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The Guardian en español

Cráteres y vidas destrozadas: anatomía del bombardeo israelí contra el campo de refugiados de Yabalia

El antes y el después de los daños observados en Yabalia (Gaza).

Emma Graham-Harrison / Manisha Ganguly / Elena Morresi

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En la tarde del martes, los miembros del equipo de rescate peinaban con sus manos las primeras capas de una masa enmarañada de acero y hormigón que horas antes había sido un conjunto de viviendas en el campo de refugiados de Yabalia, en Gaza.

Buscaban supervivientes, o cadáveres de víctimas, que hubieran quedado más cerca de la superficie tras la inmensa fuerza de un ataque aéreo israelí. Los cuerpos atrapados a mayor profundidad pueden permanecer sepultadas durante meses.

Con las carreteras dañadas después de más de tres semanas de bombardeo intenso sobre Gaza, la maquinaria pesada ya no puede acceder hasta los lugares golpeados. La gente que está allí avisa de que el combustible necesario para que las máquinas funcionen se está agotando.

Aun así, las bolsas con cadáveres llegan a una velocidad espeluznante en la morgue del cercano hospital indonesio de Beit Lahia, donde se amontonan dentro y fuera del edificio. Los heridos ocupan todas las camas del centro o son trasladados rápidamente al hospital Dar al-Shifa de la ciudad de Gaza, donde a los sanitarios de la ONG Médicos Sin Fronteras (MSF) les cuesta encontrar espacio hasta para los niños con heridas graves.

Campamento de Yabalia (Gaza)

Fotos de satélite antes y después de los bombardeos

31-oct-2023
01-nov-2023

Fuente: Maxar

“Llegaron al hospital niños con heridas profundas y quemaduras graves, venían sin sus familias”, dice Mohammed Hawajreh, enfermero de MSF, en un comunicado de condena publicado por la ONG. “Muchos gritaban y preguntaban por sus padres, me quedé con ellos hasta que pudimos encontrarles un lugar porque el hospital estaba lleno de pacientes”.

Decenas de muertos

La oficina de prensa del Gobierno de Hamás en Gaza dijo en la noche del miércoles que al menos 195 palestinos habían muerto durante dos rondas de ataques aéreos de Israel el martes y el miércoles sobre el campo de refugiados de Yabalia, en Gaza.

Mohamed el-Ron, director quirúrgico del hospital indonesio, había dicho antes a la BBC que el Beit Lahia había recibido a 400 víctimas, entre ellos 120 muertos, mujeres y niños en su mayoría. También dijo que varios de los heridos más graves habían sido trasladados al hospital de Al-Shifa “bajo fuego”.

El devastador ataque contra Yabalia coincidió con el avance en Gaza de tropas terrestres israelíes desde al menos tres direcciones. Un portavoz del Ejército de Israel (FDI) dijo que el ataque había sido autorizado para matar a un alto comandante de Hamás y destruir su base.

Según el portavoz de las fuerzas armadas israelíes, Daniel Hagari, el objetivo del ataque era Ibrahim Biari, comandante del Batallón Central de Yabalia. Hagari dijo que Biari dirigía los combates en el norte de Gaza desde una red de túneles bajo el campo.

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Jerusalén

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Campo de

refugiados

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Hagari también afirmó que Biari desempeñó una función esencial en la planificación de los ataques del 7 de octubre contra Israel, en los que Hamás mató a más de 1.400 personas, civiles en su mayor parte, y tomó como rehenes a más de 200 personas.

Ante el elevado número de víctimas en el ataque, Biari afirmó que en Yabalia murieron “decenas” de combatientes de Hamás, además de Biari. Pero no quiso ofrecer cifras exactas ni hacer comentarios sobre las víctimas civiles. Dijo que el Ejército israelí tenía que determinar primero cuántos combatientes de Hamás habían muerto, para evaluar después las posibles muertes de civiles.

Hagari también aseguró que Hamás elige ubicar infraestructuras militares clave debajo de zonas con muchos civiles y que algunas de las cavidades que se veían en las imágenes de edificios del campamento destruidos tenían que ver con el derrumbamiento de túneles excavados por Hamás.

No se puede atacar a los civiles, no puedes llevar a cabo ataques indiscriminados, y no puedes ejecutar ataques que tengan un impacto desproporcionado contra los civiles

Helen Duffy Catedrática de Derecho Internacional Humanitario de la Universidad de Leiden

Los túneles forman parte del sistema bautizado por las autoridades israelíes como el “metro”, utilizado por los combatientes para desplazarse por Gaza sin ser detectados, almacenar suministros, lanzar batallas y mantener cautivos a rehenes. Siete rehenes civiles, entre los que había tres personas con pasaporte de otros países, perdieron la vida en los ataques contra Yabalia, según la información difundida por las brigadas Al Qassam, brazo armado de Hamás.

“Él es una amenaza para soldados de verdad”, dijo Hagari en referencia a Biari. “Decenas de terroristas murieron con él; y el 'metro' que había debajo se ha derrumbado, lo que formó este agujero que se ve en la zona (...) Estamos tratando con terroristas que tienen una razón importante para construir su infraestructura del terror debajo el campo de refugiados de Yabalia, quieren esta imagen de destrucción”, añadió Hagari durante una rueda de prensa.

Cinco cráteres

Hagari se negó a comentar el número o tipo de municiones que se emplearon en el ataque contra el campo de refugiados. Se negó a identificar cuáles eran los cráteres provocados por el derrumbe de túneles y dijo que Israel haría públicos más adelante algunos de esos detalles.

Sin embargo, un análisis visual de The Guardian ha identificado al menos cinco cráteres en el campo de refugiados densamente poblado, que, según los expertos en armamento, fueron provocados por el uso de múltiples JDAM (municiones de ataque directo conjunto, en inglés) en el ataque aéreo.

Marc Garlasco, que durante la guerra de Irak de 2003 fue jefe de objetivos de alto valor en el Pentágono, dice al medio británico que el mayor de los cráteres parecía haber sido alcanzado por una GBU-31. “También podrían ser otras bombas pero esa es la que encaja mejor con todos los indicios. Son unos 12 metros de cráter”, dice. 

“Casi con toda seguridad se trata de munición JDAM, ya sea una bomba de uso general GBU 31 (Warhead Mark 84), o posiblemente una bomba antibúnker GBU 56 (ojiva BLU 109); las dos de unos 900 kilos”, dice Chris Cobb-Smith, exinspector de armas de Naciones Unidas.

El sistema aire-superficie de armamento guiado de precisión GBU forma parte del arsenal que Estados Unidos suministra a Israel y que le permite fabricar bajo contrato.

Fabricadas por Boeing, las GBU utilizan una mezcla explosiva de TNT y polvo de aluminio llamada tritotal que suele emplearse en bombas lanzadas desde el aire. La fuerza aérea israelí publicó hace poco imágenes en las que se veían decenas de GBU-31 siendo cargadas en los aviones. “Esto es coherente con nuestro análisis, se puede ver el tamaño de la bomba y las correas de guía, que son la marca de identificación de la GBU-31”, dice Garlasco.

Las obligaciones de Israel

Las primeras informaciones que se publicaron sobre el ataque del martes en Internet llegaron hacia las 14.30, hora local. En una retransmisión de Reuters en directo se podía ver el impacto producido unos minutos antes.

The Guardian ha combinado las imágenes de Reuters con vídeos publicados tras el ataque para determinar el lugar exacto en el que cayeron las bombas: el cruce de las calles Al Mouhawel y Al Almey.

Con una superficie de 1,4 kilómetros cuadrados y una población que según las estimaciones de la ONU supera a las 110.000 personas, el campo de refugiados de Yabalia era antes de esta guerra una de las zonas más pobladas de Gaza, que es a su vez uno de los lugares con mayor densidad de población del planeta. 

Creado en 1948 para albergar a familias huidas de lo que hoy es territorio israelí, Yabalia era el mayor de este tipo de campos en Gaza. La Agencia de Naciones Unidas para los refugiados de Palestina (UNRWA) en Oriente Próximo gestiona dentro de Yabalia tres escuelas que ahora se están utilizando como refugios improvisados para los civiles que desde que comenzó el asedio se han visto forzados a irse de sus casas.

El Ejército de Israel lleva pidiendo a los civiles que abandonen el norte de Gaza desde que comenzaron los ataques aéreos. Pero en la zona hay personas demasiado mayores o enfermas como para viajar. Otras han decidido quedarse tras sopesar los peligros de un desplazamiento, entre los que se incluyen los ataques a las caravanas que se dirigen al sur y los bombardeos de zonas del sur de Gaza designadas como “más seguras” por Israel.

Los expertos en derecho internacional humanitario dicen que pedir a los civiles que se vayan no exime a Israel de su responsabilidad de proteger, durante sus ataques, a los que deciden quedarse.

“Los civiles que no pueden irse o no se van siguen siendo civiles, y por tanto se aplican las mismas normas”, dice Helen Duffy, catedrática de Derecho Internacional Humanitario y Derechos Humanos en la universidad neerlandesa de Leiden. “No se puede atacar a los civiles, no puedes llevar a cabo ataques indiscriminados, y no puedes ejecutar ataques que tengan un impacto desproporcionado contra los civiles y la infraestructura de los civiles”.

Según el análisis de las imágenes de The Guardian, al menos ocho edificaciones sufrieron daños por el ataque del martes. La zona ya había resultado dañada durante otros cuatro bombardeos de octubre en los que murieron más de 150 personas. El primero de esos bombardeos alcanzó una mezquita y un mercado. 

Garlasco afirma que el tipo de munición que en su opinión se empleó puede haber servido para alcanzar túneles subterráneos, el objetivo declarado del Ejército israelí, pero también ha causado grandes daños en la superficie.

Una de las tres opciones de estas bombas es retardar la detonación. Cuando están configuradas así, el fenómeno que provocan al explotar es similar al de un terremoto. “Las JDAM penetran en el suelo y su detonación retardada hace que el edificio se desplome sobre sí mismo, eso explica la magnitud de los daños”, explica Garlasco. “La onda expansiva también derrumba los edificios, no solo los túneles”.

La magnitud del daño que provocan estas armas exige de Israel una justificación militar muy sólida para usarlas en un lugar donde viven tantos civiles.

“Aquí se plantean dos cuestiones. La primera, ¿hay argumentos para justificarlo jurídicamente? Sí. Pero, ¿era justificable este ataque? Lo más probable es que no”, dice Tara Van Ho, profesora asociada en la Facultad de Derecho y en el Centro de Derechos Humanos de la universidad de Essex. “Por lo que estamos viendo en las noticias y escuchando de las FDI, será muy difícil para Israel justificar esto como un ataque proporcionado”.

El miércoles, las explosiones sacudieron otras partes de Yabalia. El portavoz de las FDI, Hagari, dijo que aún no podían hacer declaraciones sobre los posibles objetivos de esos ataques.

Traducción de Francisco de Zárate.

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