De la guerra de bandas al fentanilo: Argentina busca las causas de la muerte de 23 personas por cocaína adulterada

El barrio argentino Puerta 8, un precario asentamiento urbano en el oeste de la provincia de Buenos Aires, ha sido el punto de salida de la cocaína adulterada que causó la muerte de al menos 23 personas y 84 hospitalizaciones, de las cuales 20 continúan internadas.

En la zona viven unas 200 familias en situación de pobreza, en un terreno ocupado de una empresa pública recolectora de residuos. El miércoles pasado este barrio pasó a ocupar el centro de la atención de la sociedad argentina después de que casi un centenar de personas ingresaran a las salas de emergencia en estado de shock, con dificultad respiratoria y excitación psicomotriz.

Ese mismo día las autoridades de salud locales declararon la alerta epidemiológica por intoxicación de opiáceos en el país. “Si alguna persona ha consumido cocaína en las últimas 48 horas y necesita atención clínica, debe acudir de forma inmediata al centro de salud o guardia de hospital general más cercano”, comunicó el Ministerio de Salud el miércoles.

El dramático episodio es, para algunos especialistas, otra muestra más de la derrota de la guerra a las drogas y el prohibicionismo. “La guerra contra las drogas es un fracaso total. Lleva 50 años y sin ningún éxito. Matan a un jefe narco, detienen a otro y sin embargo el negocio ilegal de la venta de drogas, los consumidores y los territorios de cultivos crecen año a año”, dice a este medio el periodista argentino, Fernando Soriano, autor del libro Marihuana.

La tragedia abrió el debate en la sociedad argentina sobre las alternativas al combate contra las drogas que podrían mejorar el escenario. “La despenalización es la manera de sacar al usuario de la criminalización”, dice Soriano.

Motivos del envenenamiento

De un ajuste de cuentas entre distintas bandas narco hasta simple imprudencia en el manejo de la sustancia psicoactiva son algunas de las tantas hipótesis que circularon por estos días en Argentina.

Hasta el momento, el ministerio de Salud argentino informó que “por las características de la presentación clínica podría tratarse de sustancias que dentro de sus componentes contengan opioides”. Entre las sustancias sospechadas de haber contaminado la cocaína está el fentanilo.

Recién con la detención de Joaquín Aquino, apodado el “Paisa”, junto a otras siete personas en la madrugada del jueves podría empezar a aclararse el panorama sobre qué pasó y cuáles fueron las causas. El “Paisa” estaba siendo buscado por la Policía desde junio del 2020, cuando la justicia le revocó la excarcelación.

Debates de fondo en Argentina

Desde el miércoles al viernes, los registros de las fuerzas de seguridad en la zona consiguieron incautar entre 12.600 y 13.600 dosis listas para consumo, que estaban empaquetadas en pequeñas bolsas color rosa, pero la tragedia no es una excepción sino que deja en evidencia las fallas de la lucha contra el narcotráfico en Argentina.

“Está pasando lo que pasa siempre y lo que va a volver a pasar. Hay una arquitectura que genera que cada tantos años pase una tragedia previsible y prevenible. Tenemos un sistema que al prohibir genera un mercado completamente ilegal y por lo tanto desregulado, provee a usuarios y usuarias de una sustancia que no es la que van a buscar y que no tienen la posibilidad de probar porque el Estado les dice que son criminales”, dice el biólogo argentino Pablo González, uno de los autores de Un libro sobre drogas.

En el centro del debate está la incapacidad de los Estados para proteger a los ciudadanos. Para González de lo que se trata es de que exista voluntad política de cambiar la situación. “Portugal implementó hace 20 años una política drástica para evitar la criminalización de los consumidores. Hoy tiene el menor número de muertos por uso de sustancias del mundo, con un decaimiento sostenido desde esa implementación”.

También este caso deja en evidencia cómo el narcotráfico golpea a los sectores más pobres de la sociedad argentina. “Los más pobres acceden a la cocaína de peor calidad, son sectores donde no llega la asistencia del Estado, ni la atención sanitaria, no hay políticas de reducción de daños y son ellos los más expuestos a las cadenas de distribución como soldados del narcotráfico. Las mayorías de los y las detenidas en cárceles argentinas están por la ley de drogas y son pobres”, dice Soriano.