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OPINIÓN

Kamala Harris estuvo genial en el debate: ¿será suficiente para ganar a Donald Trump?

Kamala Harris mirando a Donald Trump durante el debate del martes en Filadelfia.

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Ante la mirada del mundo entero, Kamala Harris hizo una actuación extremadamente eficaz en el debate del martes por la noche al demostrar lo absolutamente incapacitado que está Donald Trump para convertirse en presidente de Estados Unidos.

Lo desenmascaró como lo que es: un hombre lleno de odio y vengativo, un mentiroso patológico, alguien que se nutre de la división y la xenofobia, y un candidato que no tiene absolutamente ninguna visión para el futuro del país –después de nueve años como candidato y presidente, ahora está trabajando en un “concepto” sobre cómo abordar la crisis sanitaria en nuestro país. ¿En serio?–.

Los demócratas están, con razón, eufóricos por la excelente actuación de Harris. Van a ser unas elecciones muy reñidas y la vicepresidenta tuvo una gran noche.

Pero, antes de empezar a hacer planes para su investidura, debemos enfrentarnos a una importante realidad: la gran mayoría del pueblo estadounidense ya conoce muy bien a Donald Trump.

Lo han visto como presidente durante cuatro años y como candidato en tres elecciones. Son más que conscientes de que miente todo el tiempo, de que apoyó una insurrección para destruir la democracia estadounidense y de que ha sido condenado por 34 delitos graves.

Y, sin embargo, casi la mitad de los votantes estadounidenses le siguen apoyando, incluida una gran mayoría de votantes de clase trabajadora.

Es importante que la vicepresidenta siga poniendo en evidencia y desenmascarando a Trump. Pero puede que no sea suficiente para asegurar una victoria. Los votantes están deseosos de un candidato que aporte un cambio significativo y material a sus vidas.

Aplaudo a Harris por exponer los fundamentos de sus posiciones económicas: prometió limitar a 2.000 dólares el coste de los medicamentos recetados para todos los estadounidenses; abordar la grave crisis de la vivienda a la que nos enfrentamos construyendo tres millones de casas asequibles; eliminar la deuda médica y hacer frente a la especulación de los precios, que ha hecho imposible que las familias trabajadoras puedan permitirse comprar alimentos y otras necesidades básicas.

Son políticas importantes. Sin embargo, creo que sus posibilidades de ganar mejoran si amplía ese programa para incluir soluciones populares a las realidades económicas y políticas más importantes a las que se enfrenta este país. El pueblo estadounidense quiere un cambio, y eso es lo que ella debe ofrecer. He aquí algunas ideas que no sólo son excelentes políticas, sino que gozan de gran popularidad entre los votantes de todo el espectro nacional:

Desigualdad de ingresos

En este país hay más desigualdad de ingresos y riqueza que nunca. Nunca en nuestra historia tan pocos han acumulado tanto. Tres personas poseen más riqueza que la mitad inferior de la sociedad estadounidense; el 60% de los estadounidenses vive al día mientras los más ricos siguen enriqueciéndose; y el 82% de los estadounidenses –incluido el 73% de los republicanos– quiere que los ricos y las grandes empresas paguen los impuestos que les corresponden.

Corrupción

Tenemos un sistema político corrupto en el que Super Pacs de dinero oscuro, financiados y controlados por multimillonarios como Elon Musk y Timothy Mellon, riegan con miles de millones de dólares nuestras elecciones. Se espera que el coste total de las elecciones de 2024 ascienda a más de 10.000 millones de dólares, más que ninguna otra convocatoria electoral en la historia. Demócratas, republicanos e independientes entienden que difícilmente podemos llamarnos una democracia vibrante cuando un puñado de las personas más ricas de este país –incluidos multimillonarios demócratas– pueden gastar cientos de millones para elegir a los candidatos de su gusto. Siete de cada 10 estadounidenses piensan que debería haber límites al gasto electoral. Debemos abolir Citizens United –un lobby conservador– y establecer elecciones financiadas con fondos públicos.

Sanidad y seguridad social

En el país más rico del mundo es absurdo que el 75% de los ancianos que necesitan audífonos no los tengan, que el 65% de los ancianos no tengan seguro dental y que las monturas de gafas fabricadas por tan solo 10 dólares cuesten más de 230 dólares. Un 84% de los estadounidenses –incluido el 83% de los republicanos– quiere ampliar el sistema de salud Medicare para que cubra los servicios dentales, auditivos y oftalmológicos. La vicepresidenta debería posicionarse en este sentido.

En un momento en que cerca de la mitad de los hogares estadounidenses mayores de 55 años no tiene ahorros para la jubilación y uno de cada cinco ancianos intenta vivir con menos de 13.500 dólares al año, debemos ampliar la seguridad social para que todos en este país puedan jubilarse con la dignidad que se han ganado y todas las personas con discapacidad puedan vivir con la seguridad que necesitan. Podemos hacerlo levantando el tope de las ganancias máximas imponibles cada año, de modo que los muy ricos tengan una carga impositiva semejante a las de las familias de clase trabajadora.

Unas políticas populares

El pueblo estadounidense está unido para apoyar estas ideas populares. Son políticas importantes. Son políticas ganadoras. Y son especialmente populares en los estados indecisos en los que Harris necesita ganar.

En otras palabras: hacer campaña con un programa económico que responda a las necesidades de las familias trabajadoras es una fórmula ganadora para Kamala Harris y los demócratas en noviembre.

Al asumir ideas audaces que aborden las crisis cotidianas a las que se enfrentan las familias trabajadoras de Estados Unidos, Harris no sólo puede ganar la Casa Blanca, sino crear un partido demócrata que responda a las necesidades de los estadounidenses de a pie.

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