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EEUU, Reino Unido y Australia materializan su alianza militar con la proliferación de submarinos nucleares

El primer ministro de Australia, Anthony Albanese, el presidente de EEUU, Joe Biden, y el primer ministro del Reino Unido, Rishi Sunak, en la base naval de Point Loma (San Diego), el 13 de marzo de 2023.

Javier de la Sotilla

Washington —

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Los líderes de Estados Unidos, Reino Unido y Australia han simbolizado este lunes el relanzamiento de su alianza militar, formada por las siglas en inglés de los tres países (Aukus), con un anuncio histórico: el país oceánico comprará submarinos nucleares a sus dos socios occidentales con el objetivo de contener la expansión China en el Indopacífico. “Esta cooperación trilateral sin precedentes es el testimonio de nuestro compromiso compartido para garantizar que el Indopacífico continúe siendo libre y abierto, próspero y seguro”, ha asegurado el presidente estadounidense, Joe Biden, tras la firma del acuerdo.

Primero, Australia comprará tres submarinos estadounidenses de propulsión nuclear de la clase Virginia, por valor de 3.500 millones de dólares, con la opción de adquirir dos más en el futuro, y después otro submarino británico de tecnología similar, la más avanzada hasta la fecha. Todos ellos se entregarán a partir de la década de 2030 y se espera que en este tiempo Australia desarrolle su propio armamento a partir del conocimiento proporcionado por ambos países. Además, desplegarán una flota de submarinos en Perth (ciudad portuaria de Australia occidental) para entrenar a las tripulaciones australianas para cuando dispongan de estos buques. El objetivo final, de cara a 2040, es la fabricación de un nuevo submarino de propulsión nuclear, el SSN Aukus, para el cual los tres países aportarán sus propios componentes.

Así lo ha anunciado el presidente Joe Biden, junto a los primeros ministros Rishi Sunak y Anthony Albanese, en una rueda de prensa conjunta en San Diego (California), donde ha tenido lugar su primera reunión trilateral. El acuerdo alcanzado supone el primer paso concreto de la alianza, auspiciada en septiembre de 2021 entre los tres países de habla inglesa. “Nos encontramos en un punto de inflexión en la historia, en el que tendremos el trabajar duro de hoy para reforzar la disuasión y promover la estabilidad afectará las perspectivas de paz en las próximas décadas”, ha sentenciado, magnánimo, el mandatario estadounidense..

Se trata de un pacto histórico: es la primera vez que EEUU comparte tecnología de propulsión nuclear desde la década de 1950, cuando se asoció con el Reino Unido para combatir a la URSS durante la Guerra Fría. Y es trascendental para Australia, que se convertirá en el séptimo país del mundo en tener una flota de submarinos nucleares, después de EEUU, el Reino Unido, Francia, Rusia, China e India.

Objetivo: contener al Gigante Asiático

Esta alianza busca fortalecer el contrapoder regional a China, que lleva años reforzando su inversión militar, amenazando con expandirse por los mares de sus alrededores y reiterando su soberanía sobre Taiwán y Hong Kong. Para contener su influencia, la administración de Biden ha anunciado en los últimos meses que ayudarán a Japón a reconstruir a su ejército y que se instalarán en nuevas bases militares en Filipinas. Además, está aumentando su cooperación en el marco de otra alianza, el Diálogo de Seguridad Cuadrilateral (Quad), que agrupa a EEUU, India, Japón y Australia.

Por su parte, de momento, China ha desplegado su brazo militar por el Mar del Sur de China (también llamado Mar del Este de Vietnam o Mar Occidental de Filipinas, según quien lo nombre), donde hasta cinco países consideran que tienen derecho sobre distintas partes del agua y las reclaman como parte de su territorio. En una clara referencia a este punto, el primer ministro australiano, Albanese, ha dicho que las tres naciones “estamos vinculadas por la creencia común en un mundo en el que se respeta la soberanía de cada nación” y donde “la paz, la estabilidad y la seguridad facilitan que todos los países puedan actuar en beneficio de sus intereses soberanos, sin coacciones”.

China, como también Taiwán, considera que tiene un “derecho histórico” sobre el conjunto de islas situadas en su mar meridional. Basa su soberanía en la línea de los nueve puntos, un conjunto impreciso de líneas que señala en el mapa todo aquello que considera su territorio histórico y que ha sido tumbado por diversas resoluciones de la ONU. Sin embargo, Vietnam, Filipinas, Malasia y Brunéi reclaman su parte, amparados por el derecho internacional, según lo establecido en la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar de 1982: la zona soberana de un país costero va 12 millas más allá de su costa y la Zona Económica Exclusiva, hasta 200 millas, en las que el país tiene “derechos exclusivos de explotación” de recursos y comercio en el territorio.

Con una superficie de 3,5 millones de kilómetros cuadrados, este mar es un punto clave para el comercio marítimo, puesto que pasan más del 50% de los contenedores a escala mundial y es muy rico en reservas de gas y petróleo. Es una posición estratégica para China, que los países del Aukus quieren evitar a toda costa. Para asegurarse el dominio del mar, y ganar posiciones a la hora de reclamar su soberanía, China lleva años construyendo islotes artificiales, en los que ha situado bases militares para expandir su huella sobre este punto geopolítico de primer orden.

Por su parte, EEUU, que no firmó en su momento la Convención de los Mares, lleva desde la era de Barack Obama -quien diseñó la estrategia militar Pivot To Asia, cambiando el foco geoestratégico de Oriente Próximo hacia Asia Pacífico- advirtiendo sobre el avance chino en la región y ampliando sus alianzas y bases militares en Singapur, Filipinas, Japón, Corea del Sur y Australia, así como incrementando sus recursos en la base de Guam, territorio perteneciente a EEUU. 

Australia, entre dos aguas

En este escenario, Australia navega un equilibrio complejo, puesto que China es su primer socio comercial, a pesar de que desaprueba sus acciones en la región y tiene como principales aliados geopolíticos y militares a EEUU y RU. El gobierno chino ya ha denunciado que el Aukus forma parte de una “mentalidad de Guerra Fría” y ha dicho que el envío de submarinos nucleares es contrario al “sistema internacional de no proliferación”, afirmó la ministra de exteriores Mao Ning.

El primer ministro australiano ha reiterado su intención de esquivar la confrontación retórica y militar con China -a pesar de que ese será, probablemente, el principal resultado del acuerdo-, afirmando que “mi gobierno está decidido a invertir en capacidades de defensa, pero también a promover la seguridad invirtiendo en nuestras relaciones a lo largo y ancho de la región”.

Además, China no es el único país descontento con la alianza: también ha irritado a un importante socio occidental, Francia. La creación de Aukus ya generó tensiones en su momento con este país europeo, que llamó a consultas a los embajadores de EEUU y Australia, en un gesto sin precedentes. Francia había estado fraguando durante meses el envío de hasta 12 submarinos nucleares a Australia por unos 60.000 millones de euros. Pero quedó excluida del pacto militar de las tres potencias, algo que sacó de quicio a su presidente Emanuel Macron, quien vio como Australia cancelaba el contrato con la empresa naviera Naval para priorizar la compra de submarinos a los dos países de habla inglesa.

Sunak reafirma el compromiso británico contra China

El pacto alcanzado relanza la alianza Aukus y confirma el interés del “premier” británico, Sunak, de continuar con el pacto auspiciado en septiembre de 2021 por su predecesor, Boris Johnson. El primer ministro inglés limó sus asperezas con Macron hace tres días, en su reunión bilateral en París, donde ambos líderes abrazaron una nueva era de cooperación después de la confrontación alimentada por el Brexit. La visita a EEUU, además de la reunión en el marco de Aukus, también contará con encuentros bilaterales entre los tres líderes.

De camino a San Diego, Sunak habló de China como “un reto que puede definir una época y el orden global”, desmarcándose de las presiones que está recibiendo por parte del ala conservadora de su partido, incluida Liss Truss, que buscan calificar al gigante asiático como una “amenaza” en la nueva estrategia británica de política defensiva exterior. Dentro de este plan, el “pemier” ha anunciado que aumentará en más de 6.000 millones de euros la inversión destinada al Departamento de Defensa, en parte, para financiar la “siguiente fase” de Aukus.

Durante su discurso este lunes, ha confirmado esta retórica: “Hoy estamos unidos por un mismo propósito común: el mantenimiento de la libertad, la paz y la seguridad”, ha reiterado. “En los últimos 18 meses, no han hecho más que aumentar los retos a los que nos enfrentamos, como la invasión ilegal de Ucrania por parte de Rusia, la creciente hostilidad de China o el comportamiento desestabilizador de Irán y Corea del Norte”.

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