El odio es irracional, la violencia no

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El odio es un sentimiento biológico complejo, cosa que también sucede con el amor. Un equipo de investigadores del Laboratorio de Neurobiología del Colegio Universitario de Londres acaba de mostrar que ambas pasiones comparten dos estructuras cerebrales determinadas. No obstante, el modo de procesar el odio en el cerebro y el de comportarse de forma violenta no son iguales. En el segundo hay racionalidad.

Los investigadores observaron mediante resonancia magnética el cerebro de 17 voluntarios (10 hombres y siete mujeres) mientras veían fotos de caras de personas por las que sentían una seria animadversión alternadas con otros rostros neutrales, que no despertaban en ellos ningún tipo de sentimiento.

De esta forma vieron las áreas neuronales que se activan al odiar. Sus resultados muestran que la red que se pone en marcha con esta pasión irracional implica a dos regiones que juegan un papel importante a la hora de generar un comportamiento agresivo y en trasladar posteriormente esta conducta a la práctica.

Según Semir Zeki, neurobiólogo del UCL y director de la investigación junto a John Paul Romaya, algunas regiones del córtex que se desactivan con el amor y que hacen que nuestras acciones sean irracionales, se muestran hiperactividad con el odio, “posiblemente el cerebro utilice esto para calcular mejor las acciones cuyo objetivo es hacer daño a la persona que odiamos”.

El trabajo descubre que el odio tampoco comparte un patrón cerebral con otros sentimientos con los que podría tener algo que ver, como la ira, el enfado o el miedo. La amígdala, el cingulado anterior, el hipocampo, las regiones medio temporales y la corteza orbifrontal no tienen ninguna función para odiar pero sí son importantes para los otros sentimientos.

Para Zeki, además de ayudar a comprender mejor el funcionamiento del cerebro humano, “el descubrimiento puede tener implicaciones en otros ámbitos, como por ejemplo en los juicios a criminales”.

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