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La victoria a medias de los ginecólogos alemanes: podrán decir que hacen abortos, pero sin dar más detalles por la presión antielección

Manifestación a favor del derecho al aborto.

Aldo Mas

La ginecóloga Kristina Hänel se ha convertido en un icono para el feminismo alemán actual. En 2017 fue condenada a pagar 6.000 euros de multa por informar de que practica abortos en la página web de su consulta, situada en la ciudad de Gießen, en el oeste de Alemania. Esa información puede ser entendida como “hacer publicidad” del aborto, un hecho que, hasta ahora, estaba prohibido en el país según un artículo del Código Penal que databa de la época nazi. Ahora, el Gobierno lo ha modificado para permitir a los ginecólogos informar públicamente de que practican abortos, aunque el artículo no se ha derogado. La izquierda y los colectivos feministas critican la tibieza de la medida y alertan de que los problemas pueden continuar.

La justicia germana se pronunció en dos ocasiones en contra de esta ginecóloga porque el Código Penal contiene un artículo que castiga con una multa o hasta dos años de cárcel a quien diga públicamente que practica abortos o los promueva. Que ese artículo –el 219a– sirviera para condenar a Hänel y para amedrentar por la vía judicial a un número creciente de ginecólogos que algunos cifran en varios cientos, desencadenó una fuerte movilización en el sector médico y entre los colectivos feministas alemanes. Piden la eliminación del artículo en cuestión, cuyos orígenes datan de los días en que los nazis estaban en el poder.

La agitación alcanzó a finales del año pasado al Gobierno germano, compuesto por políticos de las conservadoras Unión Cristiano Demócrata (CDU) de la canciller Angela Merkel y la Unión Social Cristiana de Baviera –partido conservador bávaro hermanado a la CDU– y del Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD). De hecho, hasta finales del mes pasado, los integrantes de la 'gran coalición' que lidera Merkel han estado negociando con el artículo 219a sobre la mesa. Pero su eliminación ha sido un imposible

El Gobierno finalmente optó por modificar el artículo, que no será eliminado. Quedará de modo que los ginecólogos puedan señalar en sus páginas de Internet que practican abortos, pero nada más. Para Hänel, esta reforma constituye una auténtica decepción. “Para mí, para las personas que están en mi situación y para quienes nos apoyan, la reforma no es una solución. Tampoco es un auténtico paso hacia delante. El artículo nazi se mantiene”, dice Hänel a eldiario.es desde su clínica. “Hay una pequeña mejora en que los médicos podamos decir si hacemos interrupciones del embarazo o no, cosa que hasta ahora no podíamos. Pero todo lo demás sigue estando prohibido como antes”, abunda esta ginecóloga.

Hänel se refiere, por ejemplo, a que los ginecólogos alemanes siguen sin poder informar en las páginas web de sus consultas sobre las técnicas que emplean para practicar las interrupciones voluntarias del embarazo. “Es muy chocante y vergonzante que esto ocurra en Alemania”, sostiene esta veterana ginecóloga. “El Gobierno hace como si la información fuera a estar fácilmente a disposición de las mujeres interesadas, pero no es cierto”, mantiene la doctora, que se muestra muy escéptica con las novedades incluidas en la reforma.

Esa reforma, a la espera de que sea aprobada por un Bundestag dominado por la CDU/CSU y el SPD, establece que un organismo será responsable de publicar una lista con “información neutral” que contenga los ginecólogos, centros médicos, hospitales y técnicas con las que se practica el aborto. Esa relación de nombres e informaciones será actualizada mensualmente. “La reforma instaura un sistema complicado e ineficaz. Ya existe en Baviera (un 'land' del sur alemán) y no funciona. Tal vez facilite que las mujeres encuentren con mayor celeridad un ginecólogo pero las mujeres no encuentran ahí todas las informaciones que desearían encontrar”, se queja Hänel. “Además, no cambia el hecho que siga prohibido a los ginecólogos informar sobre, por ejemplo, los métodos que yo utilizo. Si yo lo hago, me podrían volver a condenar. Es absurdo”, insiste.

Su caso va ahora por el tercer recurso, del que se ocupa el Tribunal Superior de Fráncfort. En último término, Hänel llevará su caso al Tribunal Constitucional, pues entiende que tiene los derechos democráticos fundamentales de su lado, como el de la libertad de información, de pensamiento y de expresión. “Yo sigo por mi vía judicial. Seguramente acabe en el Tribunal Constitucional y, si no, en el Tribunal Europeo de los Derechos Humanos”, sostiene Hänel. Esta vía, a su entender, podría acarrear la eliminación del artículo 219a. “Los jueces del Tribunal Constitucional no son los políticos de Berlín. Si los políticos no cambian el Código Penal, el cambio se hará por la vía de la justicia”, defiende.

Hänel reprocha a los políticos de la gran coalición no haber sido capaces de eliminar el polémico artículo. La prensa en Berlín ha informado estos días de que parte del SPD estaba en contra de mantener el 219a, al igual que un cierto número de diputados de la CDU. “Hay muchos en la CDU que dicen que este artículo es un artículo nazi que no necesitamos en el Código Penal, pero no se han atrevido a decirlo públicamente, por miedo a las reacciones de los fundamentalistas, la ultraderecha y la influencia del lobby que es aquí la Iglesia católica”, dice Hänel, que sigue muy de cerca las discusiones de una causa que tiene motivos para sentir como propia. “Todos pensábamos que los políticos serían más valientes”, lamenta.

La oposición progresista, a favor de eliminar el artículo

Desde las fuerzas progresistas de la oposición a la gran coalición también se ha criticado la tibieza de la reforma acordada por conservadores y socialdemócratas. La responsable de política para mujeres de la formación izquierdista de Die Linke, Cornelia Möhring, llegó a utilizar un elocuente término inglés en su cuenta de Twitter para rechazar el laudatorio anuncio del acuerdo entre CDU/CSU y el SPD. “Bullshit” ('una mierda'), escribió Möhring. Anton Hofreiter, líder de Los Verdes, señaló por su parte que “la mejor solución hubiera sido la eliminación del artículo 219a”.

También lo creen así en la Asociación de Médicos de Berlín. A diferencia de otras asociaciones del país, los médicos berlineses son críticos con la reforma. “Vemos la reforma con una perspectiva crítica. Desde el año pasado pedimos que el artículo 219a sea eliminado o modificado de modo que los ginecólogos puedan informar objetivamente sin que sea posible denunciarlos o llevarlos ante el juez”, dicen a eldiario.es desde la asociación profesional berlinesa. “La situación ahora es mejor que antes, pero no está claro cómo van a poder informar los médicos”, lamentan.

Al igual que la de Berlín, se han manifestado los médicos de la ciudad-estado de Hamburgo. Sin embargo, en la asociación de la metrópolis portuaria alemana, su presidente, Frank Ulrich Montgomery, se ha ganado la antipatía de Hänel por un reciente y extraño cambio de opinión. “En su día, él se pronunció con la asociación de Hamburgo a favor de la eliminación del artículo 219a, pero después se reunió con el ministro de Sanidad (el conservador Jens Spahn) y dijo que el sistema de las listas era estupendo”, resume la ginecóloga en Gießen. Para Montgomery, el “compromiso” alcanzado por la 'gran coalición' “sirve para todos”. “Para todos”, pero no para eliminar un artículo anti-abortista de los tiempos del nacionalsocialismo.

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