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El embajador chino en Francia indigna a la UE al cuestionar la soberanía de los países que se independizaron de la URSS

Putin y Xi Jinping durante un encuentro en Moscú el pasado 20 de marzo. EFE/Mikhail Tereschenko/Pool

Irene Castro

Bruselas —

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Las palabras del embajador de China en Francia, Lu Shaye, cuestionando la soberanía de los países que se independizaron de la Unión Soviética, han tensionado las relaciones entre la UE y el gigante asiático durante unas horas. Las declaraciones de Lu Shaye en una entrevista en la cadena de televisión francesa LCI han indignado a los 27 y tenido repercusiones diplomáticas, dado que Bruselas y los países bálticos han reclamado explicaciones a Pekín, pero la “clarificación” del régimen de Xi Jinping ha aplacado la controversia.

Lu Shaye afirmó que las repúblicas que formaron parte de la URSS “no tienen estatus efectivo” en el derecho internacional dado que no existe un acuerdo internacional para materializar su estatus de país soberano“. Hay tres miembros de la UE que formaron parte de la URSS: Lituania, Estonia y Letonia. El alto representante, Josep Borrell, tachó esas declaraciones como ”inaceptables“ al recordar que esos países se independizaron con el fin de la Unión Soviética en 1991. ”La UE solo puede suponer que esas declaraciones no representan a la política oficial de China“, expresó en Twitter el domingo.

El Gobierno chino aplaca la polémica

El primer punto previsto en la reunión de los ministros de Exteriores de la UE en Luxemburgo este lunes era precisamente sobre China dado que los jefes de la diplomacia europea querían abordar cómo se “recalibra” la relación, según ha explicado Borrell a la llegada a la cita. A ello se dedicarán también en el próximo Consejo informal que se celebrará en Suecia y para el que están elaborando ya un documento de conclusiones.

No obstante, el asunto ha quedado zanjado después de que el Gobierno chino tratara de poner fin a la polémica. “La posición de China es consistente y clara. China respeta la soberanía y la integridad territorial de todos los países y se adhiere a los propósitos y principios de la Carta de Naciones Unidas”, aseveró la portavoz de Exteriores Mao Ning en la rueda de prensa diaria del departamento, informa la Agencia EFE: “La Unión Soviética era un estado federal y, como tal, estaba sujeto al derecho internacional en su conjunto. Esto no niega el hecho de que después de su disolución cada miembro adquiriera su estatus como estado soberano”.

Esas palabras satisfacen a Bruselas, según ha dicho Borrell.  “Nos bastan las explicaciones”, ha declarado el jefe de la diplomacia, que viajará próximamente a Pekín tras haber anulado la anterior visita por dar positivo en Covid-19. Preguntado por los periodistas, el alto representante ha asegurado que la posición oficial de China respecto a las antiguas repúblicas soviéticas “ha sido aclarada”. “Como era de esperar, no era poner en cuestión la soberanía de las exrepúblicas soviéticas”, ha señalado Borrell.

“No compartimos en absoluto esas declaraciones que han sido matizadas”, había dicho el ministro de Exteriores, José Manuel Albares, a su llegada a Luxemburgo, donde ha dicho que se trata de la visión “de una persona” y ha recordado que la soberanía e integridad de esos países está reconocida por Naciones Unidas.

La tensión sobre cómo tratar a China continúa

Los países del Báltico, por su parte, han exigido explicaciones a los representantes de China, según ha explicado el ministro de Exteriores de Lituania, Gabrielius Landsbergis, que también ha considerado que las declaraciones de Lu Shaye son “inaceptables”. “Le recordaremos que fuimos países ilegalmente ocupados por la Unión Soviética”, ha respondido a los periodistas en Luxemburgo. El ministro lituano ha emplazado a otros estados miembros a llamar a capítulo a los embajadores chinos para trasladar que “no aceptan” ese posicionamiento. “Pedimos solidaridad porque estamos ante un nuevo fenómeno”, ha explicado Landsbergis: “Cuestionan la soberanía de los países, las fronteras, la integridad territorial de los países. Es la narrativa que hemos visto de Moscú y que ahora envía otro país que es, en nuestra opinión, un aliado de Moscú en muchos casos, sino militarmente, al menos políticamente”.

“No confiamos en China como un posible mediador . Ha elegido un lado, ha elegido a Rusia”, ha zanjado Landsbergis en línea con lo que había expresado a través de Twitter. Ese posicionamiento choca con el que están defendiendo Bruselas y algunos jefes de gobierno, entre ellos, Pedro Sánchez o Emmanuel Macron, que consideran que Xi Jinping puede jugar un papel para lograr la paz en Ucrania. Y es que la búsqueda de una relación autónoma con China está generando tensiones en el seno de los 27.

Borrell, a China y Brasil: “Para un esfuerzo creíble de paz hay que hablar con Kiev”

La necesidad de que el gigante asiático actúe como catalizador en la guerra de Ucrania la ha defendido este mismo lunes el jefe de la diplomacia italiana, Antonio Tajani, que se ha desmarcado, no obstante, de las palabras del embajador en Francia. “Respetamos China y nos tiene que respetar a nosotros”, ha dicho el ministro de Giorgia Meloni.

En ese sentido, Borrel ha elevado ligeramente el tono respecto a la posición que está manteniendo China, pero también Brasil, después de que el presidente Lula Da Silva haya cuestionado la actitud que están teniendo Estados Unidos y la UE. “Para un esfuerzo creíble de paz uno tiene que hablar con Kiev e ir allí para ver la agresión a través de sus ojos y de los ojos de los que están siendo bombardeados”, ha dicho el jefe de la diplomacia europea sobre las propuestas de paz que han hecho Pekin y Brasilia, que a sus ojos son equidistantes.

“Hay un agresor que ha violado la carta de la ONU e invadido otro país y hay una víctima -ha dicho Borrell en ese sentido-. No podemos aceptar esta aproximación benevolente diciendo uno no quiere parar y el otro tampoco”. “No puedes poner en el mismo nivel al agresor y al agredido”, ha sentenciado.

La UE se enreda con la munición

Lo que sostienen en Bruselas es que continúan enviando material militar a Ucrania, a pesar de la llamada desesperada del ministro de Exteriores, Dmitro Kuleba, para que se desbloquee una de las partes del plan para comprar munición. “La derrota de Rusia es la garantía para una vida normal en Europa. No hay en estos momentos una tarea mayor. Para conseguirla Ucrania necesita más armas y munición, y todo esto debe ser enviado lo más rápido posible”, reiteró.

Por el momento, los 27 han comenzado a enviar la parte de la munición que tenían en sus arsenales. Según Borrell, se trata de un millar de misiles y unos 600 millones de euros en artillería del calibre 155. Sin embargo, se ha enredado con la segunda parte del plan, que consiste en 1.000 millones de euros para la compra conjunta de munición a través de la Agencia Europea de Defensa para reponer los stocks y enviar a Kiev. El problema es que algunos países, con Francia a la cabeza, sostienen que se debe optar por la industria europea mientras que otros, como Países Bajos o Polonia, consideran en que se puede abrir el abanico.

Fuentes diplomáticas restan importancia al enquistamiento y sostienen que se trata de cuestiones técnicas que se van a desencallar. “Está siendo finalizada”, ha dicho Borrell sobre esa segunda parte del plan.

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