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La UE avanza en un certificado de vacunación para el verano, pero sigue la división sobre si servirá para viajar

El presidente del Consejo Europeo, Charles Michel; la primera ministra danesa, Mette Frederiksen; la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen;  el primer ministro griego, Kyriakos Mitsotakis; el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez; el primer ministro luxemburgués, Xavier Bettel; y el primer ministro portugués, António Costa, en Bruselas el 21 de julio de 2020.

Andrés Gil

Corresponsal en Bruselas —

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Los pasaportes de vacunación para impulsar la movilidad mantienen dividida a la Unión Europea: hay países que los quieren poner en marcha ya –como Polonia, República Checa y Eslovaquia–, hay otros, que para abril –Grecia–, y hay algunos que no están seguros aún por falta de pruebas de que un vacunado no transmite la enfermedad. El Consejo Europeo de este jueves ha vuelto a evidenciar que Francia, los países del Benelux y, en menor medida, Alemania, se resisten a la idea, mientras los países más dependientes del turismo y algunos del centro de Europa –como Austria– empujan para poner en marcha certificados de vacunación que sirvan de sustituto a las pruebas PCR o cuarentenas. El Gobierno español presiona para ello: “El debate está totalmente contaminado por una especie de sensación de que lo que se está preparando es un pasaporte que permite cruzar fronteras y que quien no lo tenga no puede hacerlo. Esto no está la mente de nadie”. Otra fuente comunitaria afirma: “Hay un creciente apoyo a un certificado digital con criterios comunes de acceso a los Estados miembros”.

Pero las conclusiones de la cumbre se limitan a pedir “que se continúe trabajando en un enfoque común para los certificados de vacunación”. Y añade: “Volveremos a abordar este tema”.

Lo que quiere España es preparar el soporte técnico que pueda utilizarse en formatos distintos, que sea práctico y que permita, una vez aprobado, otorgarle o no, “y ya eso sería cuestión de acuerdos entre los Estados miembros, un valor regulatorio determinado”.

De acuerdo con un comunicado difundido por Moncloa, el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, ·ha defendido que los certificados son una herramienta válida y útil. Hay que seguir trabajando en su desarrollo de manera conjunta para evitar que cada país elabore su propia fórmula, prevenir situaciones injustas y garantizar la protección de los datos personales. El objetivo a medio y largo plazo ha de ser ir reiniciando la economía europea para que transportes, comercio y turismo recuperen su ritmo normal“.

Según Moncloa, “el debate en el Consejo Europeo sobre los certificados de vacunación ha puesto de manifiesto que cada vez hay un mayor apoyo a este tipo de documento digital, con criterios amplios que faciliten la movilidad en la UE”.

La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha dicho tras la reunión que queda por saber “si después de la vacunación aún se transmite el virus”, y ha afirmado que están esperando datos de Israel al respecto: “Debemos acordar qué tipo de datos se recaban con fines médicos, y los Estados miembros deben aplicarlo en sus sistemas sanitarios y de fronteras, y debemos coordinar los estándares para que haya interoperatibilidad con la información. Se puede compartir la información de que una persona haya sido vacunada, haya hecho una PCR o es inmune”.

Von der Leyen ha dicho que se tardará “al menos tres meses” sentar las bases técnicas para los certificados de vacunas. “Es importante para que las expectativas no sean demasiado altas demasiado pronto. Los Estados miembros deberán actuar con rapidez si queremos que este certificado esté en vigor en verano”:

Mientras tanto, el Consejo Europeo ha decidido “por el momento, restringir los viajes no esenciales”. Y prosigue: “Se pueden introducir restricciones a la movilidad de acuerdo con los principios de proporcionalidad y no discriminación y teniendo en cuenta la situación específica de las comunidades transfronterizas. Debe garantizarse el flujo sin obstáculos de bienes y servicios dentro del mercado único, incluso mediante el uso de vías verdes [para el transporte de mercancías]”.

Los líderes de la UE se conjuran para “mantener estrictas restricciones al tiempo que se intensifican los esfuerzos para acelerar el suministro de vacunas”. En este sentido, los jefes de Estado y de Gobierno afirman: “Necesitamos acelerar urgentemente la autorización, producción y distribución de vacunas, así como la vacunación. También necesitamos mejorar nuestra capacidad de vigilancia y detección para identificar variantes lo antes posible a fin de controlar su propagación. Apoyamos los esfuerzos adicionales de la Comisión Europea para trabajar con la industria y los Estados miembros para aumentar la capacidad de producción actual de vacunas, así como para ajustar las vacunas a las nuevas variantes según sea necesario. Las empresas deben garantizar la previsibilidad de su producción de vacunas y respetar los plazos de entrega contractuales. Se debe mejorar la transparencia con respecto a los esfuerzos generales”.

Esta semana se han conocido nuevos problemas de AstraZeneca para cumplir con las entregas pactadas. Además de anunciar que no llegará a la mitad en el primer trimestre, la compañía ha reconocido que está haciendo “todos los esfuerzos” y que “aspira” a cumplir con los compromisos en el segundo trimestre, aunque sea sirviendo la mitad de las vacunas, 90 millones de dosis, de plantas de fuera de la UE.

La presidenta de la Comisión Europea ha presentado unas diapositivas en la cumbre que evidencian que las dosis de AstraZeneca son vitales para conseguir el 70% de la población adulta vacunada para el verano.

“Es parte de la recuperación económica”

“Es que es tan elemental que a mí me choca a veces una cierta teologización del debate”, abundan fuentes del Ejecutivo, “como si el certificado de vacunación te hiciera pecador o te llevara al cielo directamente.  Simplemente, es una forma de intentar agilizar la movilidad en el momento en que los Estados lo decidan. Pero lo primero de todo es tener algo que sea internacionalmente admisible y que sea legible más allá de las fronteras del Estado que lo emite”, insisten fuentes del Ejecutivo español: “La realidad es que resulta poco comprensible que la Unión Europea no se ocupe de esto, porque esto es parte de la recuperación económica. No nos engañemos. Y resulta poco comprensible que la Unión Europea no prepare el día después. Lo que nosotros estamos diciendo es básicamente tener una base técnica y material que nos permita abordar eventualmente, cuando la situación lo permita, una serie de medidas de facilitación de la movilidad sobre la base de unos criterios acordados entre todos”.

“Lo único que a lo mejor acabamos diciendo, y yo creo que eso tiene una lógica aplastante”, dicen fuentes del Gobierno español, “es que dentro de las propias recomendaciones de facilitación de la movilidad, que además del PCR se incluye un certificado de vacunación como alternativa. No es más que eso. Lo que no resulta lógico es que en el contexto en el que vivimos y con la enorme crisis que estamos sufriendo, producto de las dificultades, de la imposibilidad de garantizar la movilidad, nos neguemos a utilizar los instrumentos a nuestro alcance para mejorar esa movilidad. Eso sí que sería discriminatorio frente a nuestros desempleados, frente a nuestro bienestar como europeos y frente al sentido común. Sería discriminar la inteligencia. De lo que se trata es de que consigamos las vías, muchas de ellas alternativas que nos permita facilitar la movilidad en un contexto seguro”.  

Grecia fue la primera en proponerlo. España lo apoyó rápidamente. Pero la idea sigue bloqueada en el seno de la Unión Europea por la oposición, principalmente, de Francia, Alemania y los países del Benelux. Sin embargo, tres de los cuatro países del grupo de Visegrado ya han arrancado con la idea en vísperas de la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de la UE de este jueves y viernes. Una reunión que debería concluir con algún acuerdo sobre la agilización de la autorización de vacunas y medidas de coordinación contra la COVID-19 –incluidos los pasillos verdes para el transporte de mercancías– y recomendar que, “de momento”, sólo haya “viajes no esenciales” ante “las nuevas variantes que inquietan por su difusión y su efecto en la salud”.

En efecto, Polonia anunciaba este miércoles por la tarde que, a partir del 27 de febrero, aplicará cuarentenas a las personas que lleguen de la República Checa o Eslovaquia.... Salvo que presenten un PCR negativo o un certificado de haber sido completamente vacunados contra la COVID-19.

Pero no sólo: Austria también parece dispuesta en ir a su aire si no hay acuerdo en la UE.

Grecia y Chipre acaban de anunciar que permitirán a los ciudadanos de Israel con certificados de vacunación viajar entre los países sin obstáculos en un posible primer paso hacia la normalización del turismo durante la próxima fase de la pandemia. La perspectiva de que las personas puedan moverse libremente en la era del coronavirus ha dado un salto con este acuerdo que centró la visita a Jerusalén del primer ministro griego, Kyriakos Mitsotakis. Después de firmar el acuerdo con su homólogo israelí, Benjamin Netanyahu, anunció que acuerdos similares pronto podrían estar a la vista. “Espero que lo que hacemos con Israel sea una prueba de lo que podemos hacer con otros países”, dijo Mitsotakis.

Un día antes, el 14 de febrero, el presidente chipriota, Nicos Anastasiades, había hecho el mismo viaje a Israel para cerrar el mismo acuerdo, que se espera entre en vigor el 1 de abril. Al igual que Grecia, la economía de la isla mediterránea depende en gran medida del turismo.

Es más, según publica The Guardian, Grecia está en conversaciones “técnicas” con el Reino Unido para permitir que los británicos que porten un pasaporte de vacunas viajen a sus plazas turísticas a partir de mayo a pesar de las preocupaciones en Bruselas y otras capitales de la UE. Haris Theoharis, el ministro de turismo del país, dijo que esperaba “cuadrar” con la hoja de ruta de Boris Johnson para permitir que los británicos viajen, pero se negó a concretar si Grecia se desmarcaría de Bruselas para establecer el plan.

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