¿El Santo Grial estuvo en Nájera?
Valencia, tiene el privilegio de exponer y venerar en un altar de su catedral una de las reliquias más representativas de la cristiandad: El Santo Grial. Se trata del motivo más representativo de la institución de la Eucarística, cuya fama está vinculada a las órdenes militares que la tomaron como enseña. Existen numerosas versiones sobre los lugares donde el cáliz ha estado y una de ellas la sitúa incluso en Nájera, de la mano del apóstol Santiago.
La versión más acertada, según una publicación de la Biblioteca Gonzalo de Berceo, es que San Pedro, como patriarca de los apóstoles, lo guardó llevándolo de Palestina rumbo a Antioquia, con el empeño de cumplir la voluntad del maestro de evangelizar el mundo. A buen recaudo en su hatillo o equipaje, el apóstol llegó a Roma con el tesoro del Santo Grial. Elevado a la dignidad de 'Papa de la Iglesia', lo usó en sus primeras celebraciones de la Eucaristía.
Su sucesor y segundo papa, San Calixto, heredó la reliquia y en un rasgo de honestidad, pensó que el cáliz pertenecía a quienes tuvieron el privilegio de compartir la cena con Jesucristo, y así tuvo noticias de que Santiago andaba cerca evangelizando el Norte de España, en las tierras montañosas del Alto Ebro Sirviéndose de un especial mensajero, el Pontífice se lo envió como propiedad.
El apóstol Santiago recibiría la reliquia con gran emoción y consciente de su valor espiritual, la escondió en una cueva cercana a los parajes del Ebro, para luego remontar éste y llegar a las tierras aragonesas. Aquel lugar y bendito escondite no fue otro que una gruta o cueva cercana al río Najerilla, donde el cáliz permaneció varios siglos oculto y olvidado. La providencia lo hizo retomar para el culto de los cristianos de aquellos parajes, acorralados por la invasión de las huestes del Islam.
Corría el año 1042 y un piadoso rey señoreaba aquellas tierras del río Najerilla, donde se alzaban palacios de su corte y eran recorridas con fervor por peregrinos a Santiago. Un día del otoño de aquel año, el dicho rey llamado 'García el de Nájera', salió de cacería por las orillas del río, montando su caballo llamado 'Orbegozo' y portando en su antebrazo a su halcón preferido.
De pronto el vuelo de una perdiz surgió en el espadañal de la ribera del río, y el rey dio suelta a su halcón para darle caza. Las aves enemigas pasaron a la otra orilla de la corriente y se ocultaron en una procelosa gruta que allí existía. El cazador las persiguió cruzando el río y, desmontando de su cabalgadura, se adentró en la cueva despejando con su espada la maraña de juncales y mimbreras que la tapaban.
Aquella gruta era la misma en la que el apóstol Santiago había escondido el 'Santo Grial', exponiéndolo sobre una roca a modo de tosco altar. La insólita estampa que contempló el rey al ver las aves enemigas en pacifica aptitud le hizo pensar que aquel hallazgo era un mensaje divino, pues franqueaban las aves una jarra o vaso perdiendo el halcón su saña y la perdiz el pavoroso miedo de ser presa de sus garras. Tomó como escena sobrenatural aquella visión recreándose en la especial belleza y fulgor de aquel cáliz u odre.
¿Era el 'Santo Grial' guardado allí por el apóstol Santiago?. Curiosamente esa cueva aún existe y está en pleno camino de las peregrinaciones a Compostela.
Aquel rey medieval, 'Don García el de Nájera' (1035-1054), pensó de inmediato que era el elegido para restaurar la veneración de la cristiandad del recipiente sagrado. Se hincó de rodillas y oró toda la noche en aquel rupestre e insospechado santuario. Este acontecimiento recogido por la 'Crónica Najerense' en el siglo XII, siendo este texto actualmente de primera categoría para el estudio de las ciencias históricas.
Dio el rey la noticia a los magnates, prelados y fuertes hombres de su reino y ordenó que en aquel mismo lugar se levantara un templo bajo la advocación de la Virgen Madre de Jesús, fundando en honor del hallazgo del cáliz o la terraza la primera orden de caballería, dándole ese nombre e invitando a la ceremonia de inauguración del templo a los más altos dignatarios de aquella 'España del siglo XI', como Fernando I de Castilla, y Ramiro I de Aragón.
Aquella efemérides fue el 12 de diciembre del año 1052 y está verificado por un célebre documento que los historiadores decimonónicos atribuyen a nuestro Rey García el de Nájera.
Poco después, tras la muerte del Rey Don García en Atapuerca, Nájera perdió su fulgor y poder. Es el tiempo en que se funda la catedral de Jaca y Ramiro I pensó en el lugar como más propio para llevar el 'Símbolo', ya que lo heredó como primer caballero tras la muerte del rey najerense. Así pasó al reino de Aragón el 'Grial'.
Fotografía: Tabla del retablo barroco de la iglesia de Rodezno (La Rioja- España). La Última Cena.
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