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The Guardian en español

Un creacionista utiliza la orden de Trump de libertad religiosa para extraer rocas del Gran Cañón del Colorado

El geólogo denunció al Departamento de Interior cuando este le denegó su solicitud, pero la orden ejecutiva de Trump de libertad religiosa le ha permitido extraer las rocas.

Naaman Zhou

Un geólogo australiano que está intentando demostrar la existencia de la gran inundación bíblica podrá recoger muestras de rocas del Gran Cañón de Colorado.

Andre Snelling obtuvo su doctorado por la Universidad de Sídney en 1982 y es director de investigación en Answers in Genesis (Respuestas al Génesis), un grupo científico cristiano que cree en la interpretación literal de la Biblia.

El viernes, News Corp informó que EEUU había aprobado el proyecto de investigación de Snelling en el Gran Cañón después de que este aceptase retirar una denuncia contra los administradores de los parques nacionales.

Snelling había denunciado al Departamento de Interior de EEUU en mayo alegando discriminación religiosa porque se le había denegado extraer entre 50 y 60 muestras de rocas “del tamaño del puño” por falta de base científica.

Sus abogados alegaron que el parque estaba violando una reciente orden ejecutiva de Donald Trump mediante la que se ampliaba la libertad religiosa. “[Los administradores] me rechazaron porque no les gustaba la pregunta que yo estaba haciendo”, afirmó Snelling.

Sin embargo, el doctor Gilles Brocard, investigador asociado posdoctoral en Geología en la Universidad de Sídney, señala que las pruebas científicas son incompatibles con la hipótesis de Snelling.

“Sabemos cuáles son los efectos de las grandes inundaciones en la tierra”, explica. “Sabemos que a veces ocurren. Tenemos glaciares con grandes bloques de hielo que dejan una marca muy característica en el paisaje. Generan formas muy especiales que son fáciles de identificar. Estas son simplemente rocas normales, mundanas. No muestran ningún rastro de catástrofe”, añade.

Brocard afirma que la datación radiométrica ha encontrado rocas en el Gran Cañón de 2.000 millones de años de antigüedad y que la edad de la tierra es de 4.470 millones de años. “Todos los métodos coinciden, no hay contradicciones. Las únicas contradicciones han sido sobre la edad del propio cañón. Hace 20 años, la gente creía que se había formado hace 20 millones de años, pero más recientemente se cree que se ha formado en los últimos cinco millones años”, comenta.

“Pero este es un debate completamente diferente al debate de Snelling, que es afirmar que el cañón se formó en los últimos 20.000 años”, señala Brocard. Como organización, Answers in Genesis cree que la historia de la Biblia es histórica y no un mito. El grupo ha creado una réplica del Arca de Noe en Williamstown, Kentucky.

Brocard afirma que no puede entrar a valorar al completo el estudio de Snelling hasta que haga públicos más detalles, pero que la posibilidad de una gran inundación ya ha sido discutida antes.

“Hasta el siglo XIX hubo un debate sobre si realmente ocurrió la gran inundación. Hice mi doctorado en los alpes y en siglo XIX descubrieron rocas irregulares. Los geólogos se preguntaron si estas rocas eran resultado de una gran inundación, pero pronto se dieron cuenta de que eran resultado de los glaciares”, indica Brocard.

“Lo que creo que Snelling está intentando demostrar es que estas rocas no se formaron lentamente durante tiempos geográficos, sino que se formaron muy rápido. Supongo que lo que quiere demostrar es que las rocas se formaron en los últimos 10.000 años con algún tipo de inundación”, explica Brocard.

Snelling declaró al diario the Australian que haría públicas sus conclusiones. “Incluso si no encuentro las pruebas que creo que voy a encontrar, no afectará a mis creencias fundamentales”, aseguró. “Los aborígenes australianos tienen historias sobre una gran inundación. También encuentras historias similares en China. Todo es circunstancial, pero creo que la Biblia es un registro que nos ha entregado Dios y que lo que se puede leer ahí realmente ha ocurrido”, añadió.

Traducido por Javier Biosca Azcoiti

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