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Opinión - Vivir sobre un polvorín. Por Rosa María Artal

Rui Nabeiro, el comendador que empezó como contrabandista en la frontera

El Comendador Rui Nabeiro

Ricardo Viel

Desde la azotea, en la segunda planta del edificio, se ve una sierra y un pueblito. “Ahí ya es España”, anuncia Francisco Ferreira, técnico de Enoturismo y guía responsable en dar a conocer Bodega Mayor. Proyectada por Álvaro Siza Vieira, el más premiado arquitecto de Portugal, la bodega es la cara más moderna y osada del imperio de la familia Nabeiro. Construida en 2007, al lado de la nave industrial donde se hace el producto estrella del grupo, el café Delta, la bodega es casi un lujo para satisfacer al dueño, el Comendador Manuel Rui Nabeiro. “Siempre soñé que debería de hacer vino, pero el tiempo no me llegaba. Y siempre soñé en tener una bodega”, cuenta el empresario en el video publicitario que se presenta a los visitantes. Al darse cuenta de que la producción de vino en la zona, tradicionalmente hecha en pequeña escala por las familias, estaba desapareciendo, decidió que el momento de realizar su sueño había llegado. En 1997 se plantaron las primeras viñas en la heredad - de 350 hectáreas donde también se produce aceite. En 2002 probaron de la primera cosecha. Cinco años después estrenaron la bodega de autor que recibió el año pasado 10 mil visitantes. Hoy venden anualmente alrededor de un millón de botellas de vino (blanco, tinto y rosé), que son consumidas mayoritariamente en Portugal y en Angola, Suiza, Brasil, Alemania y EEUU.

Estamos en la frontera. Aquí es Campo Maior, Alentejo, Portugal; allá, a unos pocos quilómetros, es Albuquerque, Badajoz, España. La historia de la construcción del conglomerado que hoy factura anualmente cerca 400 millones de euros y lleva el café portugués a más de 40 países, empieza acá. Hace unos años, en una entrevista, el patriarca Nabeiro explicó su concepto de vivir en la frontera: “Estar en ‘la raya’ hace que Campo Maior sea diferente de la mayoría de los sitios. Aquí, caminábamos hacia el vecino y el vecino caminaba hacia nosotros, en búsqueda de mejores días”.

Manuel Rui Azinhais Nabeiro nació en Campo Maior, un día de marzo de 1931. Su historia es tan buena que parece edulcorada. Frecuentó sólo la escuela primaria, empezó a trabajar como pregonero y chico de recados a los 11 años para ayudar a la familia, que apenas sobrevivía con un pequeño comercio. A los 13 años pasó a trabajar con un tío que como buena parte de la gente del pueblo en aquel entonces sobrevivían del contrabando con España. Lo suyo era el café que venía de las colonias portuguesas en África. Primero llevaban, de noche, por los caminos de la sierra, el café “verde”. Un día el tío apareció con un español que había conocido en Madrid, que les vendió una máquina y les enseñó a tostar el grano. Así crearon una marca y empezaron a vender el café tostado a los vecinos. Trabajo duro, fuerza bruta y algún ingenio para producir y distribuir. “Menos mal que había contrabando, que era de interés de los dos países, los contrabandistas pasaban libremente la frontera. Cuando había poco trabajo aquí y acá, llevar café a España era una profesión”, cuenta el patrón del café. Hasta hoy, España es su principal consumidor externo, representa el 45% de las exportaciones de Delta.

58 años haciendo café

El salto en la vida de Rui Nabeiro se dio en 1961, cuando juntó todos sus ahorros, pidió dinero prestado al banco y alquiló un almacén de 50 m². Contrató a tiempo parcial a tres jubilados, compró dos pequeñas maquinas y empezó a producir su proprio café, el Café Delta. Tenía 30 años. Hoy, a los 88, aparece en la lista de los hombres más ricos de Portugal, aunque suele decir que el dinero que tiene son los 200 euros que pone en la cartera al principio de la semana – y que siempre le sobra. “No soy rico, tengo, eso sí, muchas bolsas de café y muchos clientes. Mi mujer me da de comer y mis amigos no me dejan pagar la cuenta. Las estadísticas [sobre los más ricos] ofenden a los que nada tienen, estoy en contra de esas listas de fortunas”. Fue distinguido Comendador en Portugal y Cónsul Honorario de España. En Badajoz hay una Avenida Comendador Rui Nabeiro. En Campo Maior hay una calle con su nombre y una estatua suya, en bronce, en la rotonda en frente a la plaza principal. En 2006, la Universidad de Évora le concedió el título de Doctor Honoris Causa. Y desde 2009, en la misma universidad, hay una cátedra dedicada a la biodiversidad, patrocinada por grupo Nabeiro, que lleva su nombre.

Si los primeros años de la marca Delta fueran complicados, con dificultades para abrir espacio en las grandes ciudades portuguesas, los años 70 y 80 fueran de enorme expansión. Cuando, tras las guerras coloniales, Portugal dejó de tener territorios en África, Rui Nabeiro fue a Angola – contrariando el flujo de portugueses que regresaban – y compró todo el café que era capaz. La concurrencia se quedó sin el producto y Delta se impuso en el mercado. En 1999, cuando Timor Oriental logró su independencia, en medio de la instabilidad política, el empresario estaba allá para negociar café y comprarlo por un precio muy atractivo. Con ese tipo de audacia e ingenio Nabeiro dominó el mercado portugués y hoy compite en varios países con gigantes del sector.

Su grupo hoy emplea a más de 3.500 personas, casi la mitad de ellas en Campo Maior. Suele decir que tiene un excedente de entre 10 y 15% de trabajadores, porque entiende que crear puestos de trabajo es “crear riquezas para todos”. Más de 50% de la población activa de la zona trabaja para los Nabeiros, en una de las 27 empresas que tienen (comercio, servicio, hostelería, agricultura, inmobiliario, industria y distribución). En Campo Maior es difícil encontrar alguien que hable mal del patriarca, que tiene fama de conocer a cada uno de sus empleados y recibir a todas las personas que le piden trabajo. Dice que nunca pensó en cambiar la empresa de lugar, tampoco quiso venderla a Nestlé o Pepsico. Por eso y por las acciones ambientales y sociales que prestan en la zona - como el centro Alice Nabeiro (esposa del comendador) que ofrece educación y asistencia salud complementarias a los niños -, los Nabeiros son vistos como la lotería que les tocó a los locales.

Alcalde dos veces

La región de Alentejo es de las que más sufre con la despoblación en Portugal. Entre 2001 y 2011, los dos últimos datos del censo portugués, solo cinco de los 47 municipios no han perdido población. Campo Maior, con un 4,8% de crecimiento, fue el segundo que más aumentó el numero de habitantes. Para los naturales la explicación es sencilla: no les falta trabajo y eso es gracias al comendador. El alcalde trabajó para el patrón del café y llegó a la alcaldía gracias a su indicación. Él mismo fue alcalde dos veces, una de ellas durante la dictadura de Salazar, y otra en democracia, por el Partido Socialista. Se dice socialista por qué “sabe lo que es la pobreza”. En 1986, acusado de fraude fiscal, se refugió durante algunos meses en Badajoz, mientras sus abogados lograban derrotar a la Hacienda portuguesa en los tribunales. Absuelto, pudo volver a su tierra. La recepción que les hicieron los compatriotas quedó grabada en la memoria colectiva. Fue el único periodo en que el comendador estuvo lejos de Campo Maior.

“Me acuerdo de él cuando vivía acá, cerca de mi casa”, cuenta Maria Luisa Martins, 72 aõs, mientras pasea a su perrita por la plaza. “Es una persona muy humilde, un hombre muy listo y trabajador. Tiene una capacidad tremenda de ingeniar cosas”, dice. En una entrevista al periódico Expresso, Rui Nabeiro habló de sus recuerdos de la casa donde creció y de la Guerra Civil Española: “La comisaría estaba pegada al edificio del Ayuntamiento y se escuchaban, desde nuestra casa, los gritos de la gente cuando les anunciaban que les iban a mandar a España. Me ponían los pelos de punta. Fue una guerra mala y dura (…) Me acuerdo de la gente que era capturada en la frontera. Los traían aquí, detenidos y luego los transportaban a España, sabían que iban a morir. Durante la Guerra ya intentaba hacer comercio, porque faltaba azúcar, pasta, arroz, bacalao”. La señora de la perrita se siente muy agradecida al paisano empresario. Dos hijos, una hija y un yerno suyo trabajan para el patrón del café. “Ni quiero pensar qué pasará cuando ese hombre nos falte, cuando cierre los ojos. Me da miedo porque, sabe usted, los hijos y nietos que administran nunca son iguales de buenos y listos”, añade.

En marzo de este año el comendador les dio un susto a todos al ser ingresado de urgencia en el hospital. La fiesta de cumpleaños fue cancelada, pero unas semanas después estuvo en el lanzamiento de un vino en su homenaje. A mediados de mayo fue a Lisboa para la presentación de la estrategia global de sostenibilidad de la empresa. Estaban presentes el alcalde de la capital, Fernando Medina, el ministro de Economía, Pedro Siza Vieira, y el Primer Ministro portugués, António Costa, protagonista de la frase del día. “Cuando se tiene a un Nabeiro no hace falta ningún [George] Clone”, dijo en referencia al actor norteamericano que protagoniza la campaña mundial de Nespresso, competencia de Nestlé al Café Delta. Antes había hablado el patrono: “España siempre fue mi litoral. Como era el mar para los portugueses de la costa que salían hacer contacto, explorar nuevos mundos”, explicó. Fue aplaudido de pie por Costa, que lo puso como un ejemplo a ser seguido por los empresarios y ciudadanos del país: “La frontera con España no es una barrera, es una oportunidad. Es la posibilidad de descubrir que no somos 10 sino 60 millones”.

Desmontando prejuicios

Más que ventajas comerciales, la relación con España representa el ADN de la empresa, dice Rita Nabeiro, administradora del grupo y directora general de la Adega Mayor. “Hay una noción de empresa ibérica, por la propia historia de la empresa, que desmonta a muchos prejuicios sobre qué es el interior y qué es el litoral, y donde debe de estar una empresa si quiere crecer”, añade la nieta del comendador. En el 1986 el grupo abrió en España la primera oficina fuera de Portugal. Hoy son 18 secciones, con alrededor de 400 trabajadores en el país vecino. “Hace casi 60 años, muchos antes de que Portugal y España estuvieran en la Unión Europea, mi abuelo tuvo esa visión, que hoy parece algo normal, la de las euro ciudades. Él ya entendía que deberíamos estrechar relaciones entre ciudades y regiones fronterizas.”

Los objetivos del grupo para los próximos años son expandirse internacionalmente para estar entre las diez empresas más grandes del café del mundo y, a la vez, ser cada vez más ecológicos. En el evento en Lisboa, Rui Miguel Nabeiro, el CEO del grupo y nieto del fundador, presentó las nuevas cápsulas de café 100% orgánicas, hechas de una mezcla de caña, maíz y yuca, sin plástico o aluminio. “Es importante que una empresa mire hacia el futuro, y como vemos por la longevidad del fundador del grupo, Delta tiene muchísimo futuro”, dijo el primer ministro portugués, para luego añadir que si hubiera mil empresarios como Nabeiro la economía portuguesa no solamente crecería por encima de la zona euro, sino que “transformaría el país de forma extraordinaria y sostenible.” Pero no todos los días aparecen figuras como el patrono Nabeiro. Campo Maior se lo agradece, pero también se pregunta, con alguna aprehensión, qué será de ellos cuando el patrón ya no esté.

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