evitó el acto protocolario de traspaso del poder, aunque implícitamente cedió el mando con su salida del país.

Nueve días más tarde, miles de eufóricos bolsonaristas asaltaron los principales edificios federales del país -el Palacio del Planalto, el Congreso y el Supremo Tribunal Federal (STF)- en una movilización con reminiscencias del asalto al Capitolio estadounidense, liderado por trumpistas dos años antes. A diferencia de Trump, Bolsonaro se desmarcó del ataque y lo condenó con firmeza en su momento, algo en lo que insistió este martes: “Lamento lo que algunas personas inconsecuentes hicieron el 8 de enero. Ese no es nuestro derecho, ese no es nuestro pueblo”.

Sin embargo, sus declaraciones llegan después de que un juez del STF haya decidido incluirlo en la investigación que determinará quién fue el causante del asalto a las instituciones en la capital, Brasilia. Entre las pruebas del magistrado, se incluyó un vídeo publicado por Bolsonaro en las redes sociales donde cuestiona abiertamente el resultado de las elecciones de octubre. Según alega, este discurso arengó a sus seguidores, enfurecidos por la victoria de Lula en un clima de polarización extrema, lo que provocó un intento de golpe de estado.

Bolsonaro promete seguir en política 

El expresidente, que se ha alejado este último mes de los focos, dijo que tenía “saudade” (nostalgia) de Brasil y mostró ante sus acérrimos seguidores la intención de continuar implicado en la vida política del país. “Tengo 67 años y pretendo seguir activo en la política brasileña”, prometió ante sus fieles, muchos de ellos vestidos con la Canarinha (la camiseta de la selección de fútbol), “no podemos abandonar la política”.

Además, se refirió a este miércoles como un día “importantísimo”, ya que tendrá lugar la inauguración de la nueva legislatura, también surgida de las elecciones de octubre. El presidente electo, Lula, tendrá complicado tirar adelante sus leyes progresistas debido al carácter conservador de las nuevas cortes. Previo al inicio del nuevo curso legislativo, el presidente ha hecho algunas concesiones a los partidos de centro y la derecha más moderada, con el objetivo de minimizar la influencia del Partido Liberal (PL), liderado por Bolsonaro.

Con este fin, ha incluido en su gobierno a altos cuadros de dichos partidos, como el Movimiento Democrático Brasileño (MDB), la Unión Brasil (UB) o el Partido Social Democrático (PSD). De este modo, aunque verá limitada su capacidad de acción, se asegurará el apoyo de las dos cámaras legislativas en algunas leyes menos ambiciosas. Bolsonaro se refirió ayer a este movimiento de Lula, que espera contrarrestar: “Tenemos esperanza de traer gente a nuestro lado, Brasil es un país fantástico”.

Por su parte, el PL se encuentra en estos momentos dividido, ya que algunos de sus dirigentes justificaron el asalto a los edificios federales del día 8, mientras que la mayoría los condenó, como el propio Bolsonaro, aunque sin gran firmeza. Lo hizo desde Orlando y a través de sus redes sociales: “Las manifestaciones pacíficas, conforme a la ley, son parte de la democracia. Sin embargo, las depredaciones e invasiones de edificios públicos como las ocurridas hoy, así como las practicadas por la izquierda en 2013 y 2017, escapan a la regla”. Se refirió a las protestas populares tras la destitución de Dilma Rousseff, cuando algunos manifestantes llegaron a caminar por el tejado del Congreso.

Seis meses más en EEUU

Este martes trascendió la noticia, avanzada por la CNN y confirmada por los abogados del expresidente, de que Bolsonaro ha pedido un visado de turista de seis meses para poder continuar en EEUU. Según ha confirmado el abogado Felipe Alexandre a EFE, el exmandatario entró al país con la visa A-1, dirigida a jefes de Estado, un documento que venció el martes, y Alexandre asegura que presentó con antelación la solicitud para cambiarla por otro estatus migratorio.

“Creo que Florida será su hogar temporal lejos de casa. Ahora mismo, con su situación, creo que necesita un poco de estabilidad”, dijo Alexandre a The Financial Times. A principios de este mes, un grupo de representantes demócratas en el Congreso firmaron una carta instando a la administración del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, a revocar el visado de Bolsonaro. “No debemos permitir que el señor Bolsonaro o cualquier otro exfuncionario brasileño se refugie en Estados Unidos para escapar de la justicia por cualquier delito que puedan haber cometido cuando estaban en el cargo”, decía la carta, que abrió el debate sobre la opción poco probable de que EEUU avance con una deportación.

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