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Crece la tensión tras la visita de Borrell a Moscú: Alemania, Polonia y Suecia responden al Kremlin con sendas expulsiones de diplomáticos

Sergei Lavrov, ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, y el jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, durante la conferencia de prensa conjunta del 5 de febrero de 2021..

Andrés Gil

Corresponsal en Bruselas —

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La Comisión Europea defiende el viaje, que, de momento, lleva tres diplomáticos expulsados de Rusia y otros tantos de Alemania, Suecia y Polonia. “Ha servido para saber de primera mano cómo está la situación”, ha afirmado el portavoz de la presidenta del Ejecutivo comunitario, Eric Mamer, quien ha defendido la gestión del jefe de la diplomacia europea en Moscú: “La presidenta [Ursula von der Leyen] respalda el viaje. Mañana el Alto Representante Josep Borrell informará al colegio de comisarios y veremos qué pasos tomar”.

Pero, lo cierto, es que la tensión vivida en Moscú no se ha quedado en Moscú. Este lunes, además de las preguntas de los periodistas durante casi 40 minutos sobre el asunto en la rueda de prensa diaria de la Comisión Europeo, el grupo popular en la Eurocámara, el mayoritario y en el que los alemanes de Angela Merkel tienen gran ascendencia, han tachado de “contraproducente” el viaje, e incluso han pedido que se detenga el proyecto de Nordstream, el gasoducto entre Rusia y Alemania, apoyado por la cancillería y a cuyo frente se encuentra el ex canciller Gerhard Schröder (SPD).

Mientras tanto, los Gobiernos de la UE han respondido este lunes al unísono a la expulsión de tres diplomáticos de Alemania, Polonia y Suecia por parte de Rusia mientras Borrell se encontraba en Moscú criticando las detenciones de Alexander Navalni y los manifestantes de la oposición.

Berlín, a media tarde, ha comunicado la expulsión de un diplomático ruso: “Hoy [por este lunes], el Ministerio Federal de Relaciones Exteriores ha declarado a un funcionario de la Embajada de Rusia en Berlín persona non grata de conformidad con el artículo 9 de la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas del 18 de abril de 1961. Con este paso, el Gobierno Federal está respondiendo a una decisión de Federación de Rusia del viernes 5 de febrero de 2021. Rusia había expulsado a varios diplomáticos de la UE, incluido un miembro del personal de la Embajada de Alemania en Moscú. Esa decisión no estaba justificada de ninguna manera. El diplomático alemán en cuestión simplemente había ejercido su función de conformidad con la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas de observar los acontecimientos en Rusia por medios lícitos”.

Lo mismo ha hecho el Gobierno sueco: “Hemos informado al embajador de Rusia que una persona de la embajada rusa debe abandonar Suecia. Esta es una respuesta clara a la inaceptable decisión de expulsar a un diplomático sueco que solo estaba cumpliendo con sus funciones”.

El Gobierno polaco, también a la misma hora, ha hecho público un comunicado similar: “En respuesta a la expulsión infundada del diplomático por el Ministerio de Exteriores ruso, el Ministerio de Exteriores de Polonia ha decidido, de acuerdo con el principio de reciprocidad y en coordinación con Alemania y Suecia, considerar al diplomático ruso que trabaja en el consulado ruso general en Poznań como una persona non grata”.

Este martes, a las 15.00, el Alto Representante y vicepresidente de la Comisión Europea, Josep Borrell, dará explicaciones sobre el viaje ante el pleno del Parlamento Europeo, en Bruselas. En un post publicado este domingo por la noche en su blog, describía una encerrona diseñada por el Kremlin.

“Una rueda de prensa organizada de forma agresiva y la expulsión de tres diplomáticos de la UE durante mi visita indican que las autoridades rusas no querían aprovechar esta oportunidad para tener un diálogo más constructivo con la UE”, escribe Borrell en su blog.

“Mi encuentro con el ministro Lavrov y los mensajes enviados por las autoridades rusas durante esta visita confirmaron que Europa y Rusia se están distanciando”, reconoce Borrell: “Parece que Rusia se está desconectando progresivamente de Europa y mirando los valores democráticos como una amenaza existencial. Discutiremos estos temas con mis compañeros ministros de Exteriores de la UE. Como siempre, corresponderá a los Estados miembros decidir los próximos pasos y sí estos podrían incluir sanciones. Como UE, tendremos que sacar las consecuencias, reflexionar detenidamente sobre la dirección que queremos dar a nuestras relaciones con Rusia. En ocasiones, la discusión con mi homólogo ruso alcanzó altos niveles de tensión, como cuando le pedí la liberación inmediata de Navalni”.

“Nos encontramos en una encrucijada”, sostiene Borrell: “Las decisiones estratégicas que tomemos ahora determinarán la dinámica del poder internacional en el siglo XXI y, en particular, si avanzaremos hacia modelos más cooperativos o más polarizados, basados en sociedades cerradas o más libres. La Unión Europea puede influir en estos acontecimientos, lo que requiere una visión y unos objetivos claros, acompañados de un intenso compromiso diplomático, respaldado por nuestros múltiples medios de acción exterior y proyección de influencia”. Y concluye, con una clara definición de cómo entiende su trabajo como jefe de la diplomacia europea: “Tenemos que afrontar desafíos, reunirse con el otro en su propio territorio, justo cuando se están desarrollando acontecimientos negativos para permitirnos evaluar mejor las situaciones que afrontamos y las acciones que debemos tomar. Prefiero esto a permanecer reactivo y esperar a que sucedan las cosas. Si queremos un mundo más seguro para el mañana, tenemos que actuar con decisión hoy y estar preparados para asumir algunos riesgos”.

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