El 80 por ciento de los riojanos mayores de 60 años sufre hiperplasia benigna de próstata

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La hiperplasia beningna de próstata (HBP) es la primera causa de consulta urológica en España. Se trata de una patología muy común en los hombres, progresiva y no cancerosa, normalmente asociada al crecimiento de la glándula prostática. Es el tumor benigno más frecuente en pacientes varones, y se calcula que el 30 por ciento de los casos tienen la enfermedad en sus formas moderada o grave. El resto serían casos leves.

Puede causar síntomas del tracto urinario como dificultad para iniciar la micción, flujo de la orina intermitente y débil, urgencia miccional, incontinencia y goteo postmiccional; así como, micciones más frecuentes, especialmente durante la noche. La mayoría de los síntomas de la HPB empiezan a manifestarse gradualmente.

Entre los hallazgos del trabajo que ahora se ha dado a conocer, analizados por el especialista Carlos Sancho, destaca que “transcurre un promedio de 20 meses antes de que los pacientes acudan a la consulta, lo cual es paradójico a la luz de otro dato: el 45,6 por ciento de ellos son personas con antecedentes familiares, luego tienen noticias de la patología”. Según aclara este experto, el trabajo viene a confirmar la impresión más extendida entre los urólogos. Además, recuerda que las últimas estimaciones datan en 1.500.000 los varones mayores de 65 años que precisan atención médica por alteraciones relacionadas con la próstata.

¿Por qué esas reticencias? Sancho considera que gran parte del problema es que “las primeras manifestaciones de la enfermedad tienden a interpretarse como consecuencias 'normales' del envejecimiento, cuando en realidad son síntomas de un trastorno que se trata con una elevada tasa de éxito”. Además, advierte que, “puesto que se trata de una enfermedad crónica y progresiva, cuanto antes se aplique el tratamiento, más probabilidades hay de frenar su progresión, de forma que el diagnóstico precoz es crucial”.

Por otra parte, aunque generalmente es una enfermedad benigna, “requiere un seguimiento periódico para descartar el cáncer de próstata”, añade.

MAPA DE LA HBP

El primer mapa de la prevalencia de esta patología en España se ha publicado bajo el título 'Perfil de severidad en pacientes con HBP en España'. El trabajo, firmado por Bernardino Miñana, del Hospital Morales Meseguer de Murcia, ha contado con el apoyo de la compañía farmacéutica Astellas.

Para llevarlo a cabo, se ha analizado un registro de más de mil pacientes atendidos por 392 urólogos distribuidos por toda la geografía nacional. La edad media de los voluntarios era de 65,7 años. Como indicaba Carlos Sancho, más del 45 por ciento de ellos tenían antecedentes familiares de HBP.

Se incluyeron en el análisis varones que acudieron a las consultas externas de Urología, donde se estableció el diagnóstico de HBP. En todos los casos, no habían recibido tratamiento médico previo y dieron su consentimiento por escrito para participar en la investigación.

TRATAMIENTO

Las terapias indicadas para este trastorno están condicionadas por el grado de severidad. Su objetivo es aliviar los síntomas, retrasar la progresión de la enfermedad y evitar la aparición de complicaciones.

Ante el diagnóstico de HBP cabe la vigilancia de la evolución de la enfermedad sin más ('actitud expectante', en jerga médica), la intervención quirúrgica, la terapia con medicamentos (α- bloqueantes, inhibidores de la 5α-reductasa y fitoterapia -plantas medicinales-).

También hay procedimientos mínimamente invasivos, como el láser (holmium, láser verde...), ultrasonidos de alta intensidad (HIFU), ablación transuretral con aguja (TUNA) y termoterapia por microondas (TUMT).

La 'actitud expectante' se recomienda en casos muy leves, aunque más de un tercio de esa población de pacientes acaba necesitando tratamiento farmacológico o quirúrgico en un plazo de cinco años. La cirugía es la opción de tratamiento cuando los síntomas son severos o bien la enfermedad presenta complicaciones (retención aguda de orina, insuficiencia renal o repetidas infecciones del tracto urinario, entre otras).

Se cuentan entre las ventajas de la intervención la mejora significativa de los síntomas y la disminución del tamaño de la próstata. Entre los inconvenientes: el riesgo de complicaciones, la necesidad de anestesia y de ingreso hospitalario.

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