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The Guardian en español

ELECCIONES EEUU

Los negacionistas trumpianos de las elecciones pierden en estados clave

Partidarios del expresidente de Estados Unidos Donald Trump este martes en Palm Beach, Florida.

Sam Levine

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Los republicanos que no aceptaron e intentaron anular los resultados de las elecciones presidenciales de 2020 han perdido prácticamente todas las campañas para cargos que administran las elecciones en los estados clave del país en las elecciones de mitad de mandato. La derrota de este sector se interpreta como una victoria importante para las elecciones libres y limpias en Estados Unidos.

Los votantes han dado la espalda a los políticos republicanos que no aceptaron el resultado de las elecciones presidenciales y que pretendían ser gobernadores en Arizona, Nevada y Michigan, así como en Minnesota y Nuevo México. En Pensilvania, Doug Mastriano, un senador del estado que ha sido uno de los políticos que más ha contribuido a promover información falsa sobre las elecciones, fracasó en su intento de convertirse en gobernador. Por otra parte, Kari Lake, una republicana que basó su campaña en el supuesto fraude electoral, también ha perdido en su carrera a gobernadora en Arizona. 

“Constatamos que los votantes están diciendo de forma clara que tratar de deslegitimar la democracia no es una estrategia ganadora”, dice Jocelyn Benson, una demócrata que derrotó a Kristina Karamo, una republicana que difundió información falsa sin fundamento sobre los resultados de las elecciones de 2020 y que se presentaba para ser secretaria de Estado, un cargo de administración local de las elecciones. “Pero todavía tenemos unas elecciones presidenciales en menos de dos años y en la que todos estos problemas se volverán a dar”.

En Michigan, los demócratas derrotaron a los candidatos negacionistas en las elecciones a gobernador y a fiscal general, en una carrera que muchos temían que podría acabar constituyendo un triunfo del negacionismo electoral en un estado clave para las presidenciales.

En 94 campañas estatales de este año, sólo cinco candidatos que rechazan el resultado de las pasadas elecciones presidenciales y que no ocupaban ya el cargo para el que se postulaban han conseguido la victoria, según States United Action, un grupo que ha estado siguiendo a los candidatos negacionistas. Esos candidatos han ganado en Alabama, Idaho, Indiana, Kansas y Wyoming, según los datos actualizados.

Varios de los candidatos que perdieron eran miembros de la coalición America First Secretary of State, dirigida por Jim Marchant, un ex legislador de Nevada que perdió el martes su carrera a secretario de Estado. Sólo un miembro de la coalición, Diego Morales, ganó su candidatura a secretario de Estado en Indiana, un estado que es muy republicano.

“Los votantes han hablado. Y hablaron sobre algo que es mucho más profundo que la moda pasajera de la mentira del fraude electoral o cualquier otro negacionismo cocinado por un grupo de políticos para su propio beneficio”, dice Adrian Fontes, el demócrata que ganó al republicano y negacionista de las elecciones Mark Finchem en la contienda por la secretaría de Estado de Arizona. Finchem trató de anular las elecciones de 2020. “El pueblo estadounidense no se va a dejar influir, independientemente de sus inclinaciones políticas”, dice Fontes.

Las secretarías de Estado

Las amplias derrotas se produjeron en un ciclo electoral en el que se prestó mayor atención a las carreras por la secretaría de Estado, un cargo que durante mucho tiempo ha sido considerado poco importante. La percepción del cargo ha dado un giro significativo debido al enorme poder de un secretario de Estado sobre la forma en que se emiten y cuentan los votos. Había una gran preocupación de que, si eran elegidos, los candidatos negacionistas pudieran utilizar su cargo para socavar y potencialmente tratar de anular los resultados de futuras elecciones, entre ellas, las elecciones presidenciales de 2024. 

“Nunca nos habíamos enfrentado a la amenaza de que los secretarios de Estado se negaran a certificar un resultado que no les gustaba. Ahora podemos decir con certeza que el pueblo estadounidense ha rechazado este movimiento en estas elecciones”, explica Trey Grayson III, un republicano que fue el principal responsable electoral de Kentucky de 2004 a 2011. “En todos los estados más disputados los negacionistas ha perdido las elecciones, así como en muchas otras contiendas en todo el país. Este fue un claro mensaje de que los estadounidenses creen en elecciones libres y justas.”

La verdad frente a la mentira

Candidatos demócratas que han ganado la campaña hablan de una hoja de ruta similar para hacer retroceder al negacionismo electoral. En primer lugar, se comprometieron a decir la verdad sobre las elecciones de 2020 y la ausencia de fraude electoral, apostando a que los votantes les recompensarían por defender la legitimidad de las elecciones estadounidenses.

Benson dijo que en Michigan una de las estrategias era “insistir en que no se trata de elegir en clave partidista, sino entre la verdad y la mentira. Y el caos frente a la claridad. Y que la batalla se centra en si los votantes tendrán voz y voto en las futuras elecciones. Y eso repercute en todo lo demás”.

Esa estrategia ha funcionado en el caso de Jeff Zapor, un consultor de 46 años de South Lyon, un suburbio de Detroit, que votó por Benson la semana pasada. Benson explica que la campaña por la secretaría de Estado era la contienda más importante de los comicios. “Cuando te presentas por una plataforma basada en falsedades abyectas, para mí, eso muestra una completa falta de carácter. Y te presentas exactamente por la razón equivocada”, dijo después de votar.

Steve Simon, secretario de Estado de Minnesota, dijo que centrarse en la verdad sobre las elecciones no era una cuestión de conseguir que los votantes cambiaran de opinión al instante, sino más bien de trabajar poco a poco para convencerles de que pueden confiar en los resultados electorales. “No soy ingenuo y la mayoría de la gente no lo es. No digo que por decir la verdad y no mentir la amenaza se vaya a evaporar”, dice Simon, que derrotó a Kim Crockett, una republicana que afirmó que las elecciones estaban “amañadas”.

“No todos tienen que dar un [giro] de 180º. Pueden hacer un 12. Pueden hacer un 27. Pueden hacer un 38. Y eso vale algo. No es un interruptor de luz. No es una elección entre creer o no creer. Pero puedes, con tiempo, explicar la verdad para que los votantes puedan sopesar tu versión mientras procesan y reflexionan sobre los otros argumentos”.

Los candidatos ganadores también dijeron que se centraron en hacer que las amenazas a la democracia fueran menos abstractas, centrándose en cambio en cuestiones concretas que preocupan a los votantes. “Cuando llamé a mi madre y le dije: 'Vamos a salvar la democracia', ella preguntó: ¿qué quieres decir?”, señala Cisco Aguilar, un demócrata de Nevada que derrotó a Marchant en la campaña por la secretaría de Estado de Nevada. “Al principio tuvimos que educar al votante sobre la importancia de la campaña para la secretaría de Estado. Cómo la secretaría de Estado daba acceso a las urnas a los asuntos domésticos que le importaban al votante”.

“No es solo hablar en abstracto de que la democracia está siendo atacada, si bien eso es real y ciertamente lo he hecho en los últimos años y lo seguiré haciendo, sino también hablar de forma más concreta sobre qué significa”, indica Benson. “Lo que significa dar poder a la gente que ha estado mintiendo a los votantes en lugar de exigir responsabilidades y rechazar sus mentiras”.

Recaudación de fondos

Los demócratas que se presentan contra candidatos negacionistas también se beneficiaron del apoyo bipartidista, según un memorándum posterior a las elecciones de DemocracyFirst, un grupo de recaudación política centrado en derrotar a candidatos negacionistas. Adam Kinzinger y Liz Cheney, dos republicanos que han sido activos en la defensa de la democracia, apoyaron a candidatos demócratas.

Estos candidatos demócratas se vieron favorecidos por una avalancha de dinero para sus candidaturas, superando a los negacionistas de las elecciones por un margen de tres a uno, según el Centro Brennan para la Justicia, un grupo de defensa de los derechos civiles. Grupos de recaudación para campañas demócratas como iVote y la Asociación Democrática de Secretarios de Estado gastaron millones de dólares en una suma sin precedentes en una contienda por la secretaría de Estado, que no fue igualada por los negacionistas.

“Parece que rechazar la legitimidad de las elecciones presidenciales fue un activo más fuerte para la recaudación de fondos en la fase de primarias de lo que ha sido ahora. La estrategia de los candidatos puede haber desempeñado un papel”, escriben Ian Vandewalker y Maya Kornberg, del Centro Brennan, en su análisis de seguimiento del gasto de los candidatos. Finchem y Marchant dejaron de publicar anuncios en Internet después de las primarias.

A pesar de esas victorias, es poco probable que la amenaza del negacionismo desaparezca pronto de la política estadounidense. Así, 175 de los 291 negacionistas que se presentaron al Congreso o a las elecciones locales de este año han sido elegidos, según un recuento del Washington Post.

Trump, que ha convertido la falsedad de las elecciones robadas en el centro de su estrategia tras dejar la Casa Blanca, acaba de lanzar su candidatura para las elecciones presidenciales de 2024. “Si bien en la campaña de 2022 el esfuerzo se ha centrado en los votantes, en la democracia, realmente estamos recorriendo camino dentro lo que es un esfuerzo de años y en múltiples frentes para deslegitimar la democracia en nuestro país”, dice Benson. “Hemos superado dos tercios del camino. El segundo acto terminó con una victoria para la democracia, al igual que el primero. Pero ahora tenemos el tercer acto, las elecciones presidenciales de 2024”.

Traducción de Emma Reverter

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