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El gobernador de Nueva York, en la cuerda floja por las acusaciones de acoso sexual y la ocultación de datos sobre la pandemia

El gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo.

Sarah Yáñez-Richards

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Hace un año, en el estallido de la pandemia, el demócrata Andrew Cuomo, gobernador de Nueva York, era una presencia constante y no sólo en su estado. Sus conferencias de prensa diarias, con cifras y seriedad, contrastaban con la poca atención a la crisis del entonces presidente, Donald Trump. Además, el demócrata de 63 años rompía los momentos más tensos con chistes y anécdotas familiares. Su labor durante este momento de crisis nacional hizo que algunos medios le apodaran como “el gobernador de Estados Unidos” y que algunos cómicos se declararan “Cuomosexuales” para expresar su admiración.

Ahora nadie se referiría así al político. En menos de una semana el gobernador ha sido acusado de acoso sexual por dos de sus antiguas ayudantes, Lindsey Boylan, de 36 años, y Charlotte Bennett, de 25.

Boylan publicó su historia en el portal Medium a finales de febrero y dijo que, cuando era funcionaria estatal de desarrollo económico, Cuomo le acosó en varias ocasiones entre 2016 y 2018. La treintañera destacó dos momentos, uno en su oficina de Manhattan, cuando el gobernador le dio un beso en los labios, y otro cuando el político le propuso jugar a strip póker en un avión oficial. “El gobernador Andrew Cuomo ha creado una cultura dentro de su gobierno en la que el acoso sexual y la intimidación son tan generalizados que no solo se toleran, sino que se esperan”, relató Boylan en su post.

Este fin de semana Bennett, quien fue su asistente ejecutiva y asesora de políticas de sanidad hasta el pasado noviembre, se unió a las acusaciones y aseguró al New York Times que el gobernador le preguntó si era monógama y si alguna vez había tenido relaciones con hombres mayores. Además, la joven aseguró que el político le dijo que él estaba abierto a tener relaciones con veinteañeras.

“Comprendí que el gobernador quería acostarse conmigo y me sentí terriblemente incómoda y asustada. Me preguntaba cómo iba a salir de esta situación. Asumí que era el final de mi trabajo”, dice Bennett, que cuenta que esto sucedió en el apogeo de su popularidad, es decir, a finales de la primavera pasada.

Peticiones de investigación desde su partido

En un primer momento, Cuomo negó las acusaciones y afirmó que él creía haber estado actuando como mentor. No obstante, este domingo, el demócrata optó por mandar otro comunicado en el que se disculpó por “comentarios inapropiados”.

“En el trabajo a veces pienso que estoy jugando y hago bromas que creo que son divertidas”, dijo Cuomo. “Ahora entiendo que mis interacciones pueden haber sido insensibles o demasiado personales y que algunos de mis comentarios, dada mi posición, hicieron que otros se sintieran de una manera que nunca pretendí”. “Reconozco que algunas de las cosas que he dicho se han malinterpretado como un coqueteo no deseado. En la medida en que alguien se sintió así, realmente lo lamento”, agregó.

La congresista neoyorquina Alexandria Ocasio-Cortez describe en un tuit los relatos de las funcionarias como “dolorosos de leer” y exige que haya una “investigación independiente, no dirigida por una persona seleccionada por el gobernador, sino por la oficina del fiscal general”.

El alcalde de Nueva York, el demócrata Bill de Blasio, también exigió investigaciones independientes tanto sobre las acusaciones de acoso sexual como sobre la gestión de la pandemia en las residencias de ancianos.

“La legislatura estatal debe revocar inmediatamente los poderes de emergencia del gobernador. Además, se deben realizar de inmediato dos investigaciones totalmente independientes sobre las muertes en hogares de ancianos y las inquietantes acusaciones de mala conducta personal”, indicó en un comunicado el alcalde, quien en repetidas ocasiones ha mostrado su desacuerdo con el gobernador del estado.

Cuomo ya estaba en medio del ojo del huracán este año debido a que una de sus asistentes, Melissa DeRosa, admitió a legisladores demócratas que el estado retrasó la entrega de datos de muertos por la COVID-19 en residencias de ancianos y justificó el retraso con el miedo a que el gobierno de Trump pudiera usar esos números “en su contra”.

En tanto, el gobernador que recibió un premio Emmy por su “dominio maestro” de la información durante la primera ola de la pandemia y escribió un libro sobre su liderazgo en la gestión, tuvo que aceptar que la cifra de muertos doblaba la oficial, es decir, unas 15.000 personas fallecidas frente a las 8.500 declaradas.

El pasado mayo, Cuomo aprobó una medida para que los hogares de ancianos aceptaran a los pacientes con COVID-19 de los hospitales. Y argumentó, hasta el último momento, que esta política no aumentó el número de muertes en los geriátricos. El fiscal federal del distrito este de Nueva York y el FBI han abierto una investigación preliminar.

Una vez que se abrió la caja de Pandora contra Cuomo son varios los demócratas y republicanos que han salido a la palestra para criticar el temperamento del gobernador. Por ejemplo, el representante por el distrito de Queens Ron Kim, que acusó a Cuomo de amenazarlo por teléfono con arruinar su reputación tras firmar una carta con otros legisladores demócratas que criticaba al gobernador por no ser claro a la hora de publicar datos de muertes en residencias y de “obstrucción intencionada”.

“El gobernador Cuomo me llamó directamente el jueves para amenazar mi carrera si no encubría a Melissa [DeRosa] y lo que dijo. Trató de presionarme para que emitiera una declaración, y fue una experiencia muy traumática”, dijo Kim a la CNN.

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