Arqueólogos de verano: un campo experimental ofrece la posibilidad de investigar el pasado de La Rioja sobre el terreno
Tumbas, cerámica, herramientas e incluso restos humanos. Son los secretos que esconde la tierra que, preservados durante años, nos permiten ahora conocer mejor nuestro pasado y entender así el presente.
En La Rioja, los arqueólogos encuentran en Calahorra un magnífico campo de experimentación para ahondar en la historia. Por eso es el lugar elegido desde hace cuatro años para celebrar el Campo Experimental de Arqueología ‘Calagurris UNIR’, una iniciativa que, de la mano con los Amigos de la Historia de Calahorra y el ayuntamiento de la localidad, trata de acercar a estudiantes y personas interesadas la metodología arqueológica y el estudio de los materiales procedentes de las excavaciones.
En esta ocasión, la actividad tendrá lugar entre los días 7 y 19 de julio y amplía además su campo de acción más allá del yacimiento de La Clínica. “Además de Calahorra, este verano nos centraremos también en Arnedo (donde todavía están abiertas las inscripciones) porque son puntos que han sido ocupados de forma continua”, explica Inmaculada Delage, codirectora de los Campos Experimentales de Arqueología de UNIR en La Rioja, “esto dificulta el trabajo porque son capa tras capa de historia pero también es muy interesante porque conseguimos una cronología de toda esa ocupación que enriquece mucho el conocimiento”. Ampliando el ámbito de actuación a Arnedo se consigue además desarrollar la historia en un ámbito más amplio, en el periodo de la ocupación del Valle medio del Ebro, especialmente en la etapa tardorromana y primera etapa de la Edad Media.
A lo largo de esas dos semanas, una veintena de participantes convivirán y participarán en una auténtica excavación arqueológica. “Buscamos sobre todo alumnos de Historia y Geografía, Historia del Arte y Humanidades que conjuguen su formación teórica con la experimentación con sus propias manos”, explica Delage. El primer día los alumnos recibirán los conocimientos necesarios para excavar, hacer las fotos, clasificar y rellenar las fichas. Es importante que las personas que asistan tengan buena salud y resistencia porque la actividad física es importante.
“Madrugamos, pasamos muchas horas al sol y cogemos herramientas de peso”, explica la codirectora y responsable de la excavación de Calahorra. Las mañanas las pasan excavando. Por la tarde la actividad se divide entre el laboratorio, donde estudiarán y clasificarán las piezas encontradas, y el gabinete en el que recibirán charlas teóricas con expertos de diferentes ámbitos como historiadores o geógrafos. Todo ello conjugado con la propia convivencia. “Lo más bonito de la arqueología es que se crean equipos porque vivimos las 24 horas juntos; si no hubiera tan buen ambiente no sería tan productivo ni tan gratificante”, explica Delage.
Con este sistema se consigue aumentar la formación teórica pero sobre todo la práctica de los estudiantes que además descubren Calahorra y se la llevan después a otros puntos de España. Se logra además captar el interés de los propios calagurritanos que muchas veces acuden como voluntarios para aprender a excavar y conocer su tierra.
Los organizadores recomiendan especialmente esta experiencia a cualquier estudiante de Historia o Historia del Arte que, aunque no se quiera dedicar a la arqueología, quiera conocer cómo se llega a ese conocimiento. Aun así insisten en que la formación previa “es interesante pero no estrictamente necesaria”.
En cualquier caso, el objetivo final es “que el estudiante que venga, repita”. En el ámbito científico se busca alcanzar un conocimiento total y cronológico que abarraue la vida de Calahorra y su entorno. En ediciones anteriores se descubrió que en una ocupación tardía de Calahorra hubo una zona que fue usada como enterramiento. “Queremos seguir ahí, ver qué orden tiene, por qué en ese lugar, de qué edad son.
En definitiva, no queremos conocer únicamente qué pasaba ahí cuando la zona estaba cien por cien en funcionamiento sino saber qué va pasando después“, explican los expertos. En el caso de Arnedo, se tratará de buscar los enterramientos tardomedievales, ”ver quién hay enterrado, cómo y por qué“. Por eso los estudiantes que participen este año se llevarán además un importante conocimiento antropológico.
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